Vivimos en Dos Planos
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/09/2009 12:52:34
por Maria Cristina - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Por qué será que en este mundo material necesitamos dormir? El otro día tomé conciencia de lo gracioso que es esto… Si yo fuese un ser de otro planeta que llega aquí por primera vez, creo que extrañaría el que, durante la noche, la mayor parte de los humanos estuviesen durmiendo, acostados… como si estuviesen muertos. Sabemos la necesidad que tiene nuestro cuerpo físico de un descanso para recomponerse y revitalizarse. Pero ¿y nuestro espíritu, qué es lo que hace mientras tanto? Ciertamente viviendo una vida paralela, pues la mente no se para en circunstancia alguna. Cuando corremos, pensamos. Cuando hacemos trabajo de bracero, pensamos. Cuando hacemos el amor, pensamos. Siempre estamos pensando. Nuestro espíritu no adormece, sino que continúa su trayectoria durante el sueño del cuerpo, en otra dimensión… aquella que nos es más natural - ¡la dimensión del espíritu! Así es como vivimos siempre, incluso cuando aparentemente estamos inertes, durmiendo, “fuera de la realidad”.
Esto me ha parecido muy confortador, pues me ha dado conciencia de que posiblemente vivimos en dos dimensiones distintas, siempre. En el plano material, durante las horas de vigilia y en el plano espiritual, durante el sueño del cuerpo. Cuando estudiamos acerca de esto aprendemos que desprenderse del envoltorio físico durante el sueño no es para todos los que están viviendo actualmente en nuestro planeta. Se necesita entrega, desapego, cierta madurez del espíritu. Pero sería muy bueno que esto ocurriese siempre, pues así, mientras el cuerpo físico se fortalece acostado en un lugar cualquier, el espíritu podría estar aprendiendo nuevas verdades, reencontrando amores que ya han partido para otros planos, reatando nuevas amistades, deshaciendo malentendidos, ¡iluminándose!
Como habitantes itinerantes de dos dimensiones, no es preciso temer tanto lo que se denomina “muerte”, pues transitamos constantemente por otros paisajes. Creo que si tenemos conciencia de eso haremos el viaje diario de ida y vuelta con menos resistencia y más fácilmente.
Los sueños que tenemos nos hablan de encuentros que se han realizado, de visiones que hemos tenido acerca de una realidad más allá del tiempo lineal, reavivan en nosotros sentimientos que parecían no existir ya, intensifican nuestras añoranzas, nuestros recuerdos y nos resuelven problemas intrincados que, por más que lo intentásemos, no lograríamos resolver. Einstein ya nos contaba que innumerables veces, habiendo buscado sin éxito una solución para alguna ecuación, se iba a dormir, y despertaba con la respuesta ya lista en su mente. Muchos sabios nos han enseñado a “dormir” sobre nuestros problemas… ¿Por qué no intentarlo? ¿Por qué no procuramos vivir más estos momentos de sueño, para perfeccionarnos, para tener encuentros felices, para matar añoranzas antiguas? Me parece que si intentamos pensar en todo esto a la hora de adormecer, muchas cosas bonitas y mágicas pueden llegar a sucedernos. Crearemos alas… nos libertaremos durante varias horas preciosas… respiraremos una atmósfera menos cargada, menos contaminada ¡y ciertamente retornaremos a nuestra escuela terrena revigorizados y llenos de esperanza!
Aquí queda la sugerencia… ¿Vamos a intentar, haciendo una plegaria con el corazón a la hora de dormir, entregarnos a Dios, al Amor Infinito, y así hacer de forma más consciente esta conexión?
