Un taller para tu alma
por Wilson Francisco em STUM WORLDAtualizado em 16/03/2008 10:20:20
Traducción de Teresa - [email protected]
por Wilson Francisco - [email protected]
Vacíate por dentro y aprende el valor del silencio. Quien habla mucho, impide al cerebro pensar. Quien trae montañas de ideas, puede transformarse en un archivo inútil. Aprende a oír. Obsérvate, hay un intenso diálogo dentro de ti, que arma contiendas, que pide explicaciones de todo y de todos; investigando lo que está bien y lo que está equivocado; tratando a toda costa de evaluar esto y aquello.
Y ese intenso murmullo te quita la paz interior, necesaria para que tenga lugar el encuentro de tu personalidad con tu alma, para la realización de tu aventura mayor que es vivir con calidad y alegría.
Es interesante; la naturaleza es tan sabia que en el funcionamiento de nuestros órganos encontramos explicaciones de cómo vivir y vivir bien. Observa, por ejemplo, que el intestino delgado hace la interconexión entre el intestino grueso y el hígado. El delgado recibe todo alimento que ingieres y que pasa por el estómago; su función es seleccionar lo que sirve y lo que no sirve. Del bolo alimenticio recibido, extrae lo que puede ser aprovechado y lo manda al hígado, al que compete realizar el proceso químico y enviar a la sangre aquella materia prima. Y lo restante, lo manda el delgado al intestino grueso, que tiene la función de expeler lo que no sirve, por medio de la orina y las heces. Es importante que seas consciente de que tu cuerpo es inteligente y hace por ti la selección de lo que es bueno o malo.
¿Será que tú, amigo(a), en tu vida diaria, en la relación con las personas, en las actitudes con subalternos o jefes, desarrollas ese poder de ser selectivo, de elegir lo que sirve y lo que no sirve para tu vida?
Otra cosa: en ningún momento de la vida te disminuyas. Tú eres un ser universal, abre espacio en tu corazón y en tu mente para que Dios se manifieste. Enseñaba Lao-Tse: “Es el vacío del vaso lo que le hace tener utilidad.” Ofrece ese espacio para que el Universo/DIOS pueda manifestarse en tu existencia. Prepara tu alma, para sentir y entender integralmente lo que el otro, tu compañero de trabajo, tu encargado, tu patrón, tiene para compartir. Somos seres gregarios, respiramos el mismo oxígeno, estamos sintonizados con el mismo Dios, recorremos todos los mismos caminos.
Por tanto, ni en sueños pienses en aislarte o permanecer solitario(a) para encontrar respuestas. Todo lo que necesitas aprender y realizar en esta vida sucederá en las relaciones, en las actitudes junto a los demás. Abre, por tanto, espacio en tu Universo, deja surgir amistades, selecciona las que te agradan, deja que se vayan las que no te gustan, sin juzgar ni apiadarte de ellas.
Agénciate nuevas actitudes y practica todas aquellas que puedan ofrecer alegría a tu corazón. Si te has equivocado algunas veces, evita colocar bajo tu “alfombra mental” las acciones indigestas, las costumbres feas que en otras épocas hayas adoptado. Elimínalas de tu Universo. Ten el coraje de hacer, de cuando en cuando, un barrido interior. Sabes, aquella limpieza de la casa, cuando apartas los muebles, mandas a todos a la calle, para que no estorben... Pues bien, haz eso dentro de ti misma. Ten el coraje de deshacerte de fotos antiguas, cartitas, regalos que no usas. Deja espacio para que otras energías, personas nuevas, pensamientos distintos ocurran en tu mente y tu vida se transformará.
Un pensador americano, Thoreau, dice: dirige tus ojos hacia dentro y encontrarás mil regiones de tu mente que aún no han sido descubiertas. Viaja por ellas y sé una especialista en cosmografía interna.
Y para esa andadura, no son necesarias muchas provisiones, ni meditaciones. Basta tener voluntad y coraje. Ten la intención de conocerte, de descubrir tus misterios. Pide que Dios ponga un Ángel junto a ti y comienza esa jornada de auto-descubrimiento.
Te encantarás con todo lo que has conquistado y con cuántas cosas necesitas todavía aprender. Tu cerebro se compone de multitud de criaturitas divinas que forman las neuronas, cuya función es facilitar los actos de tu mente, para que puedas vivir con lucidez e inteligencia. Piensa en esto.
Pues bien, ahora observa lo que colocas dentro de tu cuerpo y mente. Lo que guardas en tu corazón. Imagínate colocando en tu casa, todos los días, un ramito verde con pétalos de rosa perfumada. Y piensa en como quedará tu casa, perfumada y adornada. Así también tu cuerpo y mente. En cada hora, pon un pensamiento de alegría en tu cabeza y siéntete feliz. En cada minuto, piensa un momento feliz de tu vida y acepta la paz que ese recuerdo trae a tu corazón. Continúa, haz más cosas lindas para tu vida. Tú puedes.
Mas adelante, tendrás hijos, nietos... ¿Qué historias estás guardando para contarles? ¿Qué estás haciendo con tus talentos?
Una cliente protestaba mucho por su vida, su trabajo, era infeliz con lo que hacía. Un día, descubrí que desde pequeña le gustaba pintar, hacer dibujos. No obstante, las agruras y correrías de la existencia acabaron tomando todo el espacio en su mente y corazón y ella dejó a un lado sus deseos. Por eso era infeliz. Le sugerí entonces que hiciese en la parte de atrás de la casa, un pequeño taller, dejando allí pinceles, tintas, papeles. Y cuando se sintiese agobiada, en vez de ir a los rincones, a llorar y a angustiarse, que fuese para el taller a escribir, pintar y dibujar. Ella así lo hizo, hoy está más calma, más centrada en sus búsquedas. Las dificultades continúan, pero ella abrió un taller en su alma, para colocar sus sueños y aventuras.
Suelo contar una experiencia interesante, vivida por un lagarto de la Amazonía. El predador más feroz que lo ataca es la cobra y él, tras muchas desventuras en la lucha con el reptil, descubrió en la floresta una planta que contiene un antídoto para el veneno de la cobra. Entonces, cuando está enfrentándose a una cobra, él corre a la mata, mastica la planta y vuelve totalmente inmunizado para la lucha contra su enemigo, y así sobrevive.
Tal vez tú estés necesitando encontrar en la floresta de tu vida un ingrediente que te proteja e inmunice frente a los acontecimientos de la vida o, entonces, abre en tu cuerpo y alma un espacio, un taller, donde puedas realizar tus alegrías.
