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Problemas afectivos, profesionales, financieros, y enfermedades vienen de enmarañamientos sistémico

por WebMaster

Autor ROBERTO DEBSKI
rodebski@gmail

Traducción de Teresa
[email protected]

Problemas afectivos, profesionales, financieros, y enfermedades vienen de enmarañamientos sistémicos en nuestras familias

"En un sistema familiar actúa un campo común del espíritu (campo sistémico), alcanzando a muchas generaciones pasadas y colocando a todos los miembros en resonancia.
En ese campo, se hallan registrados todos los acontecimientos importantes del pasado. Siguen actuando en el presente sin que sus miembros actuales tengan consciencia de ello o puedan resistirse. Por eso, a lo largo de muchas generaciones, se repiten los mismos destinos y comportamientos, así como las mismas imágenes y sentimientos".

Bert Hellinger

El impresionante fenómeno de "apertura" de un campo sistémico, que trae todas las informaciones de aquel sistema familiar, es lo que atestiguamos en una constelación.
Jung con su teoría del Inconsciente Colectivo, la teoría holográfica, los hindúes con el Akasha y otros filósofos, religiosos y científicos, presentan teorías y explicaciones de sus propias observaciones que parcialmente explican ese intrigante fenómeno, siempre observable en una constelación.
El biólogo y científico inglés Rupert Sheldrake se aproxima a cierta comprensión al presentarnos la teoría de los campos morfogenéticos, que moldean la forma de las estructuras, desde las pequeñas hasta las grandes, y de los sistemas a los cuales pertenecemos, la familia, organizaciones, comunidades y países.

Empleando una metáfora, es como si nuestro sistema familiar fuese un holograma, y cada porción de ese sistema (cada integrante), por diminuta que sea, contiene en sí misma la información de todo el sistema.
Ese fenómeno explica, si bien todavía de manera incipiente, el hecho de que los representantes de una constelación sistémica entren en resonancia con aquel sistema y aquella historia y se sientan y comporten lo mismo que sentían y actuaban las personas representadas de aquel sistema familiar.
No dejo de admirarme y maravillarme en cada constelación que hago o en la que participo, por constatar que todos los representantes que son llamados a participar presentan resonancia, tienen temas personales y familiares comunes con la constelación en la cual participan.

Siendo así, también se benefician personalmente, además de colaborar con la persona constelada.
Nada es por acaso, mucho menos los movimientos que nos llevan a ser elegidos y participar en una constelación sistémica, o incluso a sólo estar presentes y observar.
En el último grupo de constelaciones sistémicas que facilité, una joven de 16 años, que yo no conocía, fue llevada por los abuelos para que constelásemos la situación de una dolencia de difícil control que ella presentaba, un hipertiroidismo refractario al tratamiento.
Es importante consignar que la constelación no sustituye ningún tratamiento médico o psicoterápico realizado, pero sí los complementa.

Abrí la constelación y pedí a la joven que eligiese representantes para ella, para la enfermedad, para sus padres, y la constelación se fue desarrollando con la necesidad de inclusión de otros miembros, la abuela, otros familiares, un secreto apareció, todos se relacionaban y entre sí, desvelando historias hasta entonces ocultas.
Una linda, misteriosa y emocionante pieza, sin previo, como son todas las constelaciones.
La constelación se encaminó hasta el final hacia una nueva situación, más fluida y armónica. Integrantes excluidos de la familia fueron acogidos y vueltos a incluir en ella, secretos fueron contemplados y honrados, los Órdenes ocultos, hasta entonces no observados, fueron respetados y vivenciados.

La dolencia, que al principio era fuerte, rígida, manifestaba muchas señales y estaba muy conectada a la paciente, se alejó, "relajó" y ya no se sentía presente ni "necesaria".
Sí, he dicho que la dolencia era necesaria, porque las enfermedades son siempre necesarias y útiles, ya sea para salvarnos de la muerte o de la locura, para mostrarnos lo que no conseguimos ver, a qué y a quién están ligadas esas dolencias en el sistema familiar.
Unicamente percibiendo cuál es el mensaje que la enfermedad quiere transmitirnos, es como lograremos entrar en armonía y caminar hacia una posible sanación integral y sistémica.
Tras el final de aquella hermosa constelación, algo increíble se reveló, ¡para sorpresa mía y de todos!
De los representantes que habían sido elegidos por la joven constelada para participar en su constelación, los cuales no se conocían, unas diez personas, ¡ocho tenían enfermedades de tiroides!

La representante llamada para ser la dolencia, y que afirmó haber intuido que sería elegida, ya no tenía su tiroides, operada hacía años por una grave afección.
Otros siete representantes tenían diversas enfermedades de tiroides, tomaban medicamentos y hacían, o ya habían hecho, tratamientos para dolencias de ese órgano.
Nadie en la sala, y éramos unas 25 personas, sabía de todo esto, ni siquiera yo.
Quien eligió a todos los representantes fue la propia joven constelada.
Los elegidos lo fueron por tener en sus historias de vida cuestiones semejantes, y así presentaban una resonancia sistémica con aquella constelación.
Ciertamente también fueron "trabajadas" por esos representantes ciertas cuestiones de cada uno, demostrando que las constelaciones son altamente terapéuticas, pese a no ser una terapia, sino una maravillosa técnica de ensanchamiento de la consciencia.

También al observar esos fenómenos podemos entender que los patrones de comportamiento repetidos en diferentes generaciones en las familias, se deben a los enmarañamientos sistémicos, conflictos y exclusiones, que nuestros antepasados vivenciaron, y llegan hasta nosotros.
Dificultades en relaciones, problemas afectivos, profesionales, sentimientos sin explicación y dolencias, pueden ser debidos a cuestiones familiares no resueltas.
Por no haber sido solucionadas, son repetidos por descendientes que buscan inconscientemente traer de vuelta el equilibrio a la familia, sin éxito.
Se trata de una tentativa inconsciente de compensación que a nadie beneficia. En algún momento una persona de esa familia será quien arroje luz sobre esas cuestiones y llevará a la familia a un lugar mejor, al traer a la consciencia esos acontecimientos, al observar y volver a introducir los Órdenes en aquel sistema, quedando acogidos y honrados los excluidos de la familia.

Todo esto puede hacerse a través de una constelación, cuando son trabajados los enmarañamientos y la familia se encamina hacia un destino más sano y feliz.
Los órdenes ocultos del Amor y la Vida descubiertos por Bert Hellinger son de una sencillez y verdad esenciales.
No podemos vivir en armonía si no respetamos y caminamos de acuerdo a esos órdenes.
El Amor es como el agua, y los Órdenes son la jarra.
El Amor necesita del Orden para que la Vida fluya en equilibrio.
¿Quieres conocer cómo se producen esos movimientos del alma?

Informaciones en Ser Integral, teléfonos (55) 13-32251061 / 32252676.



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