Soy Gota en un Río
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 23/03/2011 14:26:50
por Maria Cristina Tanajura - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Como pequeñas gotas de agua, formamos parte de un río que fluye continuamente… a cada fracción de segundo se transforma, siempre diferente, unidas a las otras gotas semejantes a nosotros, con esencias iguales, pero diversas si se analizan con atención. Somos parte de un Todo y en nosotros tenemos este Todo.
Siendo conscientes de esta pertenencia a algo mucho más grande, si nos entregamos al fluir de este gran río, sin temores, si no luchamos contra la corriente, sino que nos dejamos llevar confiados, seguimos adelante sin tantos problemas.
Tenemos que salvar obstáculos que surgen a todo instante, piedras, recodos de la orilla, troncos que flotan, pero no estamos solos, si nos entregamos al flujo poderoso de la Vida que nos va conduciendo… ¿A dónde? Hacia el Gran Mar, que es donde desembocan las aguas de todos los ríos de este planeta, no importando el tamaño de cada uno de ellos.
Mucho aprendemos en este fluir, principalmente ejercitando la paciencia y la aceptación. Siendo pequeñísimas gotitas de agua, no podemos comprenderlo todo, ¡y casi nada podemos controlar! Vamos siendo llevados por la Vida, que sincrónicamente y con mucha armonía, nos conduce, siempre hacia delante, y nunca solos. Somos importantes porque formamos parte de las aguas caudalosas de este río, que cuando para de fluir, enferma… Es preciso que ande hacia delante. Siempre… ¿Cuándo llegaremos al Mar? No lo sabemos, pero esto poco importa – es preciso cooperar con el flujo e ir con él, de la forma más confiada posible.
Una gotita sola muy poco representa, pero cuando se une a las demás, produce movimiento, crece, sigue adelante.
Esta imagen fuerte que me ha venido me da la idea de la importancia de entregarnos a la Vida, a Dios, o al Amor (pongámosle el nombre que más nos llegue al corazón), pues hay un camino muy sabio, muy bonito incluso cuando nos hace tropezar o retroceder para avanzar, que Alguien ha trazado para nosotros y que, si en Él confiamos, llegaremos a un lugar muy dulce y al mismo tiempo muy poderoso, pleno de paz, que está en cada uno de nosotros, donde estaremos felices, en un silencio sin palabras, pero lleno de significado.
A menudo, cuando tenemos la ilusión de pretender controlar nuestra vida, nos salimos del curso de este río y – solos – intentamos ir contra la corriente de la Vida. Y nos hacemos mucho daño, retrasando además nuestra llegada.
Tener fe en Dios es tener fe en la Vida, en su fluir, pues Dios está en todo y en todos, y nos habla a todo instante. De las más variadas formas, discretamente o a gritos, en todos los lugares donde podamos estar. Somos gotas de un río que necesita de cada una para ser lo que es. Es preciso darnos las manos, unirnos, buscar y reconducir las gotas que insisten en no colocarse en este lugar de amparo, de amor compartido, que es la vida cuando nos reconocemos Amor y percibimos lo mismo en el otro, lo conozcamos o no.
Si como gotas quedamos aisladas del río, llegaremos a aniquilarnos, pues los rayos solares nos secarán muy rápidamente. Tan solo unidos a los otros hermanos venceremos y tendremos la confianza de salvar cualquier dificultad que surja en nuestro camino. ¡Hay un dicho popular – y cuán sabios son – que dice que la unión hace la fuerza!
El momento es de unión. De contemplar amorosamente a quienes nos observan o caminan a nuestro lado, en el autobús, en la calle, en el avión, donde fuese. ¡Demostremos a los que nos encuentran – nunca por casualidad – que los reconocemos como gotas del mismo río del cual formamos parte! Ellos nos comprenderán, aunque no lo verbalicen. Y nuestro ejemplo les proporcionará una guía para que hagan lo mismo, pues amabilidad genera amabilidad… ya nos lo decía un poeta de calle, que nada material poseía.
La sensación de formar parte de un río me da serenidad y me hace fuerte para continuar.
También me enseña que nunca hay un momento igual a otro, pues las aguas no cesan de correr, de fluir… El tiempo está pasando muy aprisa, démonos las manos y vayamos confiados al encuentro del Mar, que es Amor y Paz.