Sueños, simbolismos, EMDR y vida práctica
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 28/09/2012 13:14:32
Traducción de Teresa - [email protected]
Hay un enfoque en relación a los sueños sabiamente construido por la vertiente de la psicología. Todos nosotros también tenemos conocimiento de la existencia de una diversidad de situaciones que ocurren en nuestros sueños, inexplicables incluso para el más común de los mortales. Muchos de estos sueños ofrecen contenidos premonitorios o incluso experiencias tan vívidas que el soñador, al despertar, puede pasar cierto tiempo en la duda, si lo soñado de verdad ocurrió, incluso con cierta perplejidad al percibirse todavía acostado – y no en la realidad que experimentaba poquísimos segundos antes – y pasan algunos parcos momentos hasta que la mente vuelve a inserirse en el contexto de los “despiertos”.
Aparte de esto, hay personas que revelan tener plena convicción de que en algún momento de su estado de sueño se vieron saliendo del propio cuerpo mientras dormían. Aún ante estas situaciones, cuentan que vieron su propio cuerpo dormido en la cama, mientras que su conciencia revoloteaba por el lugar (muchos incluso pasan por eso en las experiencias de casi-muerte).
A partir de ahí cuentan que suelen “viajar” por diferentes tipos de aventuras de la conciencia en estado de total lucidez. ¿Será?
Los sueños, por tanto, evidencian uno de los innumerables aspectos creativos del psiquismo humano, hábilmente articulado en sus jornadas de auto-conocimiento y quién sabe, en nombre de sus propósitos evolutivos.
Ocurre, no obstante, que los mensajes surgidos en los sueños no siempre están claros y secuencialmente llegan repletos de simbolismos personales, particulares y también colectivos.
Funcionan como experiencias de vida, aunque en espacios y situaciones diferentes del ambiente habitual.
Según ese presupuesto, todos los tipos de análisis sobre experiencias oníricas son válidos y pueden coexistir cuando la meta es descifrar códigos implicados. Ninguna lectura o interpretación de sueños, por tanto, excluye la validez de otra, y pueden servir para aclarar posibilidades y caminos no siempre explícitos.
A menudo el soñador no comprende el profundo significado de sus sueños, pero muy posiblemente lo presiente. Atender a las sensaciones provenientes de la experiencia onírica es un excelente camino para empezar a tener acceso eficientemente al real significado de las informaciones provenientes del “lado de allá”.
El desarrollo de la atención enfocada en la búsqueda de recuerdos y de una mayor comprensión sobre la realidad de los sueños ayuda en el despertar facilitando salir del sonambulismo crónico en que tantos transitan.
Todos los innumerables escenarios por los cuales pasamos también pueden ser observados como imágenes simbólicas que quieren decir algo. Lo externo es el eterno reflejo de las configuraciones internas de cada cual, un plato lleno para quien quiera pensarse e investigar al respecto.
Como en los sueños, inevitablemente, todos transitamos por escenarios de vida a menudo repetitivos hasta que los mismos alcancen la masa crítica de sí mismos y, en una especie de salto cuántico, o cambian para otro tipo de historia totalmente diferente de la anterior, pudiendo, inclusive, en ciertos casos, culminar con la muerte propiamente dicha, o pasan por la posibilidad de renacer en vida en medio de nuevos escenarios.
Innumerables veces, mientras no se entiende o incluso no se aprende la experiencia emocional implícita en los escenarios, en un bies repetitivo, nuevas historias ocurren, hasta que por fin la persona conquiste un estatus de libertad frente a los esquemas en que estaba inserida.
Según Freud, los sueños son una tentativa del cerebro de reprocesar experiencias emocionales difíciles. Vienen por medio de simbolismos propios y aparecen por cuestiones de represión emocional. Entonces, lo que se ha desarrollado aquí parte de este principio, pero ampliándolo. La naturaleza humana, dentro de esta vertiente, prima por la auto-superación y los sueños son una evidencia de este rumbo. Hoy, la elección puede ser efectivamente consciente y deliberada, pero requiere buscar incesantemente el auto-conocimiento. Para aquellos que tienen interés en comprender y en trascender escenarios, y además tener lucidez, una excelente clave es pasar por el abordaje del EMDR, que repite la fase REM del sueño, en la cual se producen los sueños, pero estando despierto y en medio de un protocolo como principio, medio y final. En el EMDR no existe la posibilidad de repetición de temas como en los sueños y en los escenarios de la vida real porque el cerebro profundo permanece lúcido y enfocado en la conquista consciente de una transformación. Vale la pena comprobarlo.
Siempre estamos recibiendo informaciones, señales. Queda bajo la responsabilidad de cada cual tratar de descifrar y transformarse por medio de esos recados, o simplemente pasar de largo e ignorarlos. Podemos elegir y decidir qué hacemos de nuestra vida. En todas las situaciones. Siempre. La actitud de cambio y de transformación la tomamos nosotros mismos y se hace infinitamente más fácil cuando comprendemos y, principalmente, cuando tomamos conciencia de que somos los únicos responsables y protagonistas de nuestro destino.