Tolerancia, el Camino para la Felicidad
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 04/06/2013 10:34:20
por Tania Paupitz - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Tolerar es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, procurando comprender y aceptar, de la mejor manera, las diferencias con relación a la conducta ajena.
Mirando nuestro entorno no es difícil constatar que cada día crece el número de personas intolerantes en el mundo, bien en la familia, en el trabajo, o principalmente, en el tráfico.
Uno de estos días, mirando la televisión, me deparé con un hombre detenido junto a un autobús en medio de un tráfico bastante caótico. De pronto, él salió por la ventanilla de su coche, y rompiendo a puñetazos el cristal del autobús, agredió al conductor de forma violenta, quién sabe por un motivo banal. En otra situación, al cerrarle el paso bruscamente, un conductor persigue a otro y acaban pegándose en medio de la calle.
En una situación como esta se percibe que las gentes, de modo general, están siempre a punto de “estallar” por muy poco, totalmente fuera de su control emocional.
La pregunta es: ¿a dónde vamos a parar con todo esto?
¿Cómo será la generación futura de nuestros niños, cuando presencian semejante barbaridad? Son preguntas sencillas, pero importantes para poder empezar a tomar conciencia de la total intolerancia en que vivimos. Únicamente tomando conciencia, haciendo una revisión general de nuestra vida en relación a nuestras posturas, valores y creencias, podremos dar comienzo a un profundo cambio en nuestro comportamiento.
No podemos modificar al otro, pero podemos modificarnos a nosotros mismos, principalmente con relación a los errores ajenos.
Conocer nuestros límites, dónde empieza el mío y termina el tuyo, se vuelve fundamental para el respeto mutuo. Si nos paramos a observar, cuando estamos desequilibrados, todo parece conspirar para que la situación que se está viviendo aumente de tamaño, o sea, la irritación, la desconfianza, el miedo y la inseguridad tienden a convertirse en nuestros mayores enemigos.
Cuántas veces nos deparamos con personas que reaccionan de forma agresiva ante las adversidades de la vida y después acaban por arrepentirse amargamente de sus actitudes impulsivas.
Antes de poder pensar en agredir a alguien, ya sea física o verbalmente, es importante pararnos a analizar qué pasaría si la situación fuese a la inversa; o sea, ¿y si me ocurriese a mí? O incluso cuál será la consecuencia de mi actitud.
Pensar, antes de cualquier acción impulsiva, siempre ha sido la mejor opción para entrenarse en la tolerancia.
Cuenta una leyenda que un sabio, ante sus discípulos, preguntó:
- ¿Cómo reaccionaríais frente a alguien que os diese un bofetón?
- EL PRIMERO respondió: “Maestro, seguramente yo le pegaría de la misma forma, devolviéndole el bofetón”.
- EL SEGUNDO dijo: “Yo también devolvería el bofetón, reaccionando con más violencia”.
- EL TERCERO continuó: “No reaccionaría frente a la agresión; pero muy ofendido y disgustado le preguntaría los motivos de semejante violencia”.
- EL CUARTO finalmente respondió: “No reaccionaría. Sentiría por él una compasión inmensa, y le preguntaría: ¿qué te ha pasado? ¿Puedo ayudarte de alguna forma?
Ejercitar la tolerancia nos permite ver las situaciones de diferentes maneras, procurando de alguna forma elevar nuestro nivel de conciencia, para que ante las situaciones no nos lancemos de forma impulsiva y descomedida.
Cuánto más consciente es una persona, más posibilidades tendrá de ser tolerante para con sus propios errores y también con los de los demás.