Vuélvete hacia dentro de ti
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 05/11/2010 09:15:26
por Nelson Sganzerla - [email protected]
"Conócete a ti mismo".
Frase sabia, ¿no? Desde los albores de los tiempos, Jesucristo, el Maestro de los maestros, se dirigía claramente a los cristianos, cuando le cuestionaban sobre los infortunios de la vida. Puedes creerlo, esa frase permanece actualísima en nuestro tiempo.
Ocurre que nosotros, los seres humanos, estamos siempre preocupados y vueltos hacia nuestro exterior; nos preocupa el qué vestir, cómo andar y a dónde ir, en todo nos metemos a sabidillos, discurrimos sobre nuestra historia como mejores en todo.
Vivimos la cultura de la mismidad, repitiendo como cotorras todo lo que escuchamos en necedades y toda clase de jergas y chistes machistas de celebridades de segunda categoría, que se creen graciosas detrás de un micrófono.
Llevamos sobre nosotros el estigma de una elite cuatrocentona completamente rancia de prejuicios que ya no caben en el siglo XXI.
Pongo aquí un ejemplo: el otro día, vi a una señora de la clase media, "digamos que alta", razonando en una grabación de un telediario respecto del tiempo que llevaba esperando en la cola para la adopción de un crío.
Decía que tan larga espera le parecía debida al perfil de crío que ella había elegido para la adopción. Quería una criatura no mayor de un año. Ese crío tenía que ser blanco y no de otra etnia (palabras suyas) y continuó: No estoy preparada para otro tipo de crío que no tenga este perfil.
Detalle: la gran mayoría de críos disponibles para adopción son negros y pardos, y de entre 3 y 5 años aproximadamente.
Yo diría que esa señora no está preparada para nada en la vida y, ciertamente, sería más feliz yendo a una tienda de mascotas y comprándose un perrito.
¿Entendéis cuál es el punto?
Tenemos una visión externa de mundo que no es compatible con la realidad. Queremos lo agradable, lo bello a nuestros ojos. Somos esclavos de la cultura de la belleza griega, buscamos pareja caucásica, como estereotipo de familia perfecta. Tenemos toda clase de prejuicios cuando se trata de nuestra vida.
Y lo peor: no nos conocemos, no tenemos idea alguna acerca de quiénes somos, vivimos al margen de la gran realidad de la vida que es conocerse a sí mismo.
La vida nos es dada dentro del vientre de nuestra madre, surgimos de dentro a fuera, nada ocurre fuera sin que ocurra antes en el útero de nuestra madre.
Parece obvio, ¿no?
Es urgentemente necesario que tengamos los ojos vueltos hacia nuestro interior, nos preocupamos demasiado con nuestra apariencia, con nuestro cabello, con la piel bronceada, nuestras manos, nuestros pies, lo queremos todo impecablemente bien cuidado y nos olvidamos de nuestro interior, olvidamos cuidar nuestra mente que es vital para circular por este mundo de modo sano.
Descargamos en nuestra mente todos los días la basura adquirida de nuestra existencia, toda amargura, infelicidad, envidia, maldad, pensamientos negativos, y buscamos ser felices con toda esa mugre acumulada en un contenedor atiborrado dentro de nosotros.
Vivimos una vida estresada con todos los quehaceres que nos incumben en el día a día, no tenemos el cuidado necesario con nuestra salud, olvidamos que sin ese debido cuidado, de pronto, esa maravillosa máquina puede necesitar cierto mantenimiento. Puedes estar seguro de que no eres insustituible; en caso de que faltes, alguien tomará tu lugar.
Vivimos siempre insatisfechos con nuestra situación actual, si ganamos bien nuestro trabajo nos estresa, si ganamos mal protestamos y nos acomodamos en ese mismo empleo por miedo a cambiar, y no hacemos nada. Queremos siempre estar donde está el otro, orientamos siempre nuestra vida por la vida del otro.
Envidia, sentimientos rastreros, rencorosos, no te ayudarán para nada en tu vida.
Vivimos en una sociedad tan agobiante por nuestra correría cotidiana que no tenemos tiempo y mucho menos voluntad para interiorizarnos; y en esa falta nos perdemos completamente, visto que cuando tenemos la oportunidad de irnos algunos días de vacaciones, no logramos en modo alguno relajarnos, muchas veces ni siquiera soportamos el silencio y la tranquilidad del lugar que hemos elegido para nuestro descanso. Una vez más, nuestra mente está llena de escombro.
Andamos acelerados en demasía, empezamos nuestro día irritados, descargando en nuestro organismo una cantidad muy alta de adrenalina, que en nada nos va a ayudar.
Tenemos que hacer ese viaje interior, procurar cuidar de nuestra mente, limpiar todo el escombro mental con que vamos cargados desde hace años sin darnos cuenta.
Redefinir actitudes egoístas, limpiar todos los pensamientos negativos, repensar valores, ser tolerantes con el prójimo y nunca desear al otro aquello que no deseamos para nosotros mismos.
Emprende ese viaje interno y "conócete a ti mismo".
Piensa en esto.
