Sufrimiento
por Saul Brandalise Jr. em STUM WORLDAtualizado em 17/07/2007 12:39:37
Traducción de Teresa - [email protected]
Nadie, absolutamente nadie, consigue evolucionar sin experimentar el sufrimiento. La diferencia fundamental en todo eso es cómo pasamos por él.
Pero ¿qué significa evolucionar?
Significa ir al encuentro de nuestra LUZ interna. Conocer nuestros límites en esta encarnación y saber efectivamente qué es lo que estamos haciendo en este planeta. No depender de nadie para comenzar a entender la suprema fuerza que existe en nuestro interior. Ser propiamente nosotros, en la intensidad de nuestro ser. Eso es evolucionar.
Algunos consiguen superarse y así adquirir experiencia con el problema que acaban de dominar. Son las personas que meditan, que entienden que la vida es una rueda sin fin y que siempre retornamos al punto que hemos proyectado en nuestra mente. Nada, ni una gota de rocío, sucede por acaso. El Universo es sabio y supremo. Todo, desde el macro al microcosmos está conectado. Somos producto de eso, de esta conexión maravillosa.
Otros que experimentan el sufrimiento, necesitan de la piedad ajena y gustan de sentirse “enfermos” tanto física como mentalmente. Necesitan ser ‘pobrecitos’. Quieren mimos. Así demuestran su poca evolución. E, interesantemente, encontramos personas en esta fase en todos los signos.
Todo tiene una explicación, existe un motivo. Pero ¿cómo observar eso? Primeramente es preciso entender, aceptar y dominar la emoción que acompaña al problema. Nosotros hemos creado el problema. La ley de Causa y Efecto es suprema. Tan fuerte como la Ley de la Gravedad.
Somos emisores de frecuencias múltiples y corresponde a nosotros, solamente a nosotros, la modificación de estas frecuencias.
La peor de ellas es el odio, después le sigue el rencor, y subiendo por la escala llegamos al resentimiento, para después experimentar la fase de sentimientos de conmiseración, pena, amistad, pasión y finalmente el amor.
En realidad podríamos resumir las frecuencias en dos tipos: la ruin y la buena. Pero esto es muy poco para quien necesita experimentar modificaciones en el flujo de conquistas diarias. Es fundamental dejar pequeña a la frecuencia negativa, realmente en pequeñísima escala, para que se pueda experimentar la evolución.
Después necesitamos separar nuestras creencias religiosas y observar nuestro interior, y así comenzar a comprender la poderosa fuerza que somos, que tenemos, y disfrutar de ella. Sólo entonces comprenderemos que quienes determinan el nivel de frecuencia en que habremos de vivir, somos nosotros.
No será Dios, ni el papa, el obispo, el pastor o cualquier líder religioso, quien consiga atenuar nuestros sufrimientos. Quien hará eso es nuestra mente, nuestras actitudes, nosotros por tanto. Si ella, la mente, acepta una verdad, ya está, ésta pasa a formar parte de nuestras creencias.
Somos más fuertes de lo que imaginamos. Somos más potentes de lo que podamos evaluar y nada, absolutamente nada es más fuerte que nuestra mente.
Recientemente me he visto sorprendido al leer el resultado de un estudio… Nuestra mente produce más de 60.000 pensamientos por día. ¡Imaginad si fuesen encaminados a nuestro bien!
No creas tan sólo en aquellos que te quieren atado a sus conceptos. Tú eres mucho más fuerte de lo que imaginas. Medita, piensa, proyecta tus pensamientos a tu favor y sentirás la diferencia.
¿Algo va mal? Bien. Es hora de cambiar. El sufrimiento es tan sólo un aviso de que tú puedes más de lo que imaginas.
Sé que nos veremos.
Beso en el alma