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Vivir en una comunidad de propietarios
por WebMaster
Autor Tom Coelho
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Traducción de Teresa
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"El hombre nace libre y por todas partes se encuentra aherrojado."
(Rousseau)
El hombre es un ser social. En el autobús, el pasajero sentado al lado asume aires de enemigo, invadiendo nuestro espacio, privándonos de nuestra propia libertad. En el tránsito, el vehículo que se acerca es un intruso, disputando un mismo espacio. En cambio, en la comunidad de propietarios, ¿quiénes son nuestros vecinos, cómo los calificamos? El ruidoso de la sexta planta, el envidioso de la octava, el dueño del coche importado del ático. ¿De qué valen estos rótulos?
El hombre nace libre, pero por todas partes se encuentra rodeado de personas. De nada sirve encerrarnos cada vez más, dejando de vivenciar con el prójimo las diversas posibilidades de experiencias, actitudes, emociones.
¿Quieres hacer que tu día sea mejor? Saluda con un buenos días al vecino que entra en el ascensor, pregúntale cómo ha pasado la noche al conserje. Descuelga el interfono y en lugar de pedirle al vecino que no haga ruido, invítalo a una visita, a una cerveza, a mirar juntos el partido de fútbol o el capítulo inédito de la novela.
Compartid vuestras vidas, puesto que vuestros mundos son menos distintos de lo que pueda parecer. Vivís bajo un mismo techo, un techo mayor. ¿Cuánto no hay en común entre vosotros? Habéis elegido el mismo barrio, residís en apartamentos o casas que han costado aproximadamente lo mismo, posiblemente tenéis un nivel socioeconómico semejante. Ejercitar la humildad es acción de las más generosas que se pueden tener. Comienza por el vecino de la puerta de enfrente. Aquel mismo a quien tantas veces has arqueado las cejas en un gesto casi mecánico y automático, sólo para saludarlo de forma lacónica. Enseguida podréis haceros cargo de la pista deportiva, juntamente con los críos, desarrollando torneos y gincanas o utilizar el salón de fiestas no sólo para las tradicionales conmemoraciones de aniversarios, sino también para un campeonato de mus o de ajedrez.
Como consecuencia, todas las relaciones se dinamizan. Aquellas discusiones en las reuniones de propietarios se vuelven inocuas, pues el grupo, unido, pasa a estar formado por amigos, con los mismos anhelos y deseos. Se aprueba con más facilidad un proyecto, otro es discutido con mejor adecuación, y se acaba por optar por algo realmente conveniente a todos. La recogida selectiva de basura, sueño de unos y utopía de otros, se convierte en realidad. La instalación de la TV por cable o de Internet de banda ancha deja de ser postergada porque todos pueden sacar provecho juntos. Y aquel espacio infrautilizado en el área social puede albergar una sala de gimnasia, un salón de juegos o un cine en casa. Procediendo así, se hace posible incluso desarrollar acciones asistenciales en el barrio, y a través de ellas, practicar con plenitud la ciudadanía, aparte del sentido comunitario.
* Tom Coelho es educador, conferencista en gestión de personas y negocios, escritor con artículos publicados en 17 países y autor de nueve libros. E-mail:
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