Lo que todo ser humano más desea es liberarse del dolor, ya sea físico o emocional. En el caso del dolor físico, la medicina y sus recursos nos permiten detectar sus causas y tratarlas.
Cuando se trata de dolor emocional, la curación tiende a ser más difícil de alcanzar, porque exige de nosotros una disposición muy grande.
El primer reto a que nos enfrentamos es encarar nuestros dolores y, en muchos casos, revivirlos, para que la cura se produzca.
Ese es el motivo por el cual muchas personas evitan buscar la ayuda de procesos terapéuticos para sus dificultades emocionales.
Pero si de veras deseamos cambiar nuestro patrón de sufrimiento para uno de alegría y de paz, es imprescindible que tengamos el valor de hacerlo.
Al principio se puede tener la sensación de que el dolor se ha hecho más intenso, no obstante, lo que causa esta impresión es la energía de resistencia y negación que se ha cultivado durante mucho tiempo.
Sólo cuando la entrega plena se produce, y nos permitimos la inmersión, pese al miedo, en ese túnel oscuro, descubrimos la maravillosa sensación del renacimiento.
Sea cuál fuere el grado de resistencia que tú tengas, grande o pequeña, no dejes que eso te impida ser feliz.