Invierte en el poder de la gentileza
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 09/03/2008 12:47:46
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Prepárate para recoger los beneficios!
¿Qué es ser gentil?
La gentileza es un modo de proceder, una forma de ser, una manera de contemplar el mundo. Ser gentil, por tanto, es un atributo mucho más sofisticado y profundo que ser educado o meramente cumplir normas de etiqueta, porque aunque podamos (y debamos) ser educados, la gentileza se trata de una característica directamente relacionada con carácter, valores y ética; sobre todo, tiene que ver con el deseo de contribuir a un mundo más humano y eficiente para todos. O sea, para convertirse en una persona más gentil, es preciso que cada cual reflexione acerca del modo en como ha venido relacionándose consigo mismo, con las personas y con el mundo.
¿Qué has percibido al ver los números de la Organización Mundial de la Salud?
Percibí, bastante entristecida, cómo nos hemos colocado en una especie de armadilla, cuánto nos hemos dejado sucumbir frente a las ilusiones de la modernidad, cuánto nos hemos perdido de nosotros mismos y olvidado nuestra capacidad de actuar con el corazón y de valorar lo que realmente nos llena, lo que realmente nos hace sentirnos felices y plenos. Los datos son asustadores y delicadísimos, toda vez que la depresión tiende a ser, hasta el 2020, la segunda causa de improductividad en las personas, seguida apenas por las enfermedades cardiovasculares. Además, las disfunciones afectivas, como la ansiedad, la depresión, y el trastorno bipolar aumentan absurdamente, sin contar el síndrome del pánico, el TOC, entre otros nombres que se vuelven cada vez más frecuentes entre las personas. Ante la indignación que estos datos me han causado, he encontrado más motivos todavía para invertir en la gentileza e insistir en el hecho de que tan sólo procediendo de modo coherente con aquello que realmente deseamos de la vida, es como podremos vivir de modo más equilibrado y menos enfermizo.
¿Por qué olvidamos ser gentiles?
La rutina nos ciega, suelo decir. Empujados por ideas equivocadas, que nos presionan para tener siempre más, para cumplir plazos sin respetarnos, para alcanzar metas que, muchas veces, no forman parte de nuestra misión de vida y de aquello en que creemos, nos volvemos más y más insensibles. Y en esta insensibilidad, vamos actuando y relacionándonos con las personas – incluso con aquellas que amamos – de forma menos gentil, más apresurada y más automatizada, sin siquiera darnos cuenta de ello. Por eso, a mi modo de ver, ser gentil no puede depender del otro, no puede ser una moneda de cambio, tiene que ser una elección personal; el comprender que podemos hacer nuestra parte y contribuir, sí, para un mundo mejor. Leonardo Boff tiene una frase maravillosa que resume bien lo que quiero decir: “No serán nuestros gritos lo que marque la diferencia, sino la fuerza contenida en nuestras más delicadas e íntegras acciones.”
¿Dices en tu libro que ser gentil nada tiene que ver con ser bobo y decir que sí a todos?
Exactamente. Ser gentil nada tiene que ver con ser bobo y hacer lo que todos quieren que hagamos. Muy al contrario: cuanto más gentiles somos con las personas, más gentiles somos también con nuestra verdad, con nuestros valores. Así, difícilmente nos envileceremos en nombre de algo que no está de acuerdo con nuestro corazón. Las personas que dicen “sí” a todos están, en realidad, reforzando una imagen de ‘víctimas de la vida’, alimentando un argumento de ‘pobrecitas’, de extremadamente buenas y víctimas de injusticia. Eso no es ser gentil, antes demuestra cierta dificultad para lidiar con su propia carencia, que la fuerza o el poder contenidos en la gentileza.
Aprender a decir “no”, no siempre es una tarea sencilla. Hemos aprendido desde pequeñitos que debemos corresponder a las expectativas de los que amamos; entonces, cuando crecemos, no sabemos decir “no” sin sentirnos culpables. De ahí a justificar nuestro miedo a decir “no”, va un paso; al fin y al cabo es bastante más fácil traspasar la responsabilidad de nuestras limitaciones a otro.
¿Es posible decir ‘no’ siendo gentil? ¿Cómo?
No sólo es posible, sino que es lo más inteligente. Muchas veces, asociamos la palabra “no” a la ira o a la falta de gentileza, cuando en verdad es solamente una respuesta, tan válida como el “sí”. Siempre que se diga con sinceridad y respeto, sabiendo por qué motivo se está diciendo “no”, la gentileza es absoluta y coherente. El problema es que ya lo decimos con culpa y, para no demostrarlo, alteramos el tono de voz, intentamos justificarnos acusando al otro o inventando pequeñas mentiras que convierten en pesada y tensa la relación. Basta ser honrados, permitirnos respetar nuestros propios límites, aprender a concedernos el derecho a decir “no”. Además, vale preguntarse: ¿no será que es tan difícil decir “no” porque, en realidad, no eres capaz de escuchar el “no” del otro? ¿Será que esa dificultad para negar algo al otro no está a servicio de poder exigirle siempre el “sí”? En fin, echa mano de un tono de voz comprensivo y afectuoso, y tu “no” será mucho más humano y aceptable que ese que solemos decir gritando, acompañado de gestos agresivos.
¿Qué beneficios nos aporta la gentileza?
Ser gentil es extremadamente beneficioso cuando se comprende que la gentileza abre puertas, cambia el rumbo de los conflictos, facilita negociaciones, transforma humores, mejora las relaciones, en fin, propicia innumerables ventajas, tanto en la vida de quien es gentil, como en la de quien se permite recibir gentilezas.
En el ambiente de trabajo, por ejemplo, es un hecho que las empresas vienen prefiriendo, cada vez más, a profesionales dispuestos a solucionar problemas y favorecer las conciliaciones. A fin de cuentas, la competencia técnica se ofrece en las universidades de todo el país, pero las habilidades humanas como la gentileza son características escasas y muy apreciadas en el mundo actual.¿Cómo interfiere la gentileza en nuestro día-a-día? ¿En las relaciones de trabajo, en el amor, en la familia?
Tal como he dicho anteriormente, la gentileza facilita todas las relaciones. En el libro, cuento la conmovedora historia de vida del Profeta Gentileza, que vivió en la ciudad de Río de Janeiro predicando la paz entre las gentes. Él tenía una frase que ilustra muy bien lo que llamo “poder” de la gentileza: GENTILEZA genera GENTILEZA. Del mismo modo, lo contrario también es verdadero. O sea, groserías generan groserías y sabemos que a nadie le gusta ser tratado de forma grosera. En mi charla (con el mismo título del libro), abordo los males que la falta de gentileza causa a nuestra salud física, emocional y mental. Para tener una pequeña idea de cuánto la gentileza interfiere en nuestro día-a-día, basta notar: las personas intolerantes, pendencieras y poco o nada gentiles generalmente padecen jaquecas, gastritis, ansiedad, cansancio, falta de creatividad, entre otras limitaciones. Siendo así, lo más inteligente que podemos hacer es tratar de practicar la gentileza lo máximo posible. Y eso es una elección, ante todo.
¿Cómo nació la idea del tema para escribir el libro?
Yo ya trataba, desde hacía algún tiempo, el tema “Inteligencia Afectiva”, que tiene mucho que ver con esa capacidad de relacionarse armoniosamente con las gentes, siempre procurando comprender mejor cómo comunicarse, de qué forma ser claro sin tener que sobrepasar los límites de la buena convivencia. Siempre he buscado, incluso, poner de manifiesto cuánto tiene que ver la afectividad con el desarrollo de la inteligencia humana y de qué forma eso contribuye a nuestra realización personal, profesional y amorosa. Cierto día, pensando en cómo abordar este tema de una forma todavía más fácil, me vino una percepción muy clara: cuánto hemos desaprendido el acoger al otro, el tener paciencia, el comprender que cada cual tiene sus dificultades, pero que todos nosotros deseamos apenas ser felices… ¡y la palabra GENTILEZA me vino al momento! Empecé a investigar sobre el tema y he ido encontrando datos sorprendentes, lo cual me enganchó cada vez más. Salí de vacaciones durante unos días, como siempre hago cuando voy a escribir, y el resultado ha sido este – el libro O PODER DA GENTILEZA (EL PODER DE LA GENTILEZA).
En tu libro ¿das recomendaciones prácticas de cómo ejercitar la gentileza en el día-a-día?
Sí, ciertamente. He procurado transformar este trabajo en algo muy práctico. Quiero reproducir aquí 10 recomendaciones para facilitar la práctica de la gentileza. Creo que si conseguimos incorporar por lo menos algunas de estas acciones, nuestra vida ya se tornará bastante más leve y placentera.
1. Intenta ponerte en el lugar del otro. Eso te ayuda a comprender mejor a la gente, su modo de pensar y actuar.
2. Aprende a escuchar. Oír es muy importante para solucionar cualquier desavenencia o problema.
3. Practica el arte de la paciencia. Evita juicios y acciones precipitadas.
4. Pide disculpas. Esto puede prevenir la violencia y salvar relaciones.
5. Piensa en positivo. Procura valorar lo que tiene de bueno el otro y la situación, y percibe que esta costumbre puede promover verdaderos milagros.
6. Respeta a las personas cuando piensen y actúen de modo diferente a ti. Las diferencias son una verdadera riqueza para todos.
7. Sé solidario y compañero. Demuestra interés por el otro, por sus sentimientos y por su realidad de vida.
8. Analiza la situación. Alcanzar soluciones pacíficas depende de que se descubra la raíz del problema.
9. Haz justicia. Esfuérzate en comprender las diferencias y no en ganar, como si las eventuales desavenencias fuesen juegos o guerras.
10. Modifica tu manera de ver los conflictos. La gentileza nos demuestra que el conflicto puede tener resultados positivos y además volver la convivencia más íntima y confiable.
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