Un caminar más libre
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 28/10/2011 13:16:01
Traducción de Teresa - [email protected]
La vida siempre nos da lecciones preciosas para nuestro crecimiento, pero algunas marcan tanto la diferencia que son como una frontera entre un tiempo y otro.
Una de las lecciones más preciosas que he vivenciado fue darme cuenta de que la opinión del otro sobre mí, o sobre cosas que considero importantes, no son más que un punto de vista, y no tienen el poder de modificar lo que yo realmente soy…
Y es que frecuentemente nos sentimos valorados o desvalorados conforme al parecer de otro, y eso, según el caso, tiene demasiado poder para hundirnos… Como si la opinión del otro fuese una verdad absoluta, y, si fuese una valoración que nos parece negativa, proveniente de alguien a quien consideramos, creemos erróneamente que aquello nos rebaja de alguna forma…
Un día, ante un comentario así, que podría ponerme triste, me vi casi a camino de sentirme depreciada y hundida, hasta que, en un segundo de lucidez, me di cuenta de que aquello no era más que un punto de vista, y no tenía poder para afectarme… a menos que yo diese importancia suficiente a ese punto de vista para sentirme desvalorizada por él.
Fue casi mágico lo que se operó dentro de mí por aquella constatación… No porque alguien diga algo… esto va a cambiar lo que tú realmente eres. No porque a mí me guste el azul y a otro le guste el amarillo, esto va a calificar o descalificar a cualquiera de esos colores; éstos son lo que son, con independencia de lo que a mí me guste…
Y partiendo de ahí, podrás recibir lo que viene del otro con más levedad y aprendizaje, sin, pese a todo, permitir que aquello te saque de tu eje… empiezas a respetar el sagrado punto de vista del otro como un punto de vista más, y empiezas a no tratar de defender tanto tus ideas… porque sabes que es solo tu punto de vista entre tantos otros… Y siendo así incluso pones más atención y extraes mejores enseñanzas, porque pasas a abrirte hacia lo que el otro realmente ha querido decir.
Tenemos la manía de recibir todo de forma muy personal, y vamos a percibir que no es preciso tomarlo todo tan en serio, tan a hierro y fuego.
Leí una vez, en una apostilla sobre el enojo, algo más o menos así: si alguien te dice que tu nariz es grande, y de veras lo es, ¿por qué dejarte afectar por eso? Si no es grande ¿por qué dejarte afectar por eso? Lo que diga el otro, sea verdad o mentira, no va a modificar el tamaño de tu nariz.
En estos tiempos de tantos cambios, cuando tenemos ya tantos problemas, saber lidiar con la acción del otro puede ser muy precioso y evitar muchas contrariedades… Es posible que el otro no tenga intención alguna de molestarte y tú, según tus creencias, recibes aquello de forma negativa… No es lo que el otro hace, sino cómo recibes lo que el otro hace, lo que te pone bien o mal.
Lo que se manifiesta fuera también está dentro… y si el otro dice algo que nos entristece se debe a que, de algún modo, una parte nuestra también tiene aquella opinión o aquella creencia.
Pero no es más que una creencia, y no representa a quien verdaderamente somos… y es una oportunidad para liberar una más de las cosas que aún nos limitan…
Aceptar lo que viene de fuera, sin atribuirle más peso de lo debido, tanto para lo negativo como para lo positivo, puesto que sabemos que hemos atraído aquella situación porque está en sintonía con algo que también está dentro de nosotros, y asimismo la conciencia de que aquello no tiene ningún poder para afectar a nuestra verdadera naturaleza, harán más ligera nuestra vida y más libre nuestro caminar.