Vd. es el Alma del Mundo
por Sergio Scabia em STUM WORLDAtualizado em 03/03/2010 11:50:09
Traducción de Teresa - [email protected]
Siempre que el tema no viene, o no logro descubrirlo, abro un archivo y empiezo a teclear serenamente, buscando humildemente la sintonía com la Fuente, la inspiración que ha de guiar las palabras que estás leyendo en este momento.
La sensación de Unidad se hace cada vez más fuerte y clara y permite que me exprese de forma directa, más íntima, pues realmente sé que no existe separación entre nosotros. Ni por la distancia ni por ninguna otra característica o aspecto.
Si en esta dimensión terrena manifestamos una espléndida unicidad – que nos confiere valor inestimable – un peldaño más arriba, en nuestra dimensión espiritual, en la cual navegamos también el cien por cien de nuestra existencia, somos uno solo.
El “yo” se hace minúsculo y empieza a funcionar el Nosotros. Hay una fusión, una amalgama de almas que se entrelazan, que vibran en frecuencias amorosas, suaves, en la Luz.
Una sola Alma: el Alma del Mundo.
En cambio, aquí en la Tierra, cada ser, con su personalidad absolutamente especial, con su misión de vida que completar, forma otro conjunto, otro grupo, que busca aprendizaje, experiencia, conocimiento y comprensión de las leyes universales, así como ejercitar el Amor incondicional, la base, la raíz de toda la Creación. Y empieza (o continúa) la pulimentación de las aristas, el perfeccionamiento de las actitudes, la búsqueda de la verdad, la expansión de consciencia que se procesa a lo largo de la andadura... Esto vale para todos. Así es como debe ser; tenemos que al fin desempeñar lo que de hecho es adecuado, que nos realiza al tiempo que también ampara, inspira y conforta a nuestros hermanos de jornada. No hay atajos, escondrijos, escapatorias... ni tampoco prescripción o abrogación de la ley...
De repente, constatamos cuánto, un paso tras otro, empieza la bienaventuranza a adueñarse de nosotros. ¡La transformación entra en acción!
Es algo fuerte, que todo el mundo tiene dentro de sí, más o menos desarrollado.
Se parece a la curiosidad, pero es bastante más profundo y desafiador. Los testarudos y los escépticos tienen dificultad para oírlo, y aunque sientan su presencia apremiante, frecuentemente necesitan algo doloroso, algún trauma, alguna enfermedad prolongada, que les permita reflexionar y meditar acerca de los acontecimientos de su vida. Otros, más despiertos o más inteligentes, evitan, abren mano del sufrimiento líquido y cierto que surge cuando permanecemos encerrados y sordos a la voz interior que clama por cambios.
Empieza así para nosotros, a veces incluso sin percibirlo, un permanente estado de transformación, pasamos a vivir mejor, más saludables, serenos, prósperos y amorosos. La sencillez pasa a acompañarnos y la sabiduría interior nos orienta en cada elección, evitando situaciones de tensión, de agobio financiero, de superficialidad y egoísmo. Las emociones fuertes se transforman en sentimientos y la impulsividad, tan nefasta, cuyas consecuencias son imprevisibles y ciertamente nocivas para los demás y para el ambiente, se convierte en serenidad cuando recordamos la divinidad que vive en cada uno de nosotros.
Las leyes naturales pasan a actuar inexorablemente y nos traen a las personas – los valiosos compañeros de jornada – y los sucesos que se convierten en nuestros nuevos maestros, nuestros facilitadores, instructores y guías.
Y lo que era un esbozo de proyecto, un comienzo todavía tímido e incierto, empieza a tomar forma, con contornos y colores más nítidos, que poco a poco pueden convertirse en una verdadera obra prima, arte vivo en movimiento incesante, inspirando e iluminando tal como un faro el rumbo de los demás 'navegantes'.
Nace la percepción de que no estamos perdidos en el gran mar, sino que somos el capitán del barco, pudiendo elegir cómo, cuándo y dónde llevar a puerto nuestra embarcación.
Comienza seguidamente una sembradura más amplia y abarcadora. Algo capaz de operar eso que muchos aún llaman milagros, pero que en realidad son simplemente los frutos, la cosecha de algo en sintonía con el Universo; alguna cosa que ha vibrado amor puro brotando del corazón y que definitivamente tenía por objeto el bien de todos, incluyendo a los demás Reinos de la naturaleza y a nuestra sagrada Madre Tierra, hoy tan herida y usurpada.
Mucho queda todavía por hacer, basta mirar en torno a nosotros; pero no sirve de nada esperar, anhelar que caiga del cielo... los actores, los responsables para el buen éxito del proceso entero somos nosotros mismos.
Tú, yo... nosotros somos los que tenemos todo a nuestra disposición para que la tarea salga bien. Quizá haga falta solamente manifestar más fe, más coraje, determinación y perseverancia, algo que portamos desde siempre en nuestro equipaje y que es mucha hora de empezar a utilizar.
Y sabemos perfectamente cómo hacer. La repetición a veces se vuelve tan necesaria... pero es preciso limpiar nuestro fardo, perdonar todo y a todos y auto-perdonarnos también. Encontrar la verdad que liberta, el Dios interior, aprender a meditar, a silenciar la mente, a crear nuestra realidad, nuestro destino, libres de presiones religiosas, familiares o de la sociedad.
Tenemos que dar lo mejor de nosotros, con alegría, ahínco, buena voluntad, entusiasmo; y todo será suave; incluso los acontecimientos en apariencia más desesperantes, si los evaluamos y comprendemos en función de la nueva postura de nuestra Alma, pasarán por nosotros sin dejar marcas, ya que nuestro fundamento estará en la absoluta seguridad de que nada se pierde y que aquí estamos de paso.
Ir mucho más allá del aquí y ahora
Es importante aceptar los desafíos; no sirve de nada escapar al aprendizaje buscando la línea de menor sufrimiento. Tenemos que urgentemente utilizar más y mejor las herramientas de la mente... dejando al fin de desconfiar de nuestra total capacidad. Me refiero a los dones de la intuición profunda, de la clarividencia, de la cura a distancia, de la telepatía, del contacto con los Guías y los Amparadores e incluso con los seres queridos que ya se encuentran en otro plano. El Universo lleva prisa y cuenta con nosotros, seres poderosos, inmortales, capaces de aquello que apenas podemos vislumbrar.
Y en un lindo día, aquel en que habremos completado nuestra tarea aquí en la Tierra, en el momento de regresar a nuestra verdadera casa, seremos capaces de volverla aún más brillante, colorida e inundada de Luz.
Sí, Somos Uno Solo. No hay separación.
¡Yo soy el otro Tú!!!
(Muchas gracias, mis Guías, Rodolfo, Graziella, Sérgio Mazza, Lidiane, Sandra y Teresa... sin vosotros este boletín no estaría sucediendo).