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LO QUE PODEMOS APRENDER CON LOS NIÑOS
por WebMaster
Autor Baltazar Neto
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Ilustración hecha por el propio médium, de lo que ha visto por clarividencia durante el tratamiento
Traducción de Teresa
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Fecha: Sábado / 15 de agosto de 2015
Local: Reunión espírita / São Paulo-SP
Hora: 9h
Antes de la reencarnación el espíritu entra en un estado de pérdida de consciencia, olvidándose de su "ser divino" y de su personalidad. Esa condición permanece durante la niñez, aumentando las responsabilidades de los padres (o tutor legal) en el desarrollo de los pequeños. Con el tiempo el espíritu va retomando el control, pero es posible una comunicación plena en esta fase de la vida.
No es común en nuestra reunión atender a niños muy pequeños, pero a veces tenemos esa satisfacción. Los procesos son siempre esclarecedores. Esta vez un joven padre trajo a su hijo, de un año y dos meses, llamado Douglas. Ese niño es una criatura de bendición, siendo siempre una experiencia única e inmensurable de aprendizaje sobre la espiritualidad.
Si me lo permitís, voy a relatar rápidamente la primera vez que atendí a Douglas:
"El niño estaba enfermo, con mucha fiebre. Los padres lo trajeron para que les ayudásemos a descubrir el motivo de la enfermedad. Por el contacto inicial percibí que su energía estaba toda revuelta. El motivo eran las constantes desavenencias entre los padres delante del hijo, que impregnaba una energía dañina en torno a su periespíritu. Toda esa carga acababa generando un estado febril en su cuerpo físico. Douglas estaba tranquilo al comienzo del proceso, facilitando mi conexión con su "Yo Superior" para averiguar lo que estaba pasando (pues él era muy pequeño, lo cual podría dificultar el proceso espiritual). La respuesta vino desde el pequeño espíritu y sólo con mis estudios anteriores he podido entender toda la situación: 'Tranquilos, yo ya estaba enterado de todo esto cuando decidí venir. Está todo bien. Vendrán personas a cruzarse en mi camino a fin de que yo tenga el apoyo necesario para esta jornada'. En este momento se cambiaron los papeles. Yo sentí deseos de ser asistido por aquel ser iluminado. Esto demuestra que nuestra edad carnal no significa experiencia y que Dios no juega a los dados ni hace nada al acaso".
Volviendo a la reunión actual, el pequeño Douglas estaba nuevamente ante mí. Yo pensaba en qué cosas podría aprender nuevamente con el chiquillo. Douglas estaba sentado en el regazo de la madre. Empecé a trabajar mi respiración buscando una conexión directa, o con un mentor que estuviese allí para auxiliar en el proceso.
La espiritualidad me mostró los Chakras del pequeño. Eran diferentes de los que habitualmente veo en adultos. No todos estaban a la vista o eran del mismo color. Había uno en espiral negro y blanco con un brillo dorado, que giraba en sentido horario. Su Chakra cardíaco era enorme. Me acerqué por medio de la clarividencia y pude percibir unas ranuras en movimiento.
Me quedé pensando: "¿qué serán esas ranuras en el Chakra de este niño?" He aquí que surge un espíritu para sanar mis dudas:
- Ese chakra cardíaco funciona en los cuerpos astrales como un disco duro de computador, donde van siendo grabadas las energías emocionales del ambiente en que el pequeño convive.
La entidad puso un ejemplo como aclaración:
- El padre se dirige al niño o a la madre gritando. Esa energía queda registrada en ese chakra de la forma como se ha dicho y eso no es bueno. Aunque las palabras del padre sean "No hay que gritar", la energía en movimiento ha quedado grabada. Esa "grabación" gira el norte de las actitudes emocionales de ese niño, que repetirá esos patrones, aun siendo consciente en el futuro de que esa no es la mejor forma de proceder.
Cuando perdemos momentáneamente la razón, nos conectamos directamente con esos patrones registrados en nuestro "disco duro de las emociones" grabado en nuestra infancia. Muchos terapeutas vuelven a esas fases de la vida durante las sesiones para poder auxiliar mejor al individuo.
Tras la explanación del espíritu pasé esa información a los presentes. Así todos tendrán conocimiento de la importancia que nuestras actitudes verbales y físicas tienen en nuestros hijos y en los niños que con nosotros convivan.
Gratitud por la vida y por las oportunidades.
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