Y ENTONCES, MÉDIUNS, ¿NOS PONEMOS A TRABAJAR?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/10/2015 11:30:41
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Por mucho amor que sintamos por todos los seres humanos, nunca podremos ayudarles efectivamente si antes no nos ayudamos a nosotros mismos, equilibrándonos, fortaleciéndonos, colocándonos sobre nuestros propios pies, creyendo en nosotros mismos, en nuestra fuerza, en nuestro poder y en nuestra capacidad de autocontrol. Todos somos seres humanos completos y perfectos, y podemos ser felices, plenos y saludables.
De nada sirve amar a las personas y querer ayudarlas si no somos capaces de mantenernos lúcidos y firmes cuando vemos, oímos o percibimos sus problemas. ¿Qué ocurriría si los médicos no usasen mascarillas, delantales y guantes para atender a sus pacientes contagiosos, o se desmayasen a cada corte o mancha de sangre que viesen? También se enfermarían, y en vez de ayudar a sanar a los enfermos y a reducir el número de éstos, los necesitados de tratamiento serían más. ¿Se puede imaginar la confusión?
Con la mediumnidad ocurre lo mismo. De nada sirve un médium que percibe todo, capta todo y siente todo, si no sabe mantener una buena sintonía, si no hace su auto-protección, si no se mantiene siempre alerta y equilibrado, cubierto de luz, de buenos pensamientos, de buenos sentimientos, libre de prejuicios, lleno de confianza, de buena autoestima, de firmeza, de fe en sí mismo y en sus amigos espirituales, apoyado en su conocimiento y en sus estudios, siempre actualizados y constantes. Y ese es un trabajo que nadie puede hacer por el médium; sólo él mismo lo puede hacer por sí.
Al igual que nadie puede ir por el médico principiante a la facultad, a las prácticas, a la residencia, nadie puede estudiar, adiestrarse y prepararse para el trabajo mediúmnico por el propio médium. Hay una parte muy importante de todo el proceso que depende tan sólo de él. ¡Y esa parte demanda esfuerzo, valor, fuerza, iniciativa, interés, voluntad, determinación, firmeza, madurez, equilibrio, disposición, comprometimiento y seriedad, que todos nosotros tenemos o somos plenamente capaces de alcanzar!!
Entendiendo que todo el proceso mediúmnico pasa por nuestra parte psíquica vemos cuán importante resulta mantener una salud mental y psicológica al día. O sea, alegría de vivir, interés por la vida, optimismo, confianza en sí mismo, interés por crecer y aprender cosas nuevas, conocer personas nuevas, estudiar, trabajar, tener pareja, etc. Llevar, en fin, una vida normal y saludable.
Diversión y esparcimiento también forman parte de nuestra salud mental. Todos necesitamos momentos de distracción en que poder relajarnos y hacer lo que nos gusta. Por eso debemos tratar de oír la música que nos agrada, participar en las actividades que nos dan placer, leer también libros que apreciamos, sólo por placer. Todo esto forma parte del proceso.
Y, al mismo tiempo, continuar con todo aquello que pueda ayudar a nuestro equilibrio y bienestar, físico, emocional y espiritual. Pero con firmeza, participando conscientemente del proceso de equilibrio, para que éste pueda ser más rápido y efectivo.
Maria Aparecida Martins, en su libro Conexão - uma nova visão da mediunidade, Editora Vida & Consciência, dice algunas cosas que me han gustado y que mis alumnos me oyen repetir mucho a lo largo de mi curso de mediumnidad. Ella dice:
“No existe desajuste de mediumnidad. Lo que existe es una personalidad desajustada. Cuando tienes una manifestación mediúmnica en desequilibrio, has de saber que es la personalidad la que está desajustada. Cuida el desajuste de la personalidad y la mediumnidad se ajustará como consecuencia”.
“No basta sólo con cuidar la mediumnidad, conocer temas, dar conferencias, impartir cursos, frecuentar el grupo, trabajar en la campaña de Navidad, frecuentar la escuela de médiums. No basta cuidar la mediumnidad, es preciso cuidar el médium, la persona, la restauración de su equilibrio, y no podemos ignorar que es en el kit pensamiento/emoción donde se asienta la mediumnidad”.
“Somos médiums los unos de los otros; compramos, a menudo, el mal humor del padre, el victimismo de la madre, el desánimo del marido”.
Es interesante notar que, en todas las afirmativas, ella señala al médium, no a los espíritus, a la mediumnidad, a la familia, a la sociedad, tampoco al cuerpo, sino al médium, a sus emociones y pensamientos, y a la forma en cómo lidia con esos aspectos internos suyos.
Es siempre el propio médium quien tiene que dar el primer paso en busca de su propio equilibrio, pero es un paso interno, o sea, tiene él que disponerse interiormente a cambiar y trabajar, para que, externamente, pueda sentir la transformación. Es él quien tiene que reconocer que está haciendo algo que no está resultando bueno para sí mismo y disponerse a modificarlo.
Siendo así, no son los espíritus quienes tienen que entender que el médium no es apto para ayudarles, sino el propio médium quien tiene que entender que necesita capacitarse para ayudar a los espíritus que acuden a él. ¡Basta con querer!
