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¿Qué es la Mediumnidad?
por WebMaster
Autora: Ana Rodrigues
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Traducción de Teresa
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La Mediumnidad es una capacidad que el ser humano posee, al igual que la inteligencia u otras capacidades cognitivas. El concepto fue creado por Allan Kardec, que a mi modo de ver, tuvo el papel social occidental de desmitificar fenómenos que hasta la época, a pesar de naturales, habían sido desvirtuados, por decirlo así, por la religión y el estado. Como durante siglos uno de los objetivos fue mantener la ignorancia, era crucial ocultar la verdad, es decir, los hechos, fuesen éstos explicables o no por la ciencia de la época.
Esos fenómenos existen desde los primordios de la humanidad, con lo cual podemos considerarlos como algo que forma parte del ser humano, aunque no siempre fue considerado natural o desarrollado en su beneficio. El concepto ha estado siempre ligado al Espiritismo, cuya creación es de Allan Kardec, para designar aquellos que tenían esa facultad más desarrollada y ayudaban a seres desencarnados a ser adoctrinados, o en determinados momentos “viven” vidas anteriores (eso que hoy se designa como regresión, siendo impulsor de esa terapia el Dr. Brian Weiss), y también para la transmisión de mensajes, lo cual en la actualidad se denomina canalización.
Debido a las diferentes formas que tienen los médiums para establecer esa comunicación, Kardec creó una clasificación, como por ejemplo: médiums de efectos físicos, médiums sensitivos, médiums auditivos, médiums videntes, médiums sanadores y psicógrafos. La forma en cómo se expresa es cada vez menos relevante, por el simple hecho de que lo importante es que la persona haga beneficios con esa capacidad. Hay todavía mucha ignorancia en cuanto a esta capacidad, que es confundida con la “brujería”. No obstante, ella existe en muchos seres humanos. Al igual que la telepatía, otra capacidad que las personas viven sin tener conciencia de ello.
Comparto un poco de mi experiencia propia, y así es probable que ayude a esclarecer aquello que muchos viven, no siempre con mucha ayuda. Mi recorrido es ligeramente diferente del de la mayoría de las personas que he conocido hasta hoy. La mayoría de ellas, siendo médiums de incorporación, necesitaban trabajarlo de modo a sentir menos las consecuencias de ello en su día a día. Sin embargo, Kardec trajo algún esclarecimiento que no siempre he visto usar en los Centros Espíritas al aconsejar a las personas. Vi a muchas continuar en la ignorancia en cuanto al fenómeno en sí, y sobre cómo podrían vivirlo de otras formas.
Como decía… muchas personas descubrieron que percibían seres desencarnados, oían cosas, y vivían situaciones un poco radicales, de forma que ya no podían esquivar algo que existe. Entonces, se sintieron obligadas a saber un poco más; otras intentaron encontrar una forma de “sufrir” aquello de modo más llevadero, ocultando lo que aún hoy se considera “anormalidad” o enfermedad. He conocido, y conozco, personas que son tratadas como si fuesen psicóticas, cuando la cuestión no es esa. La ciencia ya tiene algunas pistas, no obstante, todavía es poco esclarecedora, y en Internet la información no siempre está filtrada.
Pues bien, al compartir con vosotros mi experiencia, deseo con ello aportar una plusvalía. Desde que me recuerdo por “gente” siempre he creído en un “Dios”. Ese concepto no me fue dado en casa, por el hecho de que mis padres decidieron no bautizarnos (ni a mí ni a mis hermanos), al considerar que era una decisión personal nuestra. Aun así, yo siempre he creído en algo que en la sociedad era designado como Dios. En mi adolescencia mi madre abrazó de repente el Espiritismo de Allan Kardec, y como buena matriarca, nos inició en esa doctrina. Hubo conceptos que yo acepté y con los que estuve de acuerdo y otros no. Hoy puedo decir que siempre he sido sensitiva sin ser consciente de ello. Al estudiar psicología y filosofía en el Liceo (que hoy se denomina escuela secundaria), puse en causa todo lo que sentía y había aprendido como humana en esta vida.
A partir de mis 16/17 años construí mi verdad, y hasta hoy eso ha venido siendo un proceso en movimiento, lo cual me parece maravilloso, toda vez que mis capacidades se han estado desarrollando de forma natural y centrada. Nunca he vivido, como pasó con la mayoría de las personas que he conocido, “ataques” ni situaciones dramáticas. Quizá debido a mi trayectoria y a haber aprendido que podemos usar, desarrollar, vivir esa capacidad de forma consciente, y natural, sin miedos ni tampoco dogmatismos. Probablemente mi actitud de tener siempre en la misma proporción las perspectivas científica y espiritual, de cuestionar los testimonios y teorías de otros seres humanos, y de haber escuchado mi intuición, me ha ayudado a crear mi propia verdad.
A lo largo de los años, mientras ayudo a otras personas, siempre en un contexto holístico (pese a que sólo hace algunos años tuve acceso a ese conocimiento) he ido estudiando, recogiendo datos, observando a quienes llegaban; con eso he creado mis propias herramientas, mi método. No mantengo adhesión a ninguna teoría por sí sola; considero que todas las herramientas son útiles y tienen una funcionalidad. El ser empática me ha venido ayudando mucho en este proceso, por el hecho de ser capaz de sentir lo que el otro siente, sin haber propiamente vivido lo que el otro vive. He llegado muchas veces a la conclusión de que las personas que se agarran a un sólo enfoque acaban por desatender otros aspectos y eso no les ayuda.
Nosotros somos humanos y por eso la psicología es una estupenda herramienta para ayudar a esclarecer, a explicar fenómenos que no necesitan ser explicables por una “espiritualidad”, cuando lo he visto hacer y eso no aporta tranquilidad. Otras veces, determinados rituales y creencias bloquean a las personas, por creer que sólo de aquella forma se “salvan”. No me siento cansada cuando ayudo a otras personas, como veo a muchos terapeutas quejarse, o por ser “papel secante” como otros mencionan, por el simple hecho de que las personas por lo regular, usan de su propia energía para ayudar al prójimo o no están debidamente protegidas. Mi energía es para mí; la energía a usar es la de la Fuente, de ahí que seamos un canal.
¿Cómo vivo yo mi facultad? De forma natural, sin necesidad de saber quién me trae mensajes, teniendo consciencia de que soy alguien que está aquí temporalmente, que el cuerpo humano me impone limitaciones, y sé que nunca estoy sola. Tengo la creencia de que nuestra mente (poder personal) tiene mucha fuerza y que hay varias maneras de vivirlo. Si considero que soy un ser cósmico, estoy siempre conectada al Universo, y por ello tengo capacidades características suyas.
¿Cómo se manifiesta? Unas veces con imágenes, otras con mensajes, otras cuando estoy atareada en algo y me surgen “pensamientos”, algunas veces de forma psicográfica, otras que desconozco, como por ejemplo, que vengan a hablarme de algo, que de repente, yo ya sabía, como si ya estuviese “dentro de mí” sin tener mucha conciencia de ello. Es un fenómeno que he aceptado como natural, como formando parte de mí, algo a que yo llamo “sentir”. También cuando “trato” los dolores de las personas o las alivio.
Soy un ser energético como todos los seres humanos. Así como unos tienen talentos diferentes de los de los otros, esta capacidad está desarrollada de forma diferente en cada uno de vosotros. Descubrir cómo usar de ellas es un desafío. Elegir aprender y saber quiénes somos, también.
Ana Guerra
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