¡Somos lo que sintonizamos!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 15/03/2009 09:10:07
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Cuidado con lo que piensas o hablas! Mucho más de lo que podamos imaginar, las energías del pensamiento humano influyen en nuestra vida, en la vida de muchos semejantes y en el ambiente en que vivimos. Somos verdaderas antenas de captación y de transmisión de energías por el espacio que nos rodea, y el nivel de vibración de esta energía está en razón directa de los niveles de nuestra calidad de vida y de las relaciones interfamiliares y personales.
Con el avance científico y tecnológico, cada vez más se estudia, diagnostica y teoriza sobre energías en el complejo humano, cómo emite energías el pensamiento, cómo se sintoniza y se absorben energías del ambiente, etc.
Carlos Augusto Parchen, en su artículo “Pensamiento, sintonía y energías”, nos aclara que “el ser humano absorbe energías de las más diversas, de forma automática, y las metaboliza en su estructura energética, que el Espiritismo denomina periespíritu. Esa absorción y metabolismo ocurre de manera automática, o sea, es un proceso inconsciente o transparente que sucede independientemente de la percepción o decisión involuntaria de la persona”.
Según el autor, “por ser un proceso automático, la absorción de esas energías está ajustada naturalmente al patrón energético y vibratorio específico del individuo”,es decir, al nivel vibratorio correspondiente a su estado mental y espiritual del momento.
Y sigue: “Evidentemente, un estado de desequilibrio en nuestro campo mental y espiritual, promueve inmediatamente un reajuste en nuestro sistema energético, lo cual nos lleva también a la sintonía con determinada energía. Si estamos equilibrados, armonizados, vibrando en el bien, nuestro “filtro” promueve la absorción de las buenas energías correspondientes a nuestro nivel vibratorio. Cuando estamos desequilibrados, desarmonizados, no vigilantes de nuestros pensamientos, la situación se invierte en relación a nuestro nivel vibratorio, que se ajusta a las energías “ruines”, promoviendo la asimilación de energías desequilibradas. Por eso, para nuestro bienestar, es necesaria la vigilancia constante sobre nuestra sintonía mental/espiritual en el sentido de no dejarnos llevar por los pensamientos inadecuados, por las vibraciones negativas, por los sentimientos indignos, por las emociones descontroladas, lo cual puede, reforzando nuestro desequilibrio, colocarnos en contacto con seres desequilibrados, causándonos enfermedades y desequilibrios físicos, psíquicos y espirituales”.
Completando su análisis sobre la importancia de la auto-vigilancia como factor esencial para que la sintonía se mantenga elevada, Carlos Parchen finaliza: “La vigilancia para que nuestro pensamiento, nuestra sintonía permanezca siempre elevada, vuelta hacia la práctica del bien, del amor y de la caridad, permite que, constantemente, estemos sintonizados y absorbiendo las energías equilibradas, lo cual refuerza nuestro equilibrio y bienestar físico, psíquico y espiritual, aportando la sensación agradable de estar en sintonía con energías elevadas. Ese es el retorno, la recompensa inmediata para quien practica el amor y la caridad. Aporta el placer de practicar el bien”.
Acerca del aura humana, el norteamericano James Van Praagh en su libro “El despertar de la Intuición”, aborda el tema con la experiencia de quien es médium: “Aunque sea casi imposible pasar por la vida evitando las energías y los pensamientos de otras personas, puedes fortalecer tu campo energético para que nada penetre en tu espacio. Para mantener un aura equilibrada y saludable, es preciso nutrirse de sentimientos de amor, bondad y especialmente perdón. Cuando tu aura es saludable y vibrante, tú también tendrás buena salud, relaciones agradables, equilibrio emocional y capacidad para protegerte de las influencias negativas”.
Y, terminando, Van Praagh nos enseña cómo reforzar nuestra aura y ayudar a otras personas: “La mejor manera de fortalecer tu aura es en primer lugar y fundamentalmente, aceptándote como un ser espiritual. Diariamente haz oraciones, medita, multiplica pensamientos y gestos de amor, generosidad, gratitud y respeto por ti, por el universo y por todos los seres vivos. Esto no solo aumentará ese campo de energía electromagnética en torno a ti, sino que se expandirá y ayudará a otras personas a elevarse”.
Buda dividió en ocho ramas el camino hacia la iluminación. En la séptima rama encontramos el “pensamiento correcto”, que surge cuando desarrollamos las cualidades del desapego, de la compasión y de la no violencia. Para el Budismo, elevar la vibración es recorrer el camino de en medio. Evitar los extremos en la vida, el placer desmedido o el sufrimiento inútil. Compasión irrestricta es la meta del budista, no solamente para con los seres humanos, sino para con todos los seres vivos.
Finalizando, observamos en todos los abordajes anteriores, independientemente del enfoque religioso, que nuestro bienestar depende de nosotros mismos. El pensamiento creador, positivo y sobre el bien, el enfoque hacia el amor y la caridad es el camino de la absorción de las buenas energías. Y la energía que nos envolverá depende, en cada instante, de nuestra actitud mental y de la aplicación práctica de las virtudes en nuestra vida, allá donde nos encontremos.
“¡Que salgan de nuestras bocas las buenas palabras y de nuestros corazones las buenas actitudes!”
*Carlos Parchen
“Cuando tu aura es un rayo de luz, se convierte en un campo de fuerza, con la capacidad de transformar la energía de cualquier persona con la cual entres en contacto y, por consiguiente, ¡transformar el mundo!”
*James Van Praagh