¿Sería ese el Libre Albedrío?
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 14/05/2008 14:54:02
Traducción de Teresa - [email protected]
Este tema ya ha sido comentado por mí varias veces, pues el Libre Albedrío es siempre mencionado cuando se trata de astrología. Las personas se preguntan si el mapa determina nuestro destino y yo suelo contestar con una frase conocida: los astros inclinan, pero no obligan. Sin embargo, hace alguna semanas una internauta me pidió que comentase esta frase de la Biblia: Mateo 16:18-19. “Lo que atéis en la tierra ha quedado atado en el cielo; y lo que desatéis en la tierra ha quedado desatado en el cielo.”
Lo primero que me vino a la mente ha sido lo que el cura me dijo en el altar de la Iglesia Católica donde me casé: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.” ¿No habría, pues, una contradicción? Mateo afirma que podemos atar y desatar lo que queramos y que esto sucederá simultáneamente también en el cielo. Según las enseñanzas de la Ley Hermética “Lo que está arriba es como lo que está abajo”, (Segunda Ley Hermética) cualquier cosa hecha aquí ‘abajo’, correspondería a algo hecho ‘allá arriba’, por tanto... entendiendo ‘abajo’ y ‘arriba’ como dimensiones, desde la más densa hasta la más sutil, comprenderemos mejor lo que la frase hermética quiere decir. Continuando entonces mi reflexión, volvió a mi mente aquello que yo había escrito y publicado en 2005 en el artículo “¿Existe ese tal Libre Albedrío?”
Allí he escrito: ... “Así, acontecimientos importantes como el matrimonio, la muerte del padre, de la madre, el nacimiento de hijos, cambios de residencia o de país, graduación, obtención de honores, y también nuestras enfermedades y nuestra propia muerte, como tantos otros acontecimientos, están marcados en nuestro Mapa como si fuesen aquellas pequeñas marcas de los minutos que contornean el mostrador de un reloj.”
Percibí entonces que el discípulo Mateo dijo ‘ha quedado’ y no ‘quedará’, lo cual significa que el acontecimiento se prepara primero en el cielo y después sucede en la tierra. La astrología estará acertada al interpretar la lectura del cielo para comprender los acontecimientos en la tierra. Entonces, (y yo pensé primeramente en los acontecimientos matrimonio/separación) llegué a la conclusión de que también el matrimonio y la separación serían acontecimientos marcados de antemano. El alejarse un hijo de la propia madre, la muerte de un ser querido, son también ‘desataduras’ ¿no es cierto? Por tanto, cuando un astrólogo analiza el mapa de una persona, puede prever algunos acontecimientos de su vida: éstos, los acontecimientos más importantes, están allí, señalados, marcados como en una fotografía, que nos indica que primeramente las cosas ocurren en el cielo y después en la tierra ¡Y NO AL REVÉS! ¿No tendríamos entonces opción alguna? ¿Una separación (y por separación entiendo también la muerte o alejamiento definitivo por “n” motivos) sería siempre inevitable? ¿Podríamos cambiar un acontecimiento, convertirlo en menos nocivo, menos doloroso o dramático? Sí, a mi entender podemos, pero solamente si estamos dispuestos a aprender la lección que el cielo ha determinado para nuestro aprendizaje en aquel momento. A mi entender (y no soy teóloga) Mateo con esa frase está simplemente refiriéndose a la sincronía, que está también explicada en otra Ley Hermética (la sexta Ley). No sé si Irene, mi lectora internauta, estaba pensando en matrimonio y divorcio cuando citó a Mateo, pero en este caso considero que tenemos el libre albedrío para decidir si mantener un matrimonio infeliz o separarnos de aquel a quien hemos dicho SÍ ante un altar de Dios. Dios, que es Padre, no ha de querer nuestra infelicidad, por tanto tenemos, SÍ, el libre albedrío de cortarlo, y el cielo hará lo mismo arriba, ¡y no serán las imposiciones religiosas lo que vayan a cambiar esto! ¿Cuántas mujeres permanecen sujetas a un matrimonio infeliz solamente porque la religión que practican o la sociedad en que están insertas las condenarían en caso de separación?
Querida Irene y queridos internautas, nuestros actos, aquí abajo, tienen correspondencia allá arriba, y si decidimos desatar algo, el cielo hará lo mismo. Bastará, no obstante, recordar que todo tiene un precio y que habremos de cargar con las consecuencias de nuestra decisión. La Ley de la Correspondencia es inevitable. ¡Debemos siempre y en cada decisión, recordar que algo se nos está enseñando en ese momento y que nuestro espíritu está aquí, encarnado, para aprender! Lo primordial será siempre el aprendizaje espiritual.
Espero vuestros comentarios sobre el artículo: ¡escribidme!
Una buena semana a todos,
São Paulo, 29 de abril de 2008
