Reprograma Tu Vida III
por Saul Brandalise Jr. em STUM WORLDAtualizado em 26/10/2007 13:52:37
Traducción de [email protected]
Muchas personas, debido a la manera como han sido educadas, no consiguen asimilar la importancia de su verdadero nombre en el contexto de sus vidas.
Para éstas todo comienza y termina en una única vida. Equivocación. Repito lo que siempre escribo: Hemos de cumplir todo el Zodíaco, en cada signo aprendemos alguna cosa.
Nuestro nombre, en cada vida, es nuestra identidad cósmica.
No conozco a ninguna persona verdaderamente feliz que no sea llamada por uno de sus nombres de registro de nacimiento.
Los apodos proliferan. Los nombres artísticos son composiciones falsas que acaban interfiriendo directamente en el desempeño de la persona.
Cuando la conocí ella se presentó como Flavia. He podido percibir a lo largo de nuestra relación que se trataba de una persona de débil personalidad, fácilmente influenciable por el medio. No comprendía la razón y tampoco conseguía descifrar el enigma.
No tardaba mucho en posicionarse como víctima y querer que todas las personas tuviesen “pena” de ella. Yo no conseguía comprender lo que pasaba, hasta el día en que ella pidió ayuda y comenzamos un tratamiento de reprogramación de su vida.
Estudiamos la energía de sus chakras, qué causas habían efectivamente contribuido para que se desalineasen y ese día descubrí que su verdadero nombre es María Clara.
Pero bueno, ¿cómo puede una persona negar su existencia y ser verdaderamente feliz en una vida?
Gloria, por otra parte, tampoco adoptaba su verdadero nombre que es María de la Gloria. ¿Era feliz? No, ciertamente. Ahora, después de su venida a Florianópolis y de que hayamos reprogramado su vida, es otra persona. En su último e-mail afirma: Ah, soy totalmente María de la Gloria...
Nuestro nombre, tal como nuestra firma, es el comienzo de todo. En el Universo existe una cadena que es nuestro “ADN” en esencia y no podemos ignorar la gran conexión que existe dentro del complejo del cual formamos parte.
Somos esencia.
Tenemos identidad.
Somos Únicos.
Tenemos un plan de evolución a cumplir.
Nuestra identidad, en cada vida, comienza por el nombre que adoptamos. Éste tiene todo que ver con el proyecto que determinamos para nosotros en una encarnación.
Las dificultades que experimentamos, nosotros mismos las hemos elegido en otro plano, en nuestra verdadera casa. Aquí estamos de paso. Mal comparando, sería como un banco de escuela...
Por tanto, para programar nuestra vida es fundamental que tomemos posición sobre cómo decidimos “LLAMARNOS” en esta etapa que estamos viviendo. Nuestro nombre nos despierta. Sirve incluso como cromoterapia el A COR DAR... Siempre que oímos la palabra mágica, nuestro verdadero nombre, nuestras neuronas se ponen en estado de alerta.
Hace ya tiempo, hice un ejercicio tras algunas horas de preparación mental, que nada más era que llamar mi nombre con los ojos cerrados. Cuando empecé, pude percibir que estaba lejos y a medida que me iba llamando, gritando incluso mi nombre, he ido aproximándome a mí mismo. Puede parecer una tontería, pero así ha funcionado conmigo.
Al principio parecía una entidad perdida que percibía ser llamada, pero no tenía para dónde ir.
He gritado mucho hasta que me sentí entrar en mí mismo y puedo afirmarles que mi encuentro conmigo ha sido una de las cosas más fantásticas que he vivenciado.
Nada se compara a nuestro encuentro con nosotros mismos. Los valores cambian. La vida es otra y los resultados en términos de felicidad, son indescriptibles. Empezamos efectivamente a vivir la felicidad absoluta.
Por tanto, uno de los puntos importantes para mi fase actual de vida, ha sido el encuentro que he experimentado de mi YO conmigo mismo.
No hay dinero en el mundo que me haga retornar a mi pasado. De él, de mi pasado, extraigo solamente dos tipos de ejemplos: los que no deben ser repetidos y los que necesito aplicar diariamente.
Cuida de tu nombre. Es el bien más precioso de que disponemos en una vida. Si las cosas no van bien, analiza cómo te llaman los demás... Puede que estén comunicándose con otra persona.
Nadie es Zé, Mané, Ju o Cida.
Sé que nos veremos.
Beso en el alma.
