Ser feliz, ¿lo has intentado ya?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/05/2010 12:38:58
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Si nos ponemos a pensar en la felicidad “macro”, de esa en que el mundo es totalmente carente de solidaridad, amor, compasión, no es preciso ser ningún experto en el tema, solo hay que procurar leer los periódicos, mirar los noticieros de la TV, ya que todo está allí, estampado en fotos que ponen miedo, en letras mayúsculas toda la infelicidad de este viejo mundo.
Es un hecho que, desde los tiempos primitivos, los pueblos luchan por su supervivencia y en contra de la sobrepujanza de los poderosos. Fue así en la mayoría de los imperios, “el pueblo siempre ha sido el pueblo” y así es tratado como tal por el poder que ora se disfraza de lobo, ora de cordero, pero sin nunca perder el vicio.
Muy bien. Dicho esto, pienso que puede ser bastante difícil para nosotros los mortales intentar cambiar la infelicidad del mundo, cuando se trata del “macro”, cuando se trata de culturas fundamentalistas, chiitas radicales y por qué no decirlo, a veces incluso idiotas, con todo respeto a todas ellas.
El punto una vez más es: ¿qué hacemos con nuestra vida? Con nuestro día-a-día, con las fotos que sacamos a nuestra vida y almacenamos en el HD de nuestro computador, con los titulares con que procuramos poner de manifiesto los valores que tenemos en nuestro pequeño mundo en relación al “macro”.
El mundo de nuestro trabajo, de nuestra familia, de nuestros amigos, de las personas con quienes interactuamos en todo momento, sea en la calle, en nuestro tránsito loco, en el restaurante donde almorzamos todos los días, muchas veces apresurados, preocupados con informes por hacer, propuestas por cerrar y reuniones que organizar.
Qué hacemos con nuestra felicidad que tanto buscamos, si corremos tras el viento y no percibimos que estamos dejando de lado el foco de aquello que más queremos, que es ser feliz. Todo lo hacemos automáticamente, conducimos automáticamente, pensamos automáticamente, procedemos automáticamente, hasta el punto de no valorar al otro.
Cierta vez concerté una cita con una persona bastante cercana a mí y ella me dijo:
- Podemos hablar tan solo media hora, ¿vale? Desde las 10 hasta las 10 y media, pues no tengo más tiempo. En aquel momento me estaba diciendo en las entrelíneas que me atendería simplemente por hacerme un favor. Imaginé: si soy cercano a esta persona y me trata así, imagínate si no lo fuese.
¿Os dais cuenta de que nos hemos vuelto superficiales en nuestras relaciones, ya sea en el trabajo, en nuestras reuniones sociales e incluso en casa con nuestros hijos? No tenemos tiempo para las personas cercanas a nosotros.
La cultura de masas no nos deja tiempo, nuestras conversaciones ya no tienen consistencia, discutimos programas de televisión absurdos, defendemos tesis en el fútbol, la última portada de la revista masculina… somos incluso jueces. Es todo tan superficial que nos hemos olvidado de hablar de la vida, de los sentimientos, de actitudes orientadas a la felicidad. Nuestras vidas giran en torno a la moda, en torno al viaje del momento (al fin y al cabo todos se encaminan hacia ese lugar) está muy barato hacer un crucero que pagamos para sentirnos mal en alta mar, a fin de cuentas dicen que es chic y podremos contarlo en el círculo social y artificial; en el Buffet de moda donde celebramos el cumpleaños de nuestro hijo.
En las veladas, las casas nocturnas repletas de personas iguales, rostros y cuerpos deformados artificialmente como si fuesen flores artificiales en jarrones de plástico.
Sí, algunas mujeres están pareciéndose a flores artificiales en un jarrón de plástico, en la tentativa de ser felices, en la tentativa inútil de la búsqueda de la felicidad.
La felicidad está en lo sencillo, está en la conversación en torno a la mesa con los amigos, sin hacer la comparación de lo que uno tiene y el otro no, los amigos se felicitan, se alegran con la prosperidad del otro. En la verdadera amistad, no hay sitio para la envidia, todo debería ser muy sencillo, en cambio las amistades son cultivadas según lo que el otro puede ofrecernos.
Lo sencillo es chic, lo sencillo es la felicidad. Lo chic no es hacer ostentación de una casa bonita y bien amueblada pero vacía de vida, sin la compañía de los reales amigos que vengan a desarreglarla; tampoco creer que se es feliz atiborrado de comida en un sofá de marca exclusiva.
En cuanto a tu hijo ¿has intentado llevarlo a un parque al aire libre en vez de andar a codazos en un centro comercial? ¿Le has mostrado una tortuga, un conejo o incluso una gallina, o le has dado el último videojuego de moda? ¿Las zapatillas deportivas iguales a las de su amiguito del cole? De esta manera estás criando a tu verdugo.
No somos felices simplemente porque no lo hemos intentado, vivimos presos a aquello que consideramos lo acertado, a lo que todos hacen, porque nuestros valores son superficiales, porque pensamos y actuamos conforme a esa cultura masificada de las pantallas en cada una de las casas, de los videojuegos, por la manera superficial que tenemos de tratar a cuantos conviven con nosotros.
Mientras este pequeño mundo nuestro que nos rodea no tenga nuestra conciencia de cambio, no podremos jamás quejarnos y decir que el mundo está hecho un asco y que es complicado vivir. Este mundo que está ahí lo hacen las personas tan egoístas como nosotros. Este mundo que está ahí, yo diría que es simplemente nuestro espejo.
Piensa en ello.
