Cuando pasamos por una separación, lo más indicado para la recuperación es la consciencia de lo que ocurrió y de lo que se está sintiendo. Digo esto porque muchas personas acaban una relación y luego enseguida, cuando no antes de acabar, ya están entrando en otra, lo cual puede generar, a largo plazo, mucha confusión e inseguridad. Todos sabemos que separarse no es nada fácil, requiere sobre todo mucha madurez, pues en general hay muchas personas implicadas, muchas más que la simple pareja. Es un momento marcado por mucha confusión, dudas, con la única certeza del deseo de querer paz y de ser valorado por todo aquello que se tiene de mejor. Durante el período de la añoranza, se vive una alternancia de rabia y tristeza. Rabia por lo que ocurrió y la forma en que ocurrió y tristeza por todo lo bueno que se ha vivido y que ya no se vive. La añoranza es por los buenos momentos vividos, olvidando muchas veces el motivo real que dio lugar a la separación.
Conseguir examinar la relación pasada con objetividad y serenidad no es una tarea sencilla, principalmente para quien no está acostumbrado a reflexionar y analizar sus propias emociones y sentimientos. Pero el camino es que podrá aumentar la consciencia de sí, de los propios límites, y evitar buscar culpables, como hacen algunas personas al final de una relación, sin jamás llegar de hecho a las causas de los problemas que poco a poco fueron instalándose.
Es preciso analizar con el mayor distanciamiento posible la relación pasada y evaluar los factores que influyeron sobre esa decisión, comprendiendo el pasado, todo lo sucedido, recordar hechos y lo que llevó a cada uno a tomar las actitudes que ha tomado, al igual que los sentimientos que el otro despertó durante la relación. En fin, la separación puede estar marcada por la oportunidad de reflexionar sobre todo cuanto se vivió, se permitió vivir y aprender, y valorar la capacidad de crecer cada vez más, es definitivamente salir de la zona de confort.
Algunas personas se separan con mucha seguridad sobre lo que quieren; pero otras, en cambio, lo hacen por pura impulsividad, en un momento de nervios, y muchas veces tan solo con el propósito de hacer que el otro lleve un susto, y no piensan mucho en cómo van a sentirse con esa decisión; cuando se dan cuenta ya están separadas y sintiendo mucho dolor. Por eso hace falta mucha reflexión y diálogo antes de tomar una decisión.
Una de las características de la separación es depararse con la soledad. Es tener que enfrentarse a todo aquello que muchas veces se ha ocultado durante años a sí mismo. El miedo a mirar dentro de sí es tan profundo que algunas personas evitan la separación, y otras solo logran separarse cuando ya están envueltas con otra persona, todo para no sentir el propio dolor. Aunque haya hijos, está la soledad de quedarse a solas con los propios sentimientos, miedos, dudas, tristezas, y todo lo demás que la separación provoca. Este es uno de los motivos que puede hacer a una persona envolverse con otra enseguida de una separación: el miedo de quedarse solo. Lo más aconsejable es darse un tiempo a sí mismo, pues solo se estará efectivamente abierto a una nueva relación a dos cuando se sea capaz de enfrentar la vida en soledad, a menos que ya se esté seguro de que la relación pasada no ha dejado ningún vestigio, lo cual raramente ocurre. Envolviéndose demasiado pronto en una nueva relación, se corre el riesgo de llevar consigo todos los comportamientos negativos de la relación pasada. Es como si la falta de vínculo con otra persona crease un vacío enorme, donde la vida parece sin sentido y nada vale la pena, entendiendo que solo se volverá a vivir cuando se tenga otra relación.
Mientras están en soledad, muchas personas recurren al uso del alcohol, drogas, comida en exceso o dejando de alimentarse, como una fuga, aunque muchas veces inconsciente, de una realidad dolorosa. Pero ciertamente, no será negar ni huir de lo que se siente, el mejor camino para librarse de todo dolor. Pues en esa fuga incesante de sí mismo, no permitiéndose reflexionar sobre sus sentimientos y su realidad, se mantendrá cada vez más el sufrimiento y se aplazará la tan soñada paz, pues la tendencia será a repetir en la nueva relación muchos de los comportamientos que había en la anterior.
El sentimiento de soledad en la mayoría de las veces provoca mucha angustia y trae un fuerte sentimiento de auto-depreciación e inseguridad, con pensamientos frecuentes de que nada vale, y de que nadie le ama. Lo cual no es verdad. Es preciso acordarse de cuando la relación estaba en su comienzo. Había sueños, deseos, ilusiones, y por algunos motivos, ha dejado de existir. Uno de los dos, o ambos, en algún momento, ha dejado de cuidar de lo que un día fue tan importante.
El miedo a la soledad puede surgir por no sentir placer en estar a solas consigo mismo. ¿Cómo estar con alguien que es tan malo, constantemente abandonado, rechazado, despreciado? Por eso se tiende a huir de esos sentimientos tan devastadores, y en vez de eliminar la angustia, se la alimenta todavía más. Es preciso ser consciente de que de nada sirve mantener esos pensamientos acerca de sí mismo, pues ciertamente ellos no reflejan la realidad. Ni meterse en casa, encerrándose, dejando que la desesperación y las lágrimas se adueñen. Como tampoco va a mejorar permaneciendo sin comer, o comer en exceso, u ocuparse de la vida de otras personas, todo esto solo hará agravar ese momento tan delicado. Esa fuga de nada sirve por la sencilla razón de que se puede huir de todo, menos de sí mismo y de lo que se está sintiendo. Está claro que no todas las personas se dan cuenta de que están huyendo, pues justifican ante sí mismas la necesidad de proceder de esa forma.Es esencial convencerse de que permanecer en soledad puede conllevar muchas conquistas importantes, como permitir la introspección, la reflexión sobre los hechos y, principalmente, un mayor encuentro con el verdadero yo. Vivir solo no significa necesariamente sentirse solo. Al fin y al cabo ¿cuántas veces uno no se ha sentido solo aun cuando estaba con el ex compañero? ¿O con amigos y familiares? No se confunda la soledad física con la emocional, pues solamente se siente solo quien abandona a sí mismo. La soledad nace dentro de la propia persona cuando ésta pierde el contacto con su yo interior o cuando procura huir de un problema, sentimiento o pensamiento que la incomoda.
Piensa en cuántas veces has dejado de hacer algo que querías porque al ex no le gustaba o por falta de tiempo. Después de una separación es común que haya una disponibilidad de tiempo que parece asustar y hacerte sentir inmovilizado, pero pasado el período de adaptación se pueden descubrir las innumerables cosas que se pueden hacer por sí mismo. Al separarse habrá mucho más tiempo para hacer cosas que gustan y que ya ni siquiera se recuerdan. ¿Por qué no visitar a unos amigos, leer aquellos libros que se han comprado y ni siquiera se han abierto, dedicarse a un hobby, hacer un trabajo voluntario? Son pequeñas cosas que podrán poco a poco devolverte el placer de vivir. Es importante preguntarte: “¿qué es lo que me gusta hacer?” ¡E ir y hacerlo! Acuérdate de los amigos que has dejado en el transcurso del camino. Acuérdate de una vida que había antes de tener novio, de casarte. ¡Rescata tu vida, ahora más que nunca sólo tuya!
De hecho, los momentos de añoranza y tristeza por los recuerdos del pasado son inevitables, pero es importante vivirlos consciente de todo el aprendizaje, y dar al pasado el derecho de existir sin tener por ello que destruirte. Nadie puede evitar la sensación de abandono y la falta que quien se ha ido hace en tu vida, pero tampoco nadie puede privarte de sentir una fuerza interior que poco a poco vas a adquirir al permitirte estar en paz contigo mismo. ¡Y esto no tiene precio!
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores. Visite seu Site e minha Fan page no Facebook. Email: [email protected] Visite o Site do Autor