Toda la influencia de los pensamientos
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/09/2015 12:19:12
por Bernardino Nilton Nascimento
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Traducción de Teresa - [email protected]
El pensamiento sufre la influencia de todo cuanto lo rodea. El ser humano es, desde el punto de vista espiritual, el reflejo, el espejo y el eco, no sólo de sus pensamientos e imaginaciones, sino que además sufre la influencia de toda la sociedad en que vive.
Sólo una pequeña parte de la humanidad escapa a esa influencia y reacciona, con una iluminada energía, contra la presión que la sociedad establece.
Echando una mirada a nuestros pasados y antepasados, logramos vislumbrar los pocos pasos hacia la evolución humana, y dónde realmente deberíamos estar en esta nueva era. Quiero creer que hoy estaríamos tanto o más adelantados que los propios inventos humanos para nuestro bienestar y placer. Ha faltado descubrir el remedio para la armonía, claro, éste está en cada uno de nosotros, y jamás será inventado, pues Dios ya ha puesto la bondad y el amor en todos nosotros, pero pese a los inventos del hombre, esos sentimientos los ha dejado algo adormecidos.
Vivir de verdad es estar en perfecta armonía, con uno mismo y con el prójimo.
La cruel vida de los refugiados de las guerras, de la miseria, del hambre, de las catástrofes por la rebelión de la naturaleza y la falta de un mundo político más humanitario, viene a poner de manifiesto cuánto aún necesitamos aprender, para vivir en un mundo mejor.
Después de que han muerto cientos, quizá miles de personas y niños, ha sido preciso que apareciese un "Ángel" caído en una playa para despertar no sólo a los políticos, también a gran parte de la humanidad. Cuántos "Ángeles" se han ido al fondo del mar sin despertar los corazones de las personas. Sí, ángeles, niños, jóvenes, adultos y viejos, que se van sin habernos siquiera enterado.
Lleva tu pensamiento, tu imaginación a lo primitivo y observa cuántos actos de brutalidad todavía practicamos diariamente como si fuésemos caníbales. Avanza un poco y mira en la Edad Media cuán pendencieros, crueles, ignorantes todavía somos. Matamos por una moneda de otro, hoy por un dinero cualquiera, por un objeto o incluso por los pensamientos diferenciados.
Volvamos al ADN de nuestras actitudes y acciones de hoy, como decía el legendario Ulises: "Soy una parte de todo cuanto he encontrado en mi camino".
Podemos decir que, desde el punto de vista psíquico, estamos hechos de recuerdos y de retazos de otros seres humanos. Sean del pasado o vivan en torno a nosotros, nuestra inclinación es seguir a la mayoría; obsérvese a los grandes Maestros, prácticamente dieron sus primeros pasos hacia la iluminación ellos solos, en la Antigüedad, en la Edad Media e incluso hoy. Buda, Jesús, Confucio, Gandhi, la Madre Teresa, el Dalai Lama, el Papa Francisco y otros grandes maestros de la espiritualidad que han ayudado al ser humano en sus descubrimientos hacia la evolución, para que juntamente caminase la evolución del alma. No es eso lo que sucedió, una parte ha avanzado, la otra va lentamente.
Todos ellos dejan impresos en nuestra alma rasgos imborrables cuyo origen no siempre es fácil discriminar.
El ser humano es, por decirlo así, un medidor de precisión, un receptor, que todo lo registra y guarda en su subconsciente, como asimismo en su ADN espiritual, con absoluto rigor; todas las mudanzas en la atmósfera física, moral, psicológica o intelectual en que cada cual se agita y desarrolla su actividad. Por ello el ser humano cambia durante toda su vida; cambia porque se perfecciona o se embrutece, y cambia también, accidentalmente, al sabor de las circunstancias de la ocasión.
Una noche de insomnio, a veces, es suficiente para alterar el rumbo de nuestros pensamientos. Una mañana con un lindo sol de primavera, da paso al buen humor, e incluso predominan las ideas alegres. El paisaje, lo mismo que las personas, puede tranquilizar, como puede provocar miedo o euforia en nuestros pensamientos. Cada paisaje, cada ambiente, origina sensaciones diferentes y, por tanto, estados de espíritu igualmente diferentes.
Esos estados de espíritu no siempre son los mismos para idénticas circunstancias, porque cada cual reacciona de modo diferente ante las sugerencias externas, y puede haber variaciones y reacciones diversas en la misma persona si por ventura su disposición para cambiar cada situación adversa fuese de su interés.
Todo influye sobre el pensamiento y la imaginación de cada uno, para hacerlo mudable y voluble; los amigos y hasta los objetos que rodean a las personas en casa y en el trabajo, vienen a mostrar que las cosas externas y expuestas a la vista influyen, en cierto modo en espíritus sensibles.
Hay muchas cosas todavía inexplicables; una persona razonó ayer de una manera sobre determinada cuestión, y hoy la misma persona ya llevó su pensamiento de otro modo, sin que para ello hubiese motivos aparentes.
¿Cuál será la causa de esa repentina versatilidad? Si buscamos la causa de los dos pensamientos diferentes, verificamos que cada uno de ellos fue alimentado, en el subconsciente, por impresiones diversas. El primer día, la fuerza generadora del pensamiento era una, en el segundo día era otra. ¡He aquí el motivo por el cual no siempre la misma persona es igual a sí misma!
Aquellos que se juzgan fuertes e independientes de todo y de todos, incurren en un grave error. Cuando afirman que no se dejan llevar por nada ni por nadie, dicen una rematada necedad que sólo demuestra su ignorancia.
Los seres humanos más sabios e ilustres reconocen, a cada paso, las enormes dificultades de controlar sus pensamientos, pero ese control ha llevado a los más altos grados de la espiritualidad. Nada puede detener el esfuerzo de luchar y dirigir nuestros pensamientos e imaginaciones hacia nuestro propio bien y el bien de la humanidad.
Con esa dirección de los pensamientos podemos llegar cuando menos al equilibrio emocional, y ayudaremos a mejorar el aura de la colectividad, pues son ellos los que abren o cierran el eslabón mágico del mundo de la alta espiritualidad.
BNN
