Una mirada nueva
por Sônia Imenes em STUM WORLDAtualizado em 14/02/2008 13:51:33
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Con qué ojos nos miramos a nosotros mismos? Una pregunta un tanto paradójica, pero necesaria, si queremos permanecer en la búsqueda del auto-conocimiento con la seguridad de que no estamos haciéndonos ilusiones una vez más...
Podemos estar sedientos y hambrientos, y precipitarnos con tal vehemencia sobre los alimentos que creemos pueden suplir esa carencia del alma, que acabamos por olvidarnos de que quien tiene el poder de digerir tantas informaciones es la propia sabiduría adormecida en cada uno de nosotros. Si no existiese esa sabiduría interior, de nada serviría echar dentro lo que recogemos en el mundo exterior.
El verdadero maestro ya está en cada uno de nosotros. Hemos de reconocer esto para saber mirar con ojos nuevos nuestra propia forma de actuación en el mundo. ¡Y muchas veces lo que nos falta es coraje! Porque el maestro reside mucho más allá del hábitat de nuestra persona y el camino hasta él exige mucha disponibilidad interna que el ego no gusta de ceder.
Entre los estados de nuestra conciencia normal de vigilia – la conciencia del ego, que abriga nuestra personalidad y que usamos en nuestros quehaceres y preocupaciones diarias – y la conciencia superior – la del self, donde habita nuestro maestro interior – existe un amplio espectro de elementos, aún envueltos por la nebulosidad del inconsciente, que tenemos que aprender a iluminar.
En esa franja inconsciente abrigamos elementos que traemos de experiencias muchas veces remotas y sufridas, y de las que el ego se defiende intentando evitarlas. Pero no será evitando el dolor como nos libertaremos de sus males, sino observando sus orígenes. Y, mientras no reconocemos su existencia, permitimos que estos contenidos psíquicos inconscientes interfieran en nuestras acciones, provocando aún nuevos sufrimientos. Cada mal que nos ocurre tiene algún fundamento subyacente en nuestras acciones o en el modo de pensar y de colocarnos frente a las cosas. Confiando en la sabiduría del maestro adquirimos coraje para contemplar nuestras propias debilidades y con él aprendemos a iluminar los rincones todavía oscuros de nuestra propia psiquis.
Es preciso despertar una mirada exenta de las limitaciones del ego, saber reconocer cuando nuestras motivaciones egoicas contaminan nuestras búsquedas y desear vencer, con fuerza de voluntad, a nuestras propias armadillas.
¿Cuánto somos capaces de observar con exención las motivaciones que nos conducen a cada gesto, pensamiento, palabras o acciones?
Si no llegamos a alcanzar con clara firmeza de propósito esta nueva mirada, ¿qué seremos capaces de hacer con tantas fuentes e informaciones recogidas fuera de nosotros?