¿Siempre quieres lo que no puedes tener?
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 04/07/2013 11:08:52
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Conoces a alguno que sólo le interesa lo que no está disponible? Y tú ¿eres el tipo que cuando el otro corresponde a tus acometidas, tienes la sensación de que pierde la gracia y ya no lo quieres? Es triste, pero hay muchas personas que se alimentan de dificultades y obstáculos.
Llegan al extremo, algunas de ellas – claro que sin darse cuenta – de sentirse atraídas solamente por relaciones prohibidas o extremadamente complicadas, que por lo regular envuelven a una tercera persona – el famoso triángulo amoroso.
Lo interesante es que la tercera persona parece funcionar como un motivador, alguien que despierta la competitividad y refuerza la creencia de que el amor tiene que ver con riñas, disputas, conflictos, sufrimiento y dolor. Como si los sentimientos de paz, tranquilidad, confianza y respeto fuesen demasiado tibios para sostener una relación intensa y profunda.
Sí, es cierto que las películas, las novelas y los romances más atrayentes son los que se sostienen en conflictos y dificultades, pero esta narrativa no tiene por qué ser la tuya, ese enredo no tiene por qué ser tu única realidad. Puede servir para alimentar fantasías y para enseñarnos a domar nuestros bichos. Pero no puede servir para convencernos de que así es como tiene que ser el amor. ¡No es así!
El caso es que ese tipo de relaciones sobrevive de una dinámica altamente peligrosa. Se trata de una grande e invisible trampa que la persona se tiende a sí misma. Y cuando se da cuenta, allá está, dentro del hoyo nuevamente. Decepcionada, frustrada ¡y abandonada una vez más!
Y si al menos aprendiese con eso, tomando a partir de entonces decisiones más coherentes, teniendo comportamientos menos compulsivos y comprendiendo el amor como fuente de placer y construcción, aprendizaje y evolución, ¡vale! ¡Pero no! Por lo regular, las personas así están enviciadas en la adrenalina resultante de esta forma distorsionada y equivocada de amar.
Como el perro que persigue su cola enloquecidamente, sin nunca alcanzarla, tales personas viven desesperadamente en busca de un amor que nunca lograrán vivir, a menos que adquieran conciencia de ese funcionamiento interno y hagan un trabajo de autoconocimiento para, al fin, abrir espacio para un encuentro entre dos que realmente lo desean, un amor de intercambio y creatividad.
Por tanto, si sueles enamorarte de personas casadas o, por el contrario, que no quieren comprometerse en modo alguno, ¡estate atento! Y si esa imposibilidad te hace sentirte todavía más enamorado y dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguir lo que deseas, entonces el cepo, muy probablemente, ya está armado - ¡y por ti mismo!
El ejercicio de la conquista es una delicia y vale la pena practicarlo – no sólo al comienzo de la relación, sino todo el tiempo. A fin de cuentas, quien ama cuida y no hay juego ganado. Dice el sabio refrán que quien no da asistencia, pierde ante el competidor. Pero que este ejercicio sea pautado por el amor propio y por la certidumbre de que el resultado del juego tiene que ser bastante más placentero que doloroso. Bastante más de ganancias y medallas que de pérdidas y migajas.