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Perseguidores obsesivos después de terminar la relación
por Silvia Malamud
Traducción de Teresa
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¿Qué puede llevar a muchos hombres y mujeres a convertirse en perseguidores obsesivos tras el término de una relación?
Que a nadie le gusta llevar calabazas en una relación o matrimonio es cosa de común acuerdo para la gran mayoría. No saber lidiar con esas situaciones puede convertirse en el peor de los mundos, hasta el punto de convertir la vida de la persona en un verdadero infierno.
Sensación de derrota, añadida al apego desarrollado durante el tiempo de la relación, pueden servir como peligrosos gatillos emocionales para que toda suerte de actitudes impensadas se apoderen del individuo descartado.
Entre las innumerables respuestas que surgen cuando se es rechazado, los sentimientos más frecuentes que sobrevienen son los de aislamiento, desolación y tristeza profunda y para lidiar con todo este torbellino emocional algunos mecanismos compensatorios de sobrevivencia suelen ponerse en acción a menudo, llevando a las personas a pensar y sentir cosas como que el compañero sentimental no era tan bueno como podía parecer, y que la ruptura había sido lo mejor que pudo pasar. Por otra parte, y dependiendo de determinadas características de personalidad, otros sentimientos, no tan sencillos ni tan fáciles de manejar, pueden surgir. Si la persona excluida de la relación ya viene con excesivas tendencias a ser celosa, posesiva, y otras características que pueden evidenciar rasgos de perjuicio psicológico relacionados con narcisismo perverso o psicopatías, la situación posterior a la separación puede complicarse bastante.
En general, cuando se produce una ruptura, cualquier persona puede verse acometida por un cierto período de inconformidad y de buscar rescatar la relación. En esas horas es cuando suelen burbujear promesas de mejora personal y tentativas de llegar a un arreglo, pero el peligro está en sobrepasar la línea roja. Algunos, por no soportar derrotas o incluso por estar demasiado envueltos, acaban corriendo el riesgo de pasarse del punto, hasta que al final, por el exceso de insistencia, acaban por hacer que el otro sólo confirme más aún que a la vista de los motivos que le llevaron a la decisión de separarse, de hecho la mejor decisión que podía tomar fue la que ha tomado.
En casos más patológicos, la historia se revela de modo distinto. El narcisista perverso, resentido por haber quedado de manifiesto que él efectivamente no era “el tipo”, de pronto hará de todo y más para que su ex víctima elegida vuelva a dormirse, y para tanto inventará mil y una trampas de seducción y de conquista, que a estas alturas ya no encontrarán eco. Tras mucha insistencia, en la segunda parte de la percepción de que su pérdida afectiva es de hecho real y de que, por lo tanto, él ya no ocupa el lugar especial que tenía en detrimento de la persona con quien mantenía la relación, algunos destilan odio, con agresiones verbales y a veces físicas. Seguidamente, por increíble que pueda parecer, viran sus brújulas internas hacia otros horizontes, en busca de nuevas víctimas, borrando toda conexión que un día tuvieron, a fin de cuentas fueron heridos donde más les podía doler, que es en su narcisismo. En caso de haber hijos, la ex será eternamente mirada como la villana del cuento, por no haber validado el merecido lugar de supremacía del Olimpo a que ellos alucinan pertenecer.
Si es el caso de que el excluido de la relación tiene tendencias psicopáticas, la situación de rechazo puede dar lugar a movimientos peligrosos, obsesivos y desgraciadamente sin término. A menudo las ex víctimas necesitan del auxilio de la Justicia para que alguien pueda intervenir, frenándolos de alguna manera. Ellos tienen un punto de mira como objetivo oculto de exterminio y funcionan, desde el momento en que eligen sus víctimas, como una especie de matadores silenciosos, y eso por desgracia no termina con la ruptura de la relación. Es prácticamente imposible conseguir de ellos que renuncien a su objetivo.
Saber con quién se está lidiando ya al comienzo de una relación puede valer la calidad de tu vida y en algunos casos, la misma vida.
Dependiendo del caso, un tratamiento psicológico y a menudo psiquiátrico son de gran ayuda. En casos más graves, la posibilidad terapéutica no es aceptada porque los protagonistas difícilmente comprenden que padecen alguna cuestión que haya de ser tratada y el ex siempre será el culpable de todo.
Tener una visión esclarecida sobre lo que puede estar ocurriendo si existe alguna duda en el ambiente de la relación puede ser el divisor de aguas más importante de tu sagrada jornada.
Tanto hombres como mujeres pueden pasar por situaciones de este tipo.
Recado: Al iniciar una relación e incluso mientras está en curso independientemente del tiempo que se lleve con ella, si hubiese algún malestar, debes saber escucharte y tratar de averiguar la raíz de lo que te incomoda. Jamás cedas a un malestar difuso, intermitente y secuencial. Permanece alerta porque con el tiempo la tendencia es a acostumbrarse con las grietas en la pared considerando que una baja calidad de vida es normal.
¡Cuanto más despiertos, mejor!
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Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos
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