¡Sin diversión, no hay corazón que resista!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 30/09/2013 14:02:38
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Hay gente que está muy orgullosa de ser muy seria, honrada, comprometida y dispuesta a hacer lo correcto! ¡Es cierto que eso está muy bien! Relacionarse con personas así ciertamente es una tranquilidad. No queda flotando en el aire aquella inseguridad y la sensación de que, en cualquier momento, la inestabilidad se revelará y podría irte mal… ¡de nuevo!
Sin embargo – y muy sin embargo, de veras – hay una enorme diferencia entre ser una persona equilibrada y ser una persona tensa, inflexible, llena de reglas y pronta a criticar lo que no se encaja en su supuesta perfección. Las personas así tienden a ser, incluso, pesimistas. ¡Tienen la extraña manía de desconfiar de todo y de todos y de creer que si algo puede ir mal, irá mal! Seguramente son las tales creadoras de la Ley de Murphy.
Amor se combina mejor con alegría. Afecto se combina mejor con levedad. Sexo se combina mejor con placer y deseo. Encuentro amoroso se combina mejor con diversión. Todo esto tiene que ver con felicidad y no necesariamente con disputa de poder, desconfianza, inseguridad, mentiras, ofensas, discusiones interminables y repetitivas. Pocas situaciones son más fatigosas que convivir con alguien que está, la mayor parte del tiempo, con cara de disgusto, mal humor y enfado.
Pero ¿quieres saberlo? ¡Ese lado enojado no tan agradable de las relaciones, también forma parte!
¡Considerando que estamos todos en proceso, los desencuentros incluidos en los encuentros son fundamentales! Tienen su importancia en el proceso de maduración, autoconocimiento y conquista de intimidad y amor. No nos dejemos engañar, desavisadamente, creyendo que el amor nos convierte en perfectos. ¡No es cierto! Todo lo contrario – nos coloca frente a nuestra más cruda imperfección. ¡Y qué bueno que sea así!
Entonces, ¿qué hacer? ¡Primero, intenta percibir qué es lo que te desestabiliza! Descubre cómo es que tú funcionas y crea alternativas. Aprende a lidiar con tus limitaciones creando opciones, caminos, formas más eficientes de convertir la crisis en oportunidades de ser un poquitín más leve y más alineado con lo que tú realmente quieres – y que supongo es ‘ser feliz’.
¿Cómo? Sólo hay un modo, amigo mío: ¡diviértete tanto como te sea posible! ¡Ríete de ti mismo, de tu impaciencia y de tu muermo! Relájate y di a ti mismo algo así como ‘¡Tío, no puedo creer que estás despotricando de nuevo! ¡Vamos a arreglar eso, y ahora mismo!’ ¡Observa tu ira y tu mal humor y dile un ‘largo de aquí’ a esa trampa!
¡Enfócate en lo que tenga de bueno! Enfócate en la solución. Enfócate en tu objetivo de vida.
¡Porque eso es algo ciertamente mucho más interesante que desperdiciar día tras día tu brillante historia metido en la ilusión de que es posible llegar a la perfección! ¡No lo es! ¡Puedes apostar a que no lo es! Porque, a fin de cuentas, no hay corazón que soporte, literalmente, una vida sin risas, sin emoción. Una relación donde los detalles fantásticos y mágicos de un encuentro de amor no hallen espacio para iluminar el alma.
Y siendo así, ¡todo está bien! Porque afortunadamente aún nos queda ‘la belleza de ser un eterno aprendiz’, como tan maravillosamente cantó Gonzaguinha! ¡Que nos llamen cursis! Pero que jamás - ¡jamás! – nos conformemos con la creencia de que la vida es dura, triste y difícil. ‘Vivir y no sentir la vergüenza de ser feliz… ¡Cantar y cantar y cantar…!’