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Puertas abiertas
por WebMaster
Autor Tom Coelho
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Traducción de Teresa
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“Antes de entrar, piensa en la salida.”
(Proverbio italiano)
Ante el dinamismo del mercado de trabajo actual, que estimula a movilidad en todos los niveles jerárquicos, es muy probable que tú pases por la experiencia de cambiar de empleo. Al hacerlo, es altamente recomendable adoptar una postura que mantenga abiertas las puertas de la compañía de la cual te estás retirando.
Los motivos son muchos. Primero por una cuestión de marketing personal, valorizando tu propia imagen como profesional dentro de la empresa y para ante el mercado. Segundo porque el mundo es pequeño y da vueltas, como se dice por ahí. Las empresas están constantemente pasando por fusiones e incorporaciones y los ejecutivos están siempre migrando de una corporación para otra. Así, es grande la probabilidad de que vuelvas a actuar bajo la tutela de un mismo jefe o conglomerado. Y tercero porque puede que no te vaya bien en el nuevo empleo y tengas que intentar el retorno al antiguo puesto. Comprendido eso, reflexiona sobre las siguientes sugerencias, en un eventual proceso de transición de empleo.
1. Sé transparente. Al surgir una nueva oportunidad y tras analizarla, y a medida que las negociaciones vayan avanzando de forma consistente, reúnete con el empleador para informarle de tu decisión. Juega limpio y no dejes para comunicar tus pasos a última hora – la información puede llegarle por otras fuentes y comprometer tu imagen y credibilidad. Recuerda también avisar a tu equipo de tu marcha, procurando tranquilizarlos.
2. Expón tus motivos. Si el cambio está vinculado a una gran oportunidad de crecimiento personal, explica que deseas aprovecharla, aun conociendo los riesgos. Si el motivo fuese un mejor paquete de remuneraciones, comunícalo con claridad, y permanece preparado para recibir una eventual contrapropuesta, pudiendo aceptarla o rehusarla, pero sin jamás entrar en una subasta con los empleadores actuales y los potenciales, bajo riesgo de quedarte sin ninguno de los dos empleos. Ahora bien, si el cambio se debe a una insatisfacción con la estructura de la empresa o con los superiores a que estás sometido, da preferencia al argumento de que hay cierta “incompatibilidad de ideas”, o sea, usa de eufemismos para marcharte con elegancia.
3. Prepara la transición. A decir verdad, el trabajo de preparar un sucesor es atribución de todo buen profesional, y debe iniciarse tan pronto se ingresa en la empresa. A fin de cuentas, tú te tornas insustituible cuando te tornas sustituible. No obstante, si has llevado tu cargo con mano de hierro, en estilo centralizador, deberás desdoblarte para seleccionar en tu equipo a una persona, la que juzgues más cualificada, e instruirla para asumir tus responsabilidades. Es una cuestión primordial y de respeto para con la compañía salir dejándola en condiciones de proseguir con su rutina.
4. Elabora un manual. Redacta un manual de procedimientos administrativos que contemple aspectos considerados fundamentales a la luz de tu experiencia en la organización. Encara ese documento, de algunas páginas, como un último informe de tus actividades, procurando que sea orientador para tu sustituto y aprovechando para registrar los logros obtenidos durante tu gestión.
5. Presta asistencia. En rigor, la legislación brasileña pide un aviso previo de 30 días. Si te es posible, permanece al frente de los negocios por todo ese período o, al menos por 15 días, a fin de contribuir al proceso de transición. No obstante, si el comienzo en la otra empresa fuese inmediato, colócate a disposición para aclarar dudas por teléfono o e-mail dentro del mismo plazo en que cumplirías el aviso previo. Evidentemente, esta colaboración ha de tener lugar sin interferir en tu nueva actividad.
6. Negocia la rescisión. Tus emolumentos rescisorios son derechos adquiridos. Haz una negociación justa, evitando caer en la trampa de empresas que procuran esquivar sus obligaciones so pretexto de dejar las puertas abiertas. Considera incluso nombrar a un procurador para que te represente.
Las anteriores claves fueron postuladas desde el punto de vista del profesional que pide su desvinculación de la empresa. Es obvio que en el caso de un despido sumario, aun en aquellos con aviso previo indemnizado, el cuadro es otro. No obstante, incluso en esa situación, vale la advertencia de que demostrar amargura o quejarse no ayudará en nada. Siempre, siempre, demuestra aprecio por haber trabajado en la compañía, aunque haya sido una experiencia abominable. Y esta ha de ser tu conducta incluso cuando seas entrevistado por otra organización.
En el caso de que la transición en curso lo sea para una empresa competidora, es evidente que no habrá la posibilidad de cumplir aviso o prestar asistencia en los moldes propuestos. En esta circunstancia, la transparencia adquiere relevancia suprema, estando asociada a la ética y a la profesionalidad en lo que atañe al respeto por el sigilo de los datos estratégicos de la compañía de la que eres dimisionario.
Por último, recuerda que tu antiguo empleador será una referencia permanente en tu currículo, que habrá de acompañarte toda la vida. Cultiva una buena imagen. Es un patrimonio que vale preservar.
* Tom Coelho es educador, conferenciante en gestión de personas y negocios, escritor con artículos publicados en 17 países y autor de nueve libros. E-mail:
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