Tenemos un plan que seguir
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 04/03/2012 09:57:08
por Bernardino Nilton Nascimento - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
A lo largo de toda nuestra historia, poco a poco, el mundo se descortina y se inflama a nuestros ojos, hasta quedar claro el objetivo de Dios, que es volver nuestro interior completamente luminoso, sabio y totalmente equilibrado.
Placeres esplendorosos de la materia se renuevan a lo largo de toda la vida, para, al fin, convertirse en una luz incandescente, obsequiando un mundo mejor para todos. La intención del Divino plan de Dios de hacer aquí en la Tierra una escuela modelo, un paraíso, está solo en el comienzo. Aunque muchos no lo perciban, nosotros y todo el universo estamos siendo bañados por luces. Dios está aumentando, cada día más, la intensidad de sus más nobles energías, que habrán de afectar a toda la estructura de la Tierra y de nuestra conciencia. Son energías que afectan a las profundidades de nuestra alma, impulsándonos a seguir el camino de las buenas obras. He aquí el por qué de la importancia de la meditación. En esa hora de concentración y levedad es cuando más se abre el canal de entrada para esas luces lindas y sanadoras. Adquiriendo esas energías, partimos unidos a la realización del Divino Plan de Dios, que se concretará en realizaciones en nuestra nueva morada aquí en la Tierra.
Claro que nadie arregla una casa sin antes quitar los muebles y hacer ruido. Solo así es posible hacer una nueva decoración. El mundo está en esa fase de limpieza. Si la hacemos alegres y cantando, el Divino se contagiará y, juntamente con los más elevados espíritus, nos ayudará a hacer la decoración perfecta para nuestra vida. Hemos de saber que esa limpieza debe procesarse dentro y fuera, espíritu y materia.
Obraremos con extremada ignorancia si nos resistimos a los planes de Dios. Éstos son ineludibles. Al resistirnos, seremos como un mueble fijo en un lugar de la sala, que tendrá que ser desmontado y vuelto a montar en otro lugar, o incluso descartado por falta de espacio, dejando así de formar parte de la composición.
El verdadero plan Divino es el de integrar el ser humano a una idea coherente de nuevo mundo. Todos deberemos contemplar el mundo de una forma más armoniosa, más amorosa, más iluminada y más compasiva. Nuestros esfuerzos contribuirán para que lleguemos al punto de agregar todos los sentimientos a uno único, el mayor de ellos, “El Amor”, que se exteriorizará a través de la mirada, la palabra, la visión y las actitudes. El amor será el medio que convertirá la Tierra en la escuela paraíso.
¿Por qué escuela paraíso? Porque somos seres ilimitados, como todos los demás en sus dimensiones. Estaremos siempre en la posición de aprendices. Incluso aquellas personas que percibimos como superiores, espiritualmente hablando, no han dejado de aprender. Si tenemos siempre los canales abiertos al aprendizaje, lograremos pasar por todas las dimensiones en perfecto estado de deslumbramiento por cada etapa vivida, por cada párrafo escrito en nuestro libro de la vida.
La vida, sobre todo la vida humana, tu vida, nuestra vida, materia y espíritu, no es una anomalía de la existencia, ella es el acabado, la coronación de una propiedad iluminada de toda una sabiduría universal.
Esa vida, como todas las otras vividas, será siempre movimiento en la complejidad interior de cada uno de nosotros. No sabremos perfectamente lo que es la materia si no penetramos en su más alta forma de manifestación. Si deseamos comprender el fenómeno del mundo material en toda su plenitud, debemos expandir nuestra visión a todas las otras dimensiones, a todas las especies de vida fuera de esta materia. Para este fin, las cosas naturales no deben solamente recorrer el camino del análisis, como frecuentemente ocurre, sino además, y con el mismo empeño, el de la síntesis. Éstos no deben únicamente descender a los componentes más elementales, sino elevarse a lo oculto y a las complejas estructuras.
La vida, tomada como un todo, se manifiesta como una corriente, y no puede oponerse al Divino plan. Ella, contrariamente al plan nivelador de la conciencia, es una construcción metódica. Sin embargo, siempre será probable la continuación del plan con la elevación de nuestros más nobles sentimientos.
BNN