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¡Observad las expresiones ajenas!
por WebMaster
Autor Paulo Salvio Antolini
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Traducción de Teresa
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Estábamos regresando a casa cuando ella me dijo: “Mirando a las personas por la calle, ¿percibes lo mismo que yo?” Me quedé en silencio, pues sabía que ella iba a continuar. “Veo rostros tan preocupados, estresados, tristes.”
Sí, lo percibo. Incluso, por la fuerza de la costumbre, a cada uno le construyo una historia. “Este debe estar así porque...” y así sucesivamente. Pero sé que esa no es una costumbre frecuente en otras personas, porque cada una está mucho más preocupada consigo misma como para poder fijarse en las otras.
Propongo a los que me leéis un ejercicio: salir a la calle con la atención dirigida a las expresiones faciales ajenas. Están los que observan a los demás y los que no los observan; entonces podemos decir que los que no lo hacen es porque están envueltos en sus preocupaciones, sus problemas, sus tristezas.
Observad bien lo que estáis notando. Inicialmente podría parecer extraño, pero continuad. Hacedlo durante varios días seguidos y entonces buscad en vosotros si se está produciendo algún cambio, por pequeño que sea. Podéis apostar a que os vais a percibir al menos un poco diferentes en cuanto a vuestros propios problemas.
Observar a los demás conduce a un desprendimiento de sí mismo, y de esa forma, a una mayor integración al medio en que se vive. Una mayor percepción de los problemas ajenos, que automáticamente lleva a dar nueva dimensión a los propios, suavizando su tamaño e intensidad.
A veces habrá un cruce de miradas, y un ligero movimiento de cabeza como saludo llevará al otro un mensaje diferente de lo que él sentía, se percibirá notado y eso le hará sentirse mejor. Podéis creerlo. Pero quien se va a sentir mejor eres tú, que con un simple gesto has ofrecido al prójimo la oportunidad de sentirse acogido y respetado.
Ese ejercicio, a decir verdad, tiene que empezar dentro de casa. Las personas están tan acostumbradas unas a otras que ya ni se notan dentro de la propia casa. En el trabajo también. En fin, donde haya personas.
Aprovechad también para extender ese ejercicio a cada uno de vosotros. Cuando os miráis al espejo ¿realmente os veis, o sólo rasuráis la barba o atáis el cabello sin siquiera identificar vuestras propias expresiones?
Se habla mucho de solidaridad y poco se entiende de ese sentimiento. Ser solidario es estar dispuesto a apoyar, a ayudar a alguien en determinada situación. Para ello no es preciso conocer, hablar o estar al lado. Una vibración positiva dirigida a la otra persona incluso aunque ésta no lo sepa, es de gran ayuda. No necesitamos saber cuál es el drama en que ella vive, sólo vibrar por ella. Vibrar significa enviar ondas de energía.
Hoy son poquísimas las personas que realmente no creen en la capacidad del ser humano de recibir y emitir energías. La ciencia se ha encargado de demostrarlo. La neurociencia y la física cuántica están dominando cada vez más el campo de lo abstracto, aportando comprobaciones concretas de su existencia.
Percibiréis también que las ideas para resolver vuestros propios problemas surgirán con mayor facilidad, pues cuando conseguimos desprendernos de lo que nos incomoda, al volver a ello nuevamente nuestra mirada tenemos la solución más a la vista.
Pocos son los que realmente creen en la fuerza del propio pensamiento y lo practican. Pensamiento y sentimiento componiendo un único vector en dirección a lo que se desea. Muchos lo emplean negativamente, pues consideran que la vida les es ingrata y que no tienen el poder de cambiar esa circunstancia. Así, pensamiento y sentimiento están dirigidos hacia lo negativo. Entonces, negativo será.
Todos ya han vivido la experiencia, en un día triste, de la sonrisa de otra persona que viene a modificar ese estado. Pues bien, podemos y debemos hacer esto a cada momento. Será estupendo para todos.
Tener la consciencia de que no somos los únicos en este mundo nos hace y nos vuelve mucho mejores. Nos quita del individualismo que tan nefastamente ha estado proliferando en estos tiempos actuales.
Haced la prueba. Practicad y extraed vuestras propias conclusiones.
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