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Palomas ciegan. ¡Dios cura!
por WebMaster
Autor Wilson Francisco
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Traducción de Teresa
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Tobit, padre de Tobías, habiéndose quedado ciego y sintiéndose humillado por las circunstancias, clama a Dios en medio de su dolor:
“Trátame, pues oh Señor, como mejor te parezca; pero recibe mi alma en paz, porque mejor me es morir que vivir”.
La indignación se produce porque él, un hombre bueno y generoso, tuvo su visión afectada por excrementos de palomas que sobrevolaban donde él, misericordioso, se dedicaba a enterrar a los muertos abandonados.
Y su plegaria es escuchada por Dios, quien manda a su ángel Rafael para curar sus ojos. ¿Cómo ocurre eso? Observa cómo lo hizo Dios.
Tobit llamó a su hijo Tobías para informarle acerca de un dinero que había dejado en depósito a Gabael, un familiar que vivía muy lejos. Ciego, sin poder trabajar, ahora él necesitaba ese apoyo financiero.
Entonces, dijo a su hijo palabras de bendición:
“Bendice al Señor Dios en todo tiempo. Pídele que Él te guíe en todos los caminos, y que te haga salir con bien en todas tus iniciativas y proyectos”.
Tobías, entonces, se prepara para el viaje a Media, atendiendo a lo que le pide su padre.
Como no conoce el camino, y por orientación de Tobit, Tobías busca un acompañante para el viaje.
Va al mercado y conoce a un joven que accede a acompañarlo.
Tobías no lo sabe. El joven es el Ángel de Dios, Rafael, que se dispone a caminar con él.
Al conocer a Tobit, quien se muestra desanimado ante la vida, el ángel le anima y le revela que pronto vendrá la curación de Dios.
Después de despedirse, Tobías y Rafael parten hacia la Media.
En nuestras vidas, aunque no tengamos habilidades para reconocerlos, los ángeles de Dios se disponen a acompañarnos.
Y Dios nos intuye: Ánimo. ¡Pronto serás curado!
Sobre este asunto tengo una revelación extraordinaria.
¡Hay quienes rechazan la Biblia! Yo la estudio y observo si lo que está escrito puede llegar a concretizarse.
Nilma inició el Proceso Mutación conmigo. Accioné sus memorias para curar a su Niña Interior.
Ella tuvo sueños y recuerdos impresionantes durante el proceso. Y un día en que sufría con esas memorias, tuvo una visión. Dice:
“Ayer tuve una visión por mi mente. Vi a un Ángel de alas blancas diciendo que seré curada. Y después que hemos hablado, oré, di gracias y conseguí visualizarlo por completo”. Me sentí feliz y llena de esperanza.
Ella me confidenció después que siempre había estado muy ligada al Ángel Rafael y se sintió muy feliz e impresionada porque en el Proceso yo le envié la Apelación al Arcángel Rafael.
Por tanto, la concretización de milagros (transformaciones) se produjo en la Biblia y se repite ahora, con esa mujer. La mutación se produce cuando hay merecimiento y súplica.
Tobías y Rafael son instrumentos de Dios para la respuesta a la oración de Tobit.
Dios va mostrando a Tobías las gracias que podrán sobrevenir, cuando las personas se “ponen en camino”:
Ponerse en camino significa tener ánimo, voluntad y decisión para PEDIR y BUSCAR.
Durante el viaje, Rafael le orienta: Vamos a pescar para tener alimentos. Del pez, saca la vesícula con la hiel, y el hígado.
Antes de llegar a su destino pasan por la casa de Ragüel, su tío. Sara, su prima, es atormentada por demonios que matan a sus pretendientes.
Rafael conduce a Tobías a la visita y afirma que Sara será su esposa.
Los demonios aterrorizaban a la muchacha y le impedían casarse.
El Ángel quema el hígado del pez y hace oraciones. Los Espíritus Malignos dejan a Sara en paz y libre.
Mi lectura de este proceso: El hígado es el órgano que guarda el odio y el rencor. La quema del hígado repercute en ese órgano de la muchacha retirando de él las impregnaciones que atraían acciones de venganza. El Ángel, en ese acto/proceso, curó a la víctima y a sus verdugos.
Sara se libera y Tobías la pide en matrimonio.
El suegro, temiendo por Tobías, acepta la intervención del Ángel que le muestra ser voluntad de Dios que Sara se case con Tobías.
La ceremonia se realizó. Dios, nuestro Creador, tiene siempre un plan de mucho amor para todas las criaturas.
A veces este plan no se cumple, porque pecamos (nos hacemos frágiles) y nos alejamos del Amor de nuestro Creador y del Amor propio.
Tras la ceremonia, Tobías fue exhortado bajo juramento por Ragüel a pasar catorce días en su casa.
Por otra parte, no podía dejar de ejecutar la misión a que había sido enviado, o sea, ir a Media a cobrar el dinero de su padre.
Él hubiera podido, en el fervor del momento, haber abandonado cualquiera de las misiones. Por el contrario, tuvo fe y delegó la misión recibida de Tobit a la persona adecuada y preparada para la situación, su acompañante, el chico del mercado.
Dios pone Ángeles en nuestro camino, y sin embargo, tenemos gran dificultad en percibirlos.
¿Quién es el Ángel que Dios ha colocado en tu vida?
Reflexiona sobre esto, ya que quizá él se encuentre mucho más cerca de lo que imaginas, esperando a recibir tu petición de “socorro”. Por eso, ¡ten el valor de PEDIR!
Ana, la madre de Tobías, se preocupa por la tardanza de su hijo en volver, y Tobit tranquiliza a su esposa basándose en su confianza en el “hombre que lo acompaña” que, en realidad, es el propio Ángel Rafael.
Los padres de Sara procuran retener a los recién casados, pero ante la insistencia de Tobías, bendicen su retorno y dejan partir a su hija.
Tobías y el joven, el Ángel Rafael, llegan con el dinero y el remedio para curar los ojos del padre. De la vesícula del pez, el Ángel saca la hiel y la aplica en los ojos del padre de Tobías.
Tobit y su mujer entonaron alabanzas al Señor por la cura recibida y además recibieron a Sara su nuera con alegría.
Tobit, que había sufrido con el exilio y la ceguera, da gracias a Dios por haber escuchado sus plegarias y por Su piedad para con él.
La historia de Tobías se encierra con el testamento del padre Tobit, que muere en paz a la edad de ciento doce años, gozando de una vida próspera.
En los últimos momentos de su vida, llamó a Tobías y le recomendó que se mudase en cuanto diese sepultura a su madre, pues creía en la profecía de Nahum, sobre la destrucción de Nínive.
También resaltó la importancia de una vida justa y caritativa y dijo a Tobías que Jerusalén sería reconstruida y todos los pueblos se convertirían a Dios, abandonando sus ídolos.
Tras la muerte de Ana, Tobías, como le había recomendado su padre, se va con su esposa e hijos a vivir con sus suegros, proporcionando a éstos una honrosa asistencia en su vejez, y al final de sus vidas, hereda sus bienes.
Tobías murió rodeado de afecto. Había vivido con fe y esperanza.
¡En el momento oportuno, pidió apoyo y llevó a cabo su misión!
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