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Un Aborto trae consecuencias sistémicas para la familia, dolencias y dificultades. ¿Cómo traer de v

por WebMaster

Autor ROBERTO DEBSKI
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Traducción de Teresa
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Un Aborto trae consecuencias sistémicas para la familia, dolencias y dificultades. ¿Cómo traer de vuelta la salud y el Amor?

“Un aborto es cosa de dos, afecta a ambas partes, la mujer y el hombre. No obstante, en la mujer tiene efectos más profundos, de un alcance mucho mayor: ella pierde algo de su alma y también pierde algo de su salud; ella deja algo de su cuerpo con el hijo abortado… a través del aborto la mujer entrega algo de sí misma”.
Bert Hellinger

El aborto es un tema extremadamente polémico.
Origina discusiones y puntos de vista inflamados, conflictos y “certezas” que se contraponen unas a otras.
Por lo regular, sus defensores y opositores presentan opiniones apasionadas, siempre basadas en “evidencias” sociológicas, políticas, psicológicas, éticas, religiosas, espirituales, médicas, y otras muchas, sin que haya cualquier posibilidad de acuerdo entre ellas.
Algunas presentan puntos semejantes y otras diametralmente opuestos.
Bert Hellinger con su teoría y visión sistémica nos trae un nuevo aporte para reflexión y comprensión sobre esa cuestión tan delicada. A partir de ahí es posible ensanchar nuestra consciencia sobre ese importante tema.
Él descubrió, a través de la observación de personas y sus familias, sociedades y otros sistemas, que existen tres leyes naturales, sistémicas y ocultas, a las que denominó Órdenes del Amor.
Desconocerlas y vivir sin observarlas o contrariar a propósito esas leyes naturales hace que los sistemas se desequilibren y sus integrantes enfermen.

Se hará necesaria una compensación para restablecer el equilibrio del sistema, y esa búsqueda de compensación será llevada a cabo, inconscientemente, por alguno de sus miembros, desde jóvenes, en un futuro más o menos lejano.
La presencia de sólo el amor no basta. Solamente cuando el amor sigue esos órdenes, como el río sigue sus márgenes, es posible vivir una vida más plena, armoniosa, saludable, próspera y feliz.
No hay juicio alguno de valor, de acertado o equivocado.
Los Órdenes de la Vida son fruto de la observación, y su acción se verifica en el campo fenomenológico de la existencia.
Las tres leyes de la Vida son la ley de la Pertenencia, la ley de la Jerarquía y la ley de la Compensación.
Sobre la Pertenencia, todos tienen derecho a pertenecer, nadie puede ser excluido de un sistema sin que otro integrante, por amor, lealtad, conciencia de grupo y búsqueda de compensación, busque una integración representando el papel del excluido.

Sobre la Jerarquía, en cualquier sistema quien ha venido antes es mayor y tiene más derechos, quien ha venido después es menor y tiene prioridad.
Los mayores cuidan y orientan a los menores. Los menores respetan y aprenden con los mayores y el ciclo continúa.
Sobre la Compensación, dar y recibir es el flujo del Amor transitando entre las relaciones. En todas las relaciones el dar y recibir debe producirse armoniosa y equilibradamente.
Cuando sólo uno da, o da mucho más que el otro, la continuidad de la relación se pone en riesgo.
Yo doy, y el otro, por amor, se siente en deuda, y da un poco más. Ahora es mi turno y entonces cada uno alimenta al Amor que crece y da frutos.

Un hijo debe venir del exceso de Amor entre los padres, nunca para rellenar vacíos, sostener la pareja, ser el proyecto de vida de los padres o cualquier otra finalidad que no sea materializar el Amor de los padres en la familia.
Cuando se trata de padres e hijos, la compensación sólo puede producirse en dirección al futuro, nunca al pasado.
Los hijos no tienen cómo retribuir la Vida que vino a través de sus padres a no ser pasándola adelante, dando la vida a sus propios hijos, o, si no los tienen, a la sociedad a través de sus dones y acciones en favor de la vida.
Cuando los hijos crecen y permanecen dedicados a la familia de origen, no tienen energía para llevar la vida adelante por su propia familia.
Y ¿cómo puede ser entendida la cuestión del aborto, sea espontáneo o provocado, sin juzgamientos, en relación a los Órdenes del Amor?

En un aborto, la primera ley del Amor no vivenciada es la de la Pertenencia.
El aborto es una exclusión en la familia. Por dolor, vergüenza o culpa un aborto no es comentado y sí ocultado, dejado de lado, para evitar el sufrimiento.
Sabemos que nadie puede ser excluido impunemente en cualquier sistema so pena de posibles graves consecuencias sistémicas.
Un descendiente de esa familia representará al excluido, pudiendo sufrir enfermedades o vivir conflictos y dificultades sin siquiera conocer la causa, que es sistémica y viene de ese aborto.
La segunda ley también es violada cuando hay un aborto.
Los hijos abortados deben ser considerados en el orden de precedencia.
Si una familia tiene un aborto y después otros dos hijos más, ese hijo abortado será el primero y así debe ser considerado. El primer hijo vivo es el segundo hijo en el orden de llegada, y el segundo hijo vivo es el tercer hijo en el orden de la familia.
No puede considerárseles, como se hace normalmente, como primer hijo y segundo hijo, pasando por alto al primero, que fue el aborto.
La mayoría de las familias no observa esa ley, lo cual trae dificultades al sistema.
La tercera ley, de la Compensación, nos muestra que todos los actos, conscientes o no, deben ser compensados en un sistema.

Un aborto deja un vacío en la familia, por todo lo que no se verificó, y esa vida deberá ser reconocida y honrada.
Por no observar e ir contra las leyes sistémicas de la Vida, un aborto puede traer consecuencias para la salud física y emocional principalmente de la madre, pero también del padre y de los descendientes.
Y ¿cómo podemos solucionar de manera saludable esas cuestiones?
Siempre a través del ensanchamiento de la consciencia y de reintegrar el orden al sistema.
En una constelación sistémica podemos observar que esos hijos abortados se convierten en punto de desequilibrio en la familia mientras no sean contemplados, reconocidos, acogidos y honrados como integrantes del sistema.
Una constelación en que se muestra a un excluido y su dolor, y el acto de volver a incluirlo, se convierte en un proceso emocionante, en el cual se reconcilian padres, hijos, hermanos, ascendientes y descendientes, y el alma de la familia vuelve a vivenciar el Amor saludable y recobra el Orden que se había perdido.
A partir de entonces, la Vida puede volver a fluir con más levedad, armonía, prosperidad, salud y Amor.
¿Quieres conocer más sobre los Órdenes del Amor?



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