Método de Reencarnación – Parte 3
por Acid em STUM WORLDAtualizado em 06/07/2007 14:27:31
Traducción de Teresa - [email protected]
Hemos visto anteriormente que el espíritu que va a reencarnarse (cuyo nombre en el romance de Emmanuel es Segismundo) ha sufrido una reducción del periespíritu para que éste pudiese llegar a ser el molde espiritual en el proceso de construcción del cuerpo físico. Ahora veremos en el libro el momento exacto de la conexión espiritual:
Alejandro se calló y noté que toda la estancia se llenaba de luz. Percibí que, de todos nosotros, los desencarnados reunidos allí, partían rayos luminosos que se derramaban sobre Raquel, quien lloraba emocionada. Pero el fenómeno no se detuvo ahí. Fue entonces cuando la he visto estrechar la forma infantil de Segismundo contra su corazón, con tanta fuerza y tanto amor, que más parecía una sacerdotisa de la Divinidad Suprema. Segismundo se ligó a ella como la flor se une al tallo. Entonces comprendí que, a partir de aquel momento, ya era alma de su alma aquel que sería carne de su carne.
FECUNDACIÓN
Notando que la forma de Segismundo se había ligado a ella mediante maravilloso proceso de unión magnética, acompañé, de cerca, el trabajo de auxilio en la ligazón definitiva de Segismundo con la materia física. Señalando el aparato reproductor de Raquel y proyectando sobre él su luz, Alejandro me previno acerca de la grandeza del momento, acentuando con respeto:
-Aquí tenemos el templo sagrado de la maternidad humana. Ante su altar, al cual todos debemos las oportunidades de encarnación, debemos colaborar en la tarea de amor, guardando la conciencia vuelta hacia Dios.
Me incliné sobre el cuerpo de Raquel, con un sentimiento de veneración que nunca había sentido, hasta entonces.
Ayudado por los recursos magnéticos de Alejandro, pasé a observar los detalles del fenómeno de la fecundación.
Por las vías naturales iban los espermatozoides, en busca del óvulo, como si estuviesen previamente preparados para una prueba eliminatoria, a una velocidad de, más o menos, 3 mm por minuto. Sorprendido, observé que eran millones de ellos los que seguían, en masa, hacia delante, en impulso instintivo, en la sagrada competición.
Noté que Alejandro, siendo el trabajador más elevado allí presente, comandaba los importantes servicios de la primera conexión. Según lo que pude entender, él podía ver las características cromosómicas de todos los espermatozoides en movimiento, después de haber examinado atentamente el óvulo materno, y hacía el trabajo previo de determinación del sexo del cuerpo que iba a formarse.
Tras acompañar, completamente ensimismado, la marcha de los espermatozoides, identificó al más apto, fijando en él su energía magnética, dando la idea de que ayudaba para que él se librase de los otros competidores y fuese el primero a penetrar el óvulo. El espermatozoide enfocado por él adquirió más energía que los otros y avanzó, rápidamente, en dirección a su destino. El óvulo, que comparado con el minúsculo espermatozoide, parecía un pequeño mundo redondo, lleno de azúcar, almidón y proteínas, aguardando el rayo de la vida, sufrió la ruptura de la membrana, como un pequeño barco que fuese bombardeado, y se endureció, de manera especial, cerrando los minúsculos poros, como si quisiese aislarse en sí mismo, para recibir, cara a cara, al inesperado visitante, e impidiendo la invasión de cualquier otro de los competidores, que habían perdido el primer lugar en la gran prueba. Siempre bajo la acción energética de Alejandro, el espermatozoide vencedor siguió adelante, tras atravesar la periferia del óvulo, tardando poco más de cuatro minutos en alcanzar su núcleo. Las dos semillas, masculina y femenina, se fundieron en una sola, convirtiéndose en suave foco de luz. Alejandro, absolutamente concentrado en el trabajo, tocó la pequeña forma con la mano, comandando el proceso de división de la cromatina, cuyas particularidades yo todavía no podía entender, como si fuese un cirujano seguro de sí en su técnica. En seguida, el instructor encajó la forma infantil de Segismundo, interpenetrado en el periespíritu de Raquel, en aquella minúscula bola de luz, llena de vida, y noté que la vida comenzaba a existir.
Habían pasado 15 minutos desde que el espermatozoide penetró el óvulo. Alejandro añade:
El cuerpo de la madre proporcionará todo el alimento para la estructuración física del feto, mientras que la forma periespiritual de Segismundo funcionará como modelo, dando forma a su futuro cuerpo. Recuerda que los organismos más perfectos de la Tierra se originan, inicialmente, de una ameba. Ahora bien, recomienzo quiere decir "recapitulación" o "vuelta al comienzo". Por eso mismo, en su desarrollo embrionario, el futuro cuerpo de un ser humano no puede ser diferente del proceso de formación del reptil o del pájaro. Lo que marca la diferencia en la forma es tan sólo el grado evolutivo, contenido en el molde del periespíritu del ser que se reencarna. Así, al regresar a la materia física, como ocurre con Segismundo, es preciso recapitular todas las experiencias vividas en el largo proceso de perfeccionamiento, aunque en tan sólo algunos días u horas, repitiendo, rápidamente, todas las etapas vencidas y las lecciones adquiridas; deteniéndose en el punto desde donde se ha de proseguir en el aprendizaje. Luego después de la ameba microscópica, surgirán, en el feto de Segismundo, las características acuáticas de nuestra evolución y, sucesivamente, todos los períodos de transición o progreso que la criatura ya ha salvado en la jornada continua hasta la fase en que nos encontramos ahora, como seres humanos.
Notando que Alejandro no tardaría mucho, me aproximé del feto una vez más. El óvulo fecundado estaba lleno de vida, caminando hacia la vesícula germinal.
DIVISIÓN CELULAR Y ABORTOS ESPONTÁNEOS
Al día siguiente, continuaron los trabajos (ya estamos entrando en el Cap. XIV del libro)
Noté, con interés, el intenso movimiento celular en el desarrollo de la estructura del nuevo cuerpo en formación y percibí el cuidado con que los espíritus presentes trabajaban para que el disco embrionario fuese formado con la precisión necesaria. Comprendí que el proceso de división celular y la adaptación de las células divididas, al molde del periespíritu reducido, eran totalmente mecánicos, obedeciendo a disposiciones naturales del mundo físico, pero todo el conjunto microscópico recibía la ayuda magnética de las entidades en servicio, dándome la impresión de que toda la estructura básica estaba preparada para sostener la tarea inicial del futuro aparato.
Deseando explicar la razón de tanto cuidado, Apuleyo (uno de los trabajadores), observó:
-Tenemos grandes responsabilidades en el trabajo de construcción del mecanismo fetal. Debemos eliminar los obstáculos y ayudar a las estructuras unicelulares del embrión, en el útero de la madre, para que la reencarnación, muchas veces proyectada con grandes dificultades, no se malogre, ya en su comienzo, por falta de colaboración de nuestro plano, donde se asumen los compromisos.
Escuchaba lo que él decía, con mucha atención, a fin de aprovechar todo el conocimiento de que disponía.
-Por ello - continuó él - raramente el aborto sucede como consecuencia de factores espirituales. Generalmente ocurre en virtud de recular inesperadamente los padres encarnados, frente a los sagrados compromisos asumidos, o de los excesos de liviandad e inconsciencia criminal de las madres menos preparadas para la responsabilidad y la comprensión de la maternidad. No obstante, aun en los casos de madres menos preparadas, hacemos todo cuanto está a nuestro alcance para evitar la fuga al proyecto, cuando esa fuga se da por mero capricho. Pero está claro que nuestra interferencia junto a los encarnados, temporalmente olvidados del deber a cumplir, tiene también sus límites. Si los interesados, huyendo a los compromisos espirituales, se empeñan en actuar contra nosotros, somos obligados a dejarlos entregados a su propia suerte. Por ello, existen muchas parejas encarnadas completamente sin hijos, visto que han anulado las propias capacidades de reproducción. Cuando no actúan así en el presente, procurando la satisfacción egoísta, lo han hecho en el pasado, determinando anomalías en la propia organización psíquica. En este último caso, pasan por tristes períodos de soledad y carencia afectiva, hasta que recuperen, con dignidad, el respeto que todos debemos a las leyes divinas.
Estaba impresionado con ciertos detalles del trabajo hecho la noche anterior. ¿Cómo habían conseguido localizar la ligazón inicial de Segismundo con el futuro cuerpo, dentro de los órganos reproductores de Raquel? ¿Y la cuestión del espermatozoide más apto? Espíritus como Alejandro ¿actuaban de la misma forma en todos los procesos de elección para la fecundación?
Apuleyo me oyó con bondad, e informó:
-Pasividad no significa falta de colaboración. Raquel ha aceptado la maternidad con decisión y resignación. Ella recibió a Segismundo en su periespíritu y, sirviéndose de los poderes naturales de su mente, ha alojado el molde vivo periespiritual del futuro hijo dentro del útero, con la misma espontaneidad de otros procesos fisiológicos, comandados por la actividad mecánica subconsciente, cuyo automatismo representa una conquista a través de experiencias milenarias del espíritu reencarnado. Para los seres femeninos, es tan fácil ambientar las fuerzas reproductoras, como natural es para los masculinos el mantenimiento de la actitud paternal y protectora, mientras dura la condición de paternidad.
Sería muy complicado explicar a los encarnados el fenómeno de la adaptación de las fuerzas reproductoras en el útero materno, en los procesos de reencarnación. Mientras tanto, la tendencia de la mayoría de ellos es a materializar todo lo que explicamos. Será preciso esperar más tiempo para poder darles ciertas informaciones que, por ahora, serían completamente incomprensibles.
En cuanto a tus observaciones acerca del trabajo de Alejandro en la elección del espermatozoide, es preciso enfatizar que no siempre contamos con ese tipo de recursos, que dependen directamente del merecimiento de los interesados. No obstante, aun cuando no haya trabajo magnético directo de nuestro plano, eso también ocurre, toda vez que la ley de atracción continúa funcionando. Si el espermatozoide está cargado de fuerza positiva, el óvulo está impregnado de fuerza negativa. Y si ese óvulo está imantado de energías desequilibradas, naturalmente habrá de atraer hacia sí al espermatozoide que más se aproxime a su propia esencia. Con eso, Andrés, el espermatozoide que alcanza al óvulo en primer lugar no es el más adecuado en sentido de superioridad, sino en sentido de sintonía, en todos los casos de fecundación para el mundo físico. Esta es la ley por la cual los genetistas de la Tierra se ven, muchas veces, sorprendidos en sus observaciones, frente a las modificaciones inesperadas que surgen en las más diferentes estructuras, dentro de la misma especie. Las células poseen también su individualismo energético, relativamente independiente, en el campo de las manifestaciones vitales.
Si la mujer puede ejercer influencia decisiva en la elección del compañero, también el óvulo, la mayoría de las veces, puede ejercer su atracción para elegir al espermatozoide que lo fecundará. Claro que estamos hablando tan sólo en términos físicos, sin tocar los problemas espirituales de las tareas, misiones o pruebas necesarias.
He notado que los trabajos de los técnicos espirituales eran, en todo, muy parecidos a los servicios que he visto en la sesión de materialización de desencarnados. Se utilizaban recursos del interesado, de amigos, del futuro padre, tal como, en la sesión de materialización, se habían empleado recursos del orientador espiritual y de la médium. La semejanza era muy grande, con la única diferencia de que, en la materialización, llevaba algunas horas obtener una aparición incompleta y transitoria, mientras que allí serían necesarios nueve meses para una reencarnación completa, en carácter más o menos largo y definitivo. Con el paso de los días, el nuevo cuerpo de Segismundo se formaba, célula por célula, dentro de una programación sencilla e inteligente. Cuando el embrión cumplió 20 días, Apuleyo parecía muy satisfecho. Me dijo que el trabajo básico estaba terminado. Algunos colaboradores ya podrían incluso retirarse. Para continuar el trabajo, bastarían dos de ellos, al lado de Herculano.
Aquí doy por terminado el artículo acerca de la reencarnación bajo el punto de vista espírita, que puede aportar datos para que tú, espiritualista, puedas tener tu propia visión crítica sobre el aborto. Recordando que el Espiritismo asume una postura contraria a la institución del aborto. Cuando Kardec preguntó a los espíritus (en el Libro de los Espíritus, cuestión 358) ellos contestaron:
"La madre, o cualquier otro, cometerá siempre un crimen al quitar la vida de una criatura antes del nacimiento, porque eso es impedir a un alma de pasar por las pruebas de que el cuerpo debe ser el instrumento."
Emmanuel (en el libro Vida y Sexo), examinando los diversos tipos de crímenes perpetrados por la persona, afirma:
"Todavía un crimen existe, más doloroso, por el derroche de crueldad con que es practicado, en el silencio del santuario doméstico, o en el regazo de la Naturaleza. Crimen horrendo, porque la víctima no tiene voz para suplicar piedad ni brazos robustos con que confiarse a los movimientos de reacción. Nos referimos al aborto delictuoso, en el cual padres inconscientes determinan la muerte de los propios hijos, asfixiándoles la existencia antes de que puedan sonreír a la bendición de la luz."
No obstante, existe una excepción, que se da cuando el médico sentencia que el nacimiento de la criatura pone en peligro la vida de la madre. Esa forma de aborto, denominado terapéutico, recibe el aval de los Espíritus Superiores, según el Libro de los Espíritus, cuestión 359: "Es preferible sacrificar al ser que no existe a sacrificar lo que existe."