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Felicidad

por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLD
Atualizado em 26/12/2007 17:13:37


Traducción de Teresa - [email protected]

Todo aquel que comienza su jornada en el auto-conocimiento debe estar preparado para los desafíos que encontrará por delante. El principal de ellos se da cuando sus opciones, decisiones y opiniones empiezan a estar enfrentadas con las del resto del mundo. De modo general, surgen conflictos con las personas más cercanas, como la familia y los amigos, que no consiguen comprender sus actitudes, ahora dictadas por su guía interior.

En esos momentos, pueden surgir dudas en cuanto a esas opciones, y temor a un rechazo por parte de aquellos a los que se contraría. De hecho, muchos podrán alejarse de nosotros, y de otros nos alejaremos voluntariamente, ya que no encontraremos en esa convivencia la misma sintonía de antes, cuando éramos conducidos por nuestro ego frágil y necesitado de aprobación.

El miedo a la desaprobación, por cierto, es uno de los motivos que lleva a muchas personas a proceder conforme a las expectativas que los demás abrigan respecto de ellas, y no en sintonía con su corazón. De ese modo se aseguran atención y se sienten pertenecientes a un grupo, aunque éste no sea capaz de ayudar a colmar su vacío o reducir su miseria interior.

Es necesario coraje para romper con tales patrones de comportamiento y, cuando aparezca la duda, basta recordar que la felicidad debe ser siempre el criterio que guíe nuestras opciones. Si estamos infelices, hemos de tomar decisiones que nos libren de esta infelicidad, aunque estas decisiones contraríen al resto del mundo. No siempre podemos, a un solo tiempo, satisfacer nuestros anhelos y las expectativas que los demás alimentan respecto de nosotros. Mejor dicho, la mayoría de las veces, esta conciliación no es posible.

Por tanto, por más que nos acusen de egoístas o individualistas, lo importante es que tengamos en mente que el amor por uno mismo y la búsqueda de la paz interior debe ser siempre nuestra principal directriz.

Si en algún momento tenemos que elegir entre nuestra propia felicidad y la de otro, debemos hacerlo con total consciencia. Aquellos que eligen siempre el bienestar ajeno en detrimento de sí mismos, pagan un alto precio y tarde o temprano acaban por cobrar a los demás una elección que ha sido únicamente suya.

Percibir, en cada momento de la vida, si estamos verdaderamente felices, exige una conciencia siempre alerta sobre nuestros reales sentimientos. Este es el camino más seguro para que no tengamos duda en cuanto a lo que elegimos.

“Preguntaron a Shibli: ‘¿Quién te ha guiado en el Camino?’
Shibli respondió: ‘Un perro. Un día lo he visto, casi muerto de sed, parado junto al agua. Cada vez que él miraba su reflejo en el agua, se asustaba y reculaba, porque creía tratarse de otro perro.
Finalmente, tamaña era su sed, que abandonó el miedo y se lanzó para dentro del agua; con esto, el reflejo desapareció.
El perro descubrió que el obstáculo – que era él mismo –, la barrera entre él y lo que buscaba, se había desvanecido.
De la misma forma, mi obstáculo se desvaneció cuando he sabido que aquello que yo creía ser yo mismo, era el propio obstáculo. Y mi Camino me ha sido mostrado, primeramente, por el comportamiento de un perro.’

...Este relato del Maestro Shibli es muy bonito... Un hombre que está preparado para aprender, puede aprender de cualquier lugar. Otro que no lo esté, no puede aprender ni siquiera de un Buda. Depende de ti. Un perro puede tornarse un dios, si te encuentras preparado para aprender. Incluso un dios puede no parecer un dios, si no estás preparado.

Al final de todo, depende de ti. Estar preparado para aprender significa estar abierto a todas las posibilidades, sin prejuicios... De otro modo, ¿quién observaría a un perro? Tú ni siquiera te darías por enterado, pasarías por él y perderías la oportunidad que hizo de Shibli un hombre transformado, convertido en un guía.

‘¿Quién te ha guiado en el Camino?’, ha preguntado alguien a Shibli.
Jamás podría pensar que él respondería: ‘Un perro. Un día, yo lo he visto, casi muerto de sed, parado junto al agua.’
Ese es el lugar donde estáis todos vosotros: junto al agua, casi muertos de sed. Pero algo os lo impide, porque vosotros no estáis saltando para dentro. Algo os sujeta. ¿Qué es? Es una especie de miedo. Porque la orilla es conocida, es familiar, y saltar al río es ir en dirección a lo desconocido.

Lo conocido es siempre muerto como una orilla y lo desconocido es siempre fluido, fluido como un río...
El miedo siempre dice: ‘Agárrate a aquello que es familiar, conocido.’ Y entonces el miedo hace que te muevas en círculos, porque solamente un camino circular puede ser familiar. Tú te mueves siempre y siempre por el mismo trazado. Todo es conocido.

Alguien preguntó a Buda: ‘Tú dices que la Verdad no puede ser enseñada. Entonces ¿por qué la enseñas? Y dices que nadie puede forzar a cualquier persona a alcanzar la iluminación, entonces ¿por qué trabajas tanto con las personas?’
Y dicen que Buda respondió: ‘La Verdad no puede ser enseñada, pero la sed, sí. O, por lo menos, tú puedes llegar a ser consciente de tu sed – que está siempre presente, pero tú la reprimes.’ Debido al miedo tú reprimes la sed. Sigues reprimiendo lo que está continuamente allí. Un descontentamiento profundo con todo cuanto está a tu alrededor. Un descontentamiento divino, una sed.

‘El perro descubrió que el obstáculo...’ no estaba fuera, era él mismo... Él mismo era la barrera entre su sed y el agua, su hambre y la saciedad, su descontentamiento y la satisfacción, su búsqueda y la meta, entre lo que buscaba y el encuentro. No había nadie más, excepto su reflejo en el agua.

Y ese es el caso, exactamente, el caso de todos vosotros, con todos. Nadie os lo está impidiendo. Algo como una especie de tu propio reflejo, entre tu destino y tú, entre tú como semilla y tú como flor – no hay nadie más impidiéndolo, creando obstáculo alguno. Por tanto, no continúes cargando la responsabilidad a los otros. Esa es una forma de consolarse. Deja de consolarte, deja de sentir auto-piedad. Mira profundamente en el espejo. Y todos son un espejo a tu alrededor. Mira en lo profundo – descubrirás tu propio reflejo en todas partes.

...Así, sea cual fuere la situación, permanece atento. Y observa sin cualquier prejuicio. Observa sin el pasado, sin un pensamiento por parte tuya. No interpretes. ¡Observa! Si tus ojos están claros, si tu percepción está clara, y observas silenciosamente, todas las situaciones te conducen a lo Divino. ¡Así es como debería ser! Cada situación, cada momento de la vida, conduce a lo Divino.

OSHO – del libro “Antes de que te mueras”.


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elisa
Elisabeth Cavalcante é Taróloga, Astróloga, Consultora de I Ching e Terapeuta Floral.
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