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¿Hasta qué punto debemos realmente hacer caso de la opinión de otros?
por WebMaster
Autora Jane Duarte
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Traducción de Teresa
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¿Alguna vez dejaste de hacer algo por haber sido objeto de las críticas de personas cercanas? ¿Eres del tipo de persona que de manera general se siente emocionalmente afectada por críticas y juzgamientos? ¿Eres capaz de distinguir entre críticas constructivas y juzgamientos?
Últimamente he venido reflexionando bastante sobre las críticas. Con las redes sociales, las personas han llegado a desarrollar un valor absurdo para colgar en notas y comentarios aquello que en persona difícilmente o jamás hablarían. A menudo, esas manifestaciones vienen acompañadas de agresividad y violencia en forma de palabras.
Está claro que tenemos opiniones y debemos exponerlas. El mundo que vemos es una proyección y construcción de nuestra mente, o sea, ese mundo aparentemente exterior también está dentro de nosotros. Le llamamos paisajes mentales. Siendo así, cuando criticamos, juzgamos al otro por medio de nuestros paisajes mentales, de nuestra mirada. Sin embargo… ¿será así que todos tienen los mismos paisajes mentales en relación al mundo? Claro está que no. Por ello hace falta una gran empatía hacia el otro a la hora de exponer nuestras opiniones o de hacer una crítica.
Por otra parte… ¿y cuando recibimos la crítica? ¿Cómo la entendemos? Es frecuente sentirnos afectados, principalmente si esa crítica proviene de alguien cercano… ¿por qué no oír, no es cierto? ¡Depende!
¿Conoces el texto de Sócrates Los tres tamices?
Un muchacho fue a Sócrates y le dijo que tenía que contarle algo sobre alguien.
Sócrates levantó los ojos del libro que estaba leyendo y preguntó:
- Lo que vas a contarme ya ha pasado por los tres tamices?
- ¿Tres tamices? - preguntó el muchacho.
- ¡Sí! El primer tamiz es la VERDAD. Lo que quieres contarme de otros ¿es un hecho? En el caso de conocerlo sólo de oídas, la cosa debe morir aquí mismo. Supongamos que sea verdad. Debe, entonces, pasar por el segundo matiz: la BONDAD. Lo que me vas a contar ¿es una cosa buena? ¿Ayuda a construir o destruir el camino, la fama del prójimo? Si lo que quieres contarme es verdad y es cosa buena, aún habrá de pasar por el tercer tamiz: la NECESIDAD. ¿Es conveniente contarlo? ¿Soluciona algo? ¿Ayuda a la comunidad? ¿Puede mejorar el planeta?
Y Sócrates remata:
- Si ha pasado por los tres tamices, ¡cuéntalo! Tanto yo como tú y tu hermano nos vamos a beneficiar de ello. En caso contrario, olvida y entierra todo. Será un chisme menos para envenenar el ambiente y fomentar la discordia entre hermanos, compañeros del planeta.
Cuando recibimos una crítica hemos de evaluarla como sugiere Sócrates: ¿eso es realmente una verdad sobre mí? ¿Me está ayudando a construir mi camino? ¿Va a convertirme en una persona mejor? Si la respuesta es un sí a todo, evalúa de qué forma puedes modificar tu vida o tu conducta con la crítica recibida. Si no es así, ignórala, porque no valdría la pena absorber un juzgamiento (o la conocida crítica destructiva), que no te llevaría a ninguna parte.
Cuando nuestra autoestima está fortalecida, difícilmente nos permitimos abatirnos con esa clase de juzgamientos. Recuerda, cuanto más fuerte estás, menos importancia darás a la opinión de los demás. ¡Lleva a tu vida sólo lo que realmente pueda aportar!
Únicamente tú sabes el camino que recorres todos los días para alcanzar tus objetivos. ¡No desistas de tus sueños por culpa de otros! ¡Tú puedes!
¡Hasta la próxima!
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