Recorriendo los caminos obscuros de nuestra propia capacidad de autoconocimiento, de hacer emerger las sombras que se esconden en los recónditos más profundos de nuestra alma, en busca de libertad, de aceptación y de la armonía que nos permite sumergirnos en aguas profundas sin miedo a cesar de respirar, confiando que aun en las profundidades existen riquezas que no conocemos.
La cura viene y se concretiza en el movimiento que obliga a nuestro agente a ponerse frente a frente con nuestros vicios, con nuestras sombras, con nuestros miedos y con nuestras angustias. Sólo cuando aceptamos la condición de que somos falibles y traemos a nuestro consciente la percepción de que estamos, muchas veces, sujetos al miedo, y que seguimos mecánicamente un flujo ilusorio sin darnos cuenta de que la vida es mucho más que eso.
Romper esos ciclos que se repiten sin cesar es permitirnos profundizar en nuestros propios dolores interiores, conocer su causa y sanarlos, dándonos la oportunidad de recomenzar, sin sentirnos disminuidos por ese movimiento que las más de las veces es contrario al flujo a que estamos acostumbrados.
Esa ruptura de ciclos nos permite recomenzar cuantas veces fuesen necesarias sin el sentimiento de derrota, sino con el sentimiento de libertad, de creatividad y con la levedad que nos enseña el camino de en medio, que es el equilibrio.
Conocer las sombras es importante, pues ellas forman parte de nosotros, de lo que somos en el hoy, forman parte de la suma de nuestras experiencias y de lo que nos tornamos en esta fase que estamos vivenciando. Ellas nos enseñan que esa parte que preferimos esconder no representa a nuestros enemigos ni tampoco la parte del mal que está dentro de nosotros, y a menudo representa nuestra fuerza de renacimiento cuando comprendida.
Las sombras existen y están allí en algún lugar. No significa que si tú no las estás viendo se debe a que no están allí; sí lo están, y forman parte de lo que somos, parte de nosotros, y muchas veces son las responsables por la repetición de los ciclos de nuestra vida. Por ello es importante trabajar ese aspecto, a fin de que podamos romper esos ciclos que nos aprisionan, ya sean emocionales, profesionales o en nuestras más diversas relaciones.
Al liberarnos de esas repeticiones, nos volvemos más confiados y creativos, pues desalojamos el miedo a lo desconocido y avanzamos hacia nuevas conquistas, descubriendo formas diferentes de relacionarnos y de proyectarnos para ante nuestra vida, creando así nuevas referencias de éxito en todos los sectores.
Tememos lo que no conocemos. Por ello, lo dicho por Jesús cabe aquí: "Conoceréis la verdad y ella os hará libres". Seguido de la frase atribuida a Tales de Mileto y también a Sócrates, que está inscrita a la entrada del templo de Delfos: "Conócete a ti mismo y conocerás los Dioses y el Universo".
Entonces, podemos concluir que el autoconocimiento es la llave para nuestras conquistas, para nuestro desarrollo, nuestro crecimiento y nuestra libertad.
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