Cada vez que amamos a una persona lanzamos, por decirlo así, un hilo de nuestra energía sobre ella, lo cual crea una conexión viva entre los dos campos vibratorios, incluso a distancia. Así, “presentimos” cuando ella no está bien o cuando piensa en nosotros intensamente.
Proyectamos ese hilo de conexión también sobre los amigos, las personas que apreciamos, los proyectos que tenemos; cada vez que nos identificamos con alguien o algo, lanzamos sobre ella una parte de nuestra energía, creando el vínculo.
De la misma forma, cuando odiamos a alguien o tenemos miedo a algo, también nos ligamos energéticamente, aun sin querer. Cuántas veces hemos oído hablar de personas que durante años y años han estado atadas entre sí por el odio, siempre realimentado, sin conseguir pasar adelante en su vida…
Muchas veces, las situaciones mal resueltas en el pasado forman una red de hilos que llevamos a la espalda (a imagen de los perros que arrastran los trineos por la nieve en los países helados) – continuamos arrastrando recuerdos y culpas por la vida adelante – y empeñando en ello tanta energía que poca nos queda para ponernos a disposición del presente. Quedamos, literalmente, atados al pasado.
Vivimos, así, en medio de una red de hilos que nos liga a personas, situaciones, ideales, miedos, recuerdos y esperanzas.
Ese vínculo puede ser muy placentero en ciertas situaciones, como cuando amamos; pero cuando el contacto se termina, muchas veces advertimos que “una parte de nosotros” se ha quedado con el otro. Aunque nos referimos a los sueños y expectativas, esto ocurre realmente en términos energéticos.
Es necesario “traer el hilo de vuelta”, rescatar la energía que ha quedado proyectada sobre el otro, e integrarla nuevamente en uno mismo. Volver a estar entero.
El perdón es una forma de hacerlo. Al perdonar al otro, abrimos mano de toda expectativa lanzada sobre él y con ello traemos de vuelta toda nuestra energía que con él estaba – ya fuese bajo la forma de amor, resentimiento, ira o deseo de venganza. Al liberar al otro, nos liberamos también.
De igual manera, al resolver internamente alguna situación del pasado – aceptando las cosas tal como ocurrieron, aunque no fuese de la manera que esperábamos – recibiremos de vuelta la energía invertida en ello, y que hasta entonces estaba paralizada.
Al hacer así se cierra la brecha, y nos hacemos más completos nuevamente. Lo que el otro haga ya no nos afecta. Lo ocurrido es pasado. Nos volvemos más atentos al presente. Y, principalmente, más disponibles para la vida.
Sonia Weil é é professora de Comunicação Social e pesquisadora na área de Numerologia, onde atua com consultas, cursos e palestras desde 1986. Realiza também palestras e workshops sobre a Lei da Atração (do filme O Segredo) em empresas e institutos esotéricos.
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