Las enfermedades y sus síntomas son expresiones del inconsciente, lo mismo que los sueños. Por eso es importante resolver los conflictos internos para impedir que el inconsciente se comunique a través del lenguaje del cuerpo. Pero ¿cómo comprender esa parte de la mente tan misteriosa? El inconsciente no es lógico, sino primitivo y antiguo. Siendo así, no se expresa con palabras racionales o pensamientos realistas, sino mediante imágenes, fantasías y, principalmente sensaciones físicas.
En el inconsciente se depositan los contenidos que alteran e influyen sobre el comportamiento, todo lo que la conciencia considera agresivo. Se puede decir que el inconsciente es semejante a un sótano, donde se guarda todo lo que no queremos ver y donde hay bastantes más cosas de lo que imaginamos.
Cada vez que sucede algo que nos lastima profundamente, como decepciones, traiciones, pérdidas, éstas van poco a poco sumándose y acumulándose, y se van convirtiendo en resentimientos, amarguras, frustraciones, y aunque podemos negarlas conscientemente, todo queda registrado en nuestro inconsciente.
Generalmente cuando ocurre algo, nuestra mente busca mecanismos de defensa para evitar el dolor, y los más corrientes son la negación y la represión; así, negamos lo que sentimos, o lo reprimimos. Tales recuerdos quedan reprimidos en el inconsciente como forma de defensa y censura interna. Nuestra mente recurre además a otro mecanismo de defensa, la conversión, por la cual los conflictos emocionales se convierten en síntomas físicos.
Pero conforme otras situaciones se van produciendo y van aportando más dolor, y como no consiguen expresarse ni ser comprendidas por el consciente, no desaparecen simplemente, sino que quedan guardadas en nuestro inconsciente; allí se van sumando a las anteriores hasta un momento en que la mente ya no soporta más y busca un canal de expresión: el cuerpo. Eso es la somatización.
Los conflictos se van sumando hasta que consiguen expresarse. Es importante comprender que no son los traumas los que nos enferman, sino la incapacidad para expresarlos, por eso se hace tan importante identificar nuestros sentimientos y lograr expresarlos, al menos hacia nosotros mismos. Pero como no siempre identificamos o expresamos nuestros sentimientos cuando ocurren, siendo que muchos se han originado durante la infancia, la enfermedad surge para indicarnos que es preciso identificar algún conflicto que ha quedado del pasado. Aunque un sentimiento sea inaceptable por parte de tu ser consciente, alerta, racional, eso no quiere decir que tal sentimiento deje de existir, sino que será reprimido y almacenado en el inconsciente de manera automática.
Por ejemplo, te encuentras en una situación que te haga sentir enojo. Este enojo puede ser inaceptable por parte de tu consciente, pero sin tener conciencia de ello tú lo reprimes. Conforme reprimimos aquello que nos afecta, la tensión va quedando acumulada hasta que puede encontrar una manera de extravasarse. Para aliviar esa tensión impuesta por los conflictos reprimidos, el inconsciente puede expresarse por medio del lenguaje fisiológico. Siendo así, el inconsciente expresa a través del cuerpo aquello que nuestra psique no ha logrado elaborar. Y entonces es cuando se hace importante la psicoterapia.
Una de las finalidades de la psicoterapia es la de hacer consciente aquello que antes fue inconsciente, teniendo por objetivo la solución de las dificultades con la mente consciente y racional. Cuando hay una mejor comprensión de las causas de los síntomas en nuestro cuerpo, comprendiendo ese proceso inconsciente y, principalmente, lo que está intentando indicarnos a través de los síntomas, con mayor facilidad podremos encontrar la curación.
En caso de que se te estén presentando síntomas recurrentes, acude a un profesional con especialización en Psicosomática, porque podrá orientarte sobre cómo comprender mejor ese lenguaje del inconsciente que expresa las emociones en nuestro cuerpo.
La aceptación y elaboración de todo ese proceso que a menudo se nos indica a través de los síntomas, nos conduce al camino de la curación, del equilibrio, que no es más que la búsqueda de uno mismo, del self, palabra de la terminología de Jung.
Muchas personas se resisten a ese encuentro consigo mismas, y prefieren recurrir únicamente al empleo de medicamentos, que a menudo no son más que paliativos que no eliminan la causa.
El objetivo con la psicoterapia y el enfrentarse a los propios sentimientos no es crear una herida, pues la verdad es que la herida ya existe. Ésta no surge en el momento en que es identificada, sino que únicamente se hace más consciente.
Y es a través de ese paso de coraje, enfrentándote a lo que está dentro de ti, como podrás obtener la posibilidad de curarte. Estate atento a tu lenguaje corporal. ¿Qué podría tu inconsciente estar tratando de decirte?
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores. Visite seu Site e minha Fan page no Facebook. Email: [email protected] Visite o Site do Autor