Ser Padre no es cosa de un día, son pensamientos, palabras y actos. Semillas plantadas a lo largo del tiempo. Padre, palabra tan fuerte y especial, tan llena de significados... Participar en la vida del hijo. Una actitud pro-activa. Corazón abierto, interés responsable, lazos de sangre o no...
Estar presente aunque ausente, sintonía perfecta, ¡alma que encuentra alma!
Una conexión espiritual. Apoyo, cariño, Amor... Una mano segura, un hombro amigo y lágrimas de pura emoción...
No hay dinero en el mundo que compre la sonrisa de confianza y el abrazo sincero de un hijo. La vida pasa en un instante y muchas veces es ya demasiado tarde... Demasiado lejos... Demasiado triste... Y aquel momento especial se pierde para siempre...
Ser Padre es practicar el Amor Incondicional y el perdón. Es vibrar y estar a su lado en cada nueva conquista del hijo. Practicar el diálogo. Dejar a un lado las tentativas que no han salido bien. Tener el valor de expresar los sentimientos y las emociones. No tener miedo a decir: ¡Yo te Amo, Hijo Mío!
La felicidad es un estado de espíritu, no existen vidas felices. Tan sólo instantes maravillosos, momentos inolvidables. ¡Manos dadas, la mente llena de sueños e imaginación! El mundo sin fronteras...
El hoy es siempre un día especial, en que tenemos el libre albedrío de acertar o equivocar el rumbo a la jornada para el auto-conocimiento, a los Sincronismos del Universo... ¡Más experimentados, más humanos y más conscientes de que Somos Todos Uno!