¿Tú qué quieres, amor o libertad?
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 14/07/2018 10:10:43
Traducción de Teresa
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¿Quieres compartir tu vida con alguien o quieres hacer lo que te dé la gana sin tener que dar satisfacciones?
¿Quieres una relación estable y, por consiguiente, con rutina y convivencia establecidas, o quieres encuentros eventuales, llenos de aventura e incertidumbres?
¿Deseas el típico amor romántico, donde la idea es que ambos se conviertan en uno solo, o prefieres nutrir tu individualidad aunque eso signifique sentirte lado a lado con la soledad en algunos momentos?
¿Qué has estado buscando en tu vida: intimidad con el otro o intimidad contigo mismo?
¿Quieres una espléndida noticia? Nunca, en ningún momento de la historia, esos dos deseos – aparentemente antagónicos e inconciliables – han podido coexistir con tantos incentivos y recursos.
Por más que muchos aún se resistan, el caso es que vivimos una época de profundas transformaciones en la forma de relacionarse, de experimentar un amor y de asumir un matrimonio.
Y tales cambios piden una mirada nueva y una mente bastante más abierta a nuevas posibilidades, nuevas configuraciones, nuevos formatos para el amor.
En la práctica, hemos empezado con lavabos separados. Algunos han adoptado cuartos de baño individuales. Hay quienes apuestan por una cama o un cuarto para cada uno. Y tampoco es tan nueva la opción de casas separadas.
“Enamorido” es una expresión que también revela el ritmo de los cambios, pero éstos son bastante más amplios de lo que hemos estado admitiendo. Aprender a conocerse y a estar solo, con uno mismo, ha venido convirtiéndose en una lección fundamental para quienes desean ser realmente felices.
Desapegar, abrir mano del control, lidiar con sentimientos como los celos y la posesión, entre otras cuestiones que alimentan relaciones simbióticas y empobrecidas por el desgaste de los años, son las más recientes demandas del amor.
Y si eso va a significar monogamia, bigamia, poliamor o cualquier otra modalidad del ejercicio de la sexualidad, va a depender del mucho coraje, coherencia con los propios valores y autenticidad de cada uno.
Porque, a fin de cuentas, más que encajarse en teorías sobre acertado o equivocado, lo que cuenta cada día más es la flexibilidad y la disponibilidad de la pareja para hablar y escuchar lo que es importante y esencial para cada uno.
Siendo así, es posible, sí, amar y ser libres, pero antes es preciso entrenar el arte de elegir, lo cual ciertamente va a exigir de nosotros una postura bastante más legítima y consciente.
