Tratamientos Energéticos y Psicoterapia
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/07/2017 09:48:41
Autor João Carvalho Neto
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Traducción de Teresa
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Vivimos momentos muy importantes en ámbito de la salud mental, caracterizando no sólo una enorme demanda resultante de los trastornos psicológicos que se multiplican y potencian en nuestra sociedad tan conturbada, sino además demostrando una mayor aceptación y familiaridad con los procedimientos psicoterápicos que, hasta entonces, eran mirados con mucho prejuicio, como “cosa de chalados...”.
Por mi parte, creo de veras que el siglo XXI estará marcado por un avance cada vez mayor de ese campo en la salud humana, y hará por el bienestar del hombre como individualidad y de la humanidad, en cuanto colectividad, mucho más que las propias religiones hayan hecho, en el papel que les correspondió como censoras de los instintos más primitivos de la animalidad que todavía arrastramos.
Ya decía el sabio de la antigüedad “Hombre, conócete a ti mismo” como forma de ensanchar su consciencia y habilidad para lidiar con la vida y las relaciones interpersonales, y eso es lo que hacen las diversas líneas terapéuticas del campo mental. Pese a todo, dentro de esa diversidad, es preciso poner de relieve la mayor propiedad de unas sobre las otras, y la necesidad del uso concomitante en innumerables situaciones, y sobre eso escribo este texto.
Pacientes que llegan al consultorio en busca de tratamiento para síntomas o patrones de conducta patológicos suelen estar intentando soluciones inmediatas, por cierto, una tendencia de las ideologías modernas: suprimir el dolor rápidamente para volver a la situación de disfrute. Pero esos estados no han sido instaurados de un día para otro, siendo casi siempre fruto de historias remotas que necesitan una nueva lectura y elaboración de los acontecimientos, para una mejor erradicación. E, incluso así, incluso modificándose la forma en cómo han sido interpretadas las situaciones traumáticas, es corriente que permanezcan síntomas aún cuando la causa que les ha dado origen ya no existe.
¿Por qué sucede esto? Por el hecho de que la mente es el órgano psíquico generador de las interpretaciones traumáticas que han quedado registradas, pero los caminos que esas energías han cursado para manifestarse en lo cotidiano de la vida de cada persona son estructuras energéticas que acaban por quedar viciadas, manteniendo, por la repetición, las mismas líneas de comportamiento. Es como si nuestra mente fuese un depósito de agua que vacía por gruesa y extensa tubería. Cuando el depósito se contamina con suciedades se hace necesario realizar en él la debida higienización local, pero los tubos por donde el agua sucia pasaba también se han contaminado y aunque ya el depósito esté limpio, el agua que por ellos pase también termina por quedar comprometida.
De esa forma, nuestra mente es el órgano perceptor, elaborador y emisor de energías mentales, pero éstas llegan como manifestación para la realidad donde nos inserimos a través de estructuras energéticas diversas que hacen adaptación de las pulsiones psíquicas mentales – multidimensionales – en estímulos físicos neuronales, que marcarán el comportamiento en cuanto acción.
Podemos decir que toda forma de psicoterapia, por muy eficiente que pueda ser, necesita ir acompañada de alguna estrategia terapéutica energética capaz de trabajar las tendencias psíquicas que circularon en la psicoesfera del individuo durante el estado mental patológico.
Por mi parte, dentro del formato en que he construido mi propuesta de trabajo en lo que denomino Psicoanálisis Transpersonal, tengo en la Terapia Floral una fuerte aliada en los procesos de tratamiento de los pacientes, asociando al conjunto terapéutico del trabajo con la palabra, las esencias florales que limpian, corrigen y revitalizan las estructuras energéticas comprometidas. Claro que los florales, pese a la excelencia de los resultados, no son la única forma de abordar la situación. Acupuntura, Homeopatía, Reiki, Fluidoterapia y otros, también son de gran utilidad, correspondiendo siempre al paciente, juntamente con su terapeuta, encontrar la mejor manera de buscar ese apoyo, sin descuidar su importancia y la concomitancia, para evitar que las partes tratadas vuelvan a estar viciadas por las que han permanecido contaminadas. Con esto, en esa correspondencia paralela del soporte que cada una puede ofrecer, obtendremos resultados cada vez más positivos para la salud mental del ser humano.