Venciendo a la Muerte
por Jaime Benedetti em STUM WORLDAtualizado em 23/03/2008 11:04:45
Traducción de Teresa - [email protected]
Imágenes Mentales
Canalizada por Izabel Telles
La imagen es la de un campo abierto, cubierto por un cielo cuajado de estrellas, un cielo muy azul. Hay una pileta redonda y una tabla ondulada de lavar la ropa , una tabla antigua y tú estás lavando ropa. No eres tú de adulto, eres tú de niño, lavando la ropa en ese desierto, en esa cisterna, donde hay una tabla de lavar la ropa y tú estás lavando esa ropa.
A tu lado izquierdo está la representación de la muerte, con la túnica negra, con la guadaña a la espalda, y ella tira por ti y dice:
¡Vamos!
Tú tienes mucho miedo, tú estás blanco, pálido, temblando, lavando la ropa, mirando esta figura cuya forma te resulta por demás asustadora, y vas rezongando: No voy, no voy, nadie me saca de aquí, de aquí no salgo, no voy; y te quedas allí; echando esa ropa en una palangana tomas de otra y continúas lavando.
Esta representación de la muerte, a tu lado izquierdo, te llama varias veces y tú dices varias veces que no vas, no vas, no vas, entonces ella retrocede, ella sale, camina y se sienta bajo una especie de gran frutal o naranjo y en una piedra cuadrada, ella se sienta, levanta el manto negro, dejando ver la media, el zapato, la canilla muy blanca, pincha la guadaña en el suelo y se queda mirándote, pacientemente, esperando por ti, que estás muy agitado, muy rápido detrás de la ropa, preocupado por limpiar esa ropa, lavar con mucho jabón y tú lavas, lavas, lavas, lavas y la pasas por el agua varias veces, la escurres y la echas en la palangana de aluminio donde están las ropas limpias.
Te vuelves y con el dedo en ristre, dices: Yo no voy, tú puedes esperar ahí, pero yo no voy ¡yo no voy!
Y esta muerte desiste. Ella se levanta, toma de allí su guadaña y se va andando, saliendo, saliendo por el lado izquierdo, viejecita, cansada, ha esperado mucho y no consiguió nada, y se va en buena hora.
Y a lo que ella desaparece en lo infinito, el árbol bajo el que ella estaba sentada, se llena de naranjas, naranjas menudas, del tipo de las pequeñas mandarinas, y se pone así como de un florecer, de una abundancia, de una cantidad enorme de esas naranjitas. Bajo el árbol, la piedra sobre la que ella se había sentado se vuelve blanca, parecida a un banco de jardín y tú quedas exultante.
Esta criatura se pone en la mayor alegría, porque ha vencido un símbolo bastante pesado, fuerte, negativo, de destrucción y tú saltas de un lado para otro con tus ropas todas lavadas, limpias y tiendes con pinzas todas esas ropas en el tendedero, donde el sol pega, y las ropas están volando en ese viento que hace, ahí en ese campo.
Esta criatura está muy contenta, con una productividad floreciente. Es como si el peligro, la muerte, la desgracia, sea lo que fuera que ese símbolo significa para ti, se hubiese marchado, hubiese desaparecido, dejando en este campo una fragancia de ropa lavada, de jabón, de mandarinas, de prosperidad, de sol, de alegría, una cosa muy bonita ¡fantástica!
La Muerte se aleja.
Es como un alcohólico; y tú sabes esto muy bien, que bien quedas cuando dejas de beber, pero cuando vuelves a beber nuevamente, ella viene.
Por eso aquella vieja historia: ¡Vigilad y Orad! ¡No dejes que ella vuelva!
Ese fue tu combate. Un combate dulce. No un combate en el que hayas presentado armas. Sólo voluntad. Le has dicho: Yo no voy; yo no voy de veras, y a lo que ella se retira has tenido el gran florecer.
Se puede ver que ese gran árbol sólido eres tú. Probablemente ha tenido tronco, raíces, hojas; tu árbol no es un árbol por la mitad, es un árbol sólido, que florece, y ahí comienza tu gran momento, tu renacer, y empieza el trabajo que yo considero lo más bonito de la mente, que es ¡La Limpieza del Caos!
Ella, la mente, va a visitar los lugares del caos y va entonces a resolverlos, y para limpiar se sirve de las mismas cosas que nosotros usamos en nuestra casa: aspiradora, escoba, cubo, porque nuestra mente fotografía todo cuanto hacemos.
¡En fin, he vencido a la muerte!
