Ejercicio de la Gratitud

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Autora ANA PAULA DE JESUS
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Traducción de Teresa
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Me gusta mucho el significado de esa palabra. Cuando decimos sinceramente que estamos agradecidos, una llama de amor nos invade el cuerpo. Siento como si el corazón hablase directamente al otro corazón.

De tiempos en tiempos es bueno que hagamos un balance de nuestras vidas y agradecer por todo. Puede parecer extraño agradecer por todo, y sin embargo, es esa sensación de que aún cuando va mal, está bien, lo que nos impulsa a seguir adelante.

Las dificultades de la vida tienen sus propios significados. Todos pasamos por períodos difíciles, pero cada uno de ellos nos ha servido o sirve de lección. Lejos de querer tener una visión romántica de los dolores y penurias de la vida, únicamente propongo que hagamos una reverencia a todo aquello que se nos ha dado como lección, presentado en forma de problema o dificultad.

A lo largo de la vida he notado que la felicidad es infinitamente mayor y mejor aprovechada e incluso más valorada después de grandes dificultades. Noto esto en lo experimentado por mí y también al observar a las demás personas.

Presta atención, si tras un largo período de dolor y sufrimientos, cuando la vida es oscura y la tempestad está cayendo, ¿no se ve todo más leve cuando ese período ha pasado? A menudo, después de grandes tormentas, un simple gesto de cariño, una leve sonrisa o una tarta de manzana, tienen un significado grandioso, que no tenían antes de esos dolores.

A veces desperdiciamos grandes oportunidades de ser felices, pues no nos damos cuenta de que ellas aparecen travestidas de pequeñas cosas. Parece que los dolores del alma vienen a advertirnos de eso, pues, pasado ese período tormentoso (que todos pasamos en algún momento), el arcoíris tiene más color, y la tarta de fresa tiene más sabor.

¿Quieres un ejemplo? Si tú estás bien y sano puedes no percibir cuán importante es tu salud. Mientras que un simple dolor de cabeza te recuerda qué bueno era cuando no lo padecías. Damos valor a la falta de dolor, cuando ya hemos experimentado las dificultades de sufrirlo.

Y por eso digo: ¡seamos agradecidos! Agradecidos incluso por las dificultades de la vida. Cada una de ellas nos ha fortalecido para ser lo que somos hoy, para pensar como pensamos y proceder como procedemos. Hay una máxima que dice que aprendemos por el amor o por el dolor. Qué bueno sería aprender únicamente por el amor, pero la realidad nos muestra que el dolor cumple un gran papel como maestro.

Por eso, agradezcamos las dificultades y dolores que hemos pasado. En este momento propongo hacer un ejercicio de despedida agradecida a todo eso que ha pasado y nos ha enseñado. La gratitud sincera caldea el corazón y libera formidables energías sanadoras para nuestro cuerpo y alma.

Repite conmigo:

"Estoy agradecida(o) por todo! Por la vida, por las lecciones y dolores que tuve. Cada uno fue esencial para mi crecimiento. Agradezco y me despido de esos maestros que me han enseñado a ser una persona mejor. Gratitud, gratitud, gratitud.

Nunca más seré la(el) misma(o) después de esas lecciones, por eso, estoy cada vez más agradecida(o) por saber hoy lo que no sabía antes de cada situación que me enseñó. ¡Gratitud! ¡Gratitud! ¡Gratitud!".

Intenta pronunciar esas palabras de corazón abierto, siente una llama recorriendo tu cuerpo, caldeando cada parte de ti, limpiando todas las energías que necesitan salir y renovando tus fuerzas. Siente el amor recorriendo tu cuerpo y observa una bella luz que te baña, desde lo alto de la cabeza hasta el dedo gordo del pie y siente verdadera gratitud por ese regalo de renovación en tu vida.

¡Namasté!

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