"No es un cuerpo, no es un alma, es un hombre". Montaigne
¿Te ha pasado alguna vez tener dolor de garganta o haberte puesto afónico después de una situación en que fuiste insultado, humillado sin que pudieses responder? ¿Cuántas veces queremos responder a una crítica, a un comentario, a un insulto, pero nos callamos para evitar mayores consecuencias o por no ser capaces de responder? O también, ¿te ha pasado tener dolor de estómago, gastritis, úlcera, y oír que era por tantos sapos como habías tragado? El "sapo", en el caso, son los desafueros que oíste y tragaste. ¿Cuántas veces has querido vomitar una situación? Analiza tú mismo cómo tus emociones causan cambios inmediatos en tu físico. Acuérdate de la vez en que te pusiste tan nervioso que tuviste una diarrea. O también, cuando por estar demasiado tenso has tenido dolor de cabeza. Y cuando tuviste una horrible alergia durante años y nadie descubría la causa. Con un poco de autoconocimiento podemos percibir que nuestro cuerpo refleja nuestras emociones, principalmente aquellas que reprimimos.
Hay un área en la medicina, la Psicosomática, que estudia las relaciones mente-cuerpo, la influencia de los factores psíquicos en los trastornos físicos, a la cual recurren profesionales de la medicina y la psicología para comprender el origen de determinadas enfermedades; entre ellas no se incluyen las hereditarias, las genéticas y las causadas por factores del medioambiente, pero sus daños pueden aumentar como resultado de la tensión psíquica, porque el estado emocional puede a menudo determinar el curso de la dolencia. Pero aún hay, desgraciadamente, muchos profesionales del área de la salud que buscan solamente comprender la enfermedad y no a la persona como un todo; desprecian completamente al ser humano como totalidad, recurriendo a paliativos que alejan el hallazgo de la causa, lo cual dificulta todavía más la remisión de la enfermedad. A menudo la propia persona prefiere un medicamento como sustitución a una psicoterapia u otro recurso que le ayude a trabajar su psique. Muchos consideran que la mejor solución es la medicación, y quizá sea la más fácil, y la mayoría de las personas quiere soluciones rápidas y mágicas. Es evidente que en muchos casos la medicación se hace imprescindible, pero es preciso comprender que no siempre elimina las causas, siendo únicamente un paliativo que alivia los síntomas. Es importante observar si por detrás del mal físico que nos aflige hay cuestiones psicológicas sobre las que se puede interferir.
Pero ¿qué es lo que realmente nos hace enfermar? Reprimir sentimientos es una de las causas significativas de los males en el cuerpo, o sea, las dolencias surgen y se agravan debido a la dificultad de expresar los sentimientos, porque somos muy susceptibles a manifestar en el cuerpo lo que no logramos resolver en la psique. El factor que lleva a la aparición de síntomas somáticos o al agravamiento de las enfermedades es un bajón en la inmunidad, pues las emociones alcanzan en primer lugar al sistema inmunológico. Es frecuente que cuando está enfrentando un conflicto la persona padezca gripe o le surja un herpes, que aparecen cuando la inmunidad está baja. O sea, cualquier trastorno orgánico está relacionado con los estados emocionales, conscientes o inconscientes, recientes o no.
¿Cuántas veces pensamos haber resuelto un problema que nos aflige, cuando en realidad, únicamente lo hemos aparcado, quedando guardadas en nuestro corazón amarguras, resentimientos, enojo, frustraciones, que a lo largo de los años se van sumando? El hecho de no hablar o no pensar sobre algo que nos hizo daño no quiere decir que ya no nos lastima, puede que simplemente haya quedado reprimido en nuestro inconsciente, y aunque no pensemos en ello conscientemente nuestro inconsciente continúa haciéndolo.
El cuerpo es como una pantalla donde se van proyectando las emociones. Y las emociones negativas se proyectan en forma de dolencias. Esas somatizaciones se producen a corto o a largo plazo, ya que cada mente y cuerpo reacciona conforme a su propio tiempo, y todos los sentimientos negativos que vamos reprimiendo pueden dar origen a dolencias si los guardamos durante mucho tiempo. Por eso debemos resolver las cuestiones que nos afligen, todo lo que nos disgusta, evitando así que nuestro inconsciente se comunique a través del lenguaje del cuerpo, pues es un hecho que el factor psíquico predomina, constituyendo el origen de casi todas, sino todas, las dolencias adquiridas a lo largo de la vida.
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores. Visite seu Site e minha Fan page no Facebook. Email: [email protected] Visite o Site do Autor